Paysandú, Viernes 09 de Enero de 2015
Opinion | 09 Ene Desde la medianoche del miércoles está rigiendo una rebaja promedial de entre el 2,8% y el 5% en el precio de los combustibles que expende Ancap, en una decisión que se había hecho esperar, de acuerdo con las expectativas de la población y de los agentes económicos, ante el pronunciado descenso en la cotización del petróleo en los mercados internacionales.
Es decir, una rebaja de poco más de un peso por litro de nafta representa, para el ciudadano común, muy poco en los bolsillos y llenar el tanque de combustible de un vehículo al nuevo precio representa una reducción de poco menos de cincuenta pesos, lo que no entusiasma al automovilista o al transportista, aunque siempre es una buena señal para el consumidor.
Pero principio quieren las cosas --seamos optimistas-- y de acuerdo con lo manifestado a EL TELEGRAFO por el director Juan Gómez, tras una serie de consideraciones sobre el porqué de lo magro de la rebaja, en unos meses, de mantenerse el descenso en los valores internacionales, los uruguayos podríamos tener una rebaja adicional, aunque todavía de porcentaje no estimado.
Por lo pronto, en las últimas horas el Bank of America Merril Lynch dijo que el petróleo de referencia de Estados Unidos (West Texas Intermediate) y el Brent (referencia de Ancap) descenderían a 35 y 40 dólares por barril respectivamente, en el corto plazo, pero debe considerarse que los precios que rigieron hasta las últimas horas --antes de la rebaja-- en el caso de Ancap tenían en cuenta un precio de referencia de un barril a 110 dólares y un dólar a 21,75.
El componente del precio del crudo representa prácticamente un 70 por ciento del valor final de los combustibles en nuestro país, por lo que con un petróleo a menos de la mitad y un dólar que no ha subido más de un 15 por ciento, los precios de los combustibles deberían haber bajado no menos del diez por ciento, para empezar.
Sin dudas, por más ineficiente que sea la refinería y el alto costo de salarios y burocracia de Ancap, es evidente que la rebaja es ínfima y que el consumidor sigue pagando sobreprecios que responden a que estamos ante un monopolio y que el ente puede fijar sus precios sin tener que competir con combustible importado.
Por cierto, teniendo en cuenta el fuerte déficit del organismo debido a inversiones en ALUR y otros gastos, Ancap está estableciendo un colchón de recursos para recomponer su estado financiero y perfilar mejor su situación, como se ha hecho ya en muchas otras ocasiones, en prácticamente todos los gobiernos. No hay nada nuevo bajo el sol, siempre es el consumidor y la economía en general la que enjuga los déficit más tarde o más temprano, como está ocurriendo ahora.
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