Paysandú, Lunes 12 de Enero de 2015

Un destino incierto

Opinion | 10 Ene La presentación de Destino Termas en su fiesta de verano en Punta del Este fue la ocasión propicia para despedidas, desde que culmina en estos meses el período de gobierno departamental, y consecuentemente de balance. Creado en 2011, por las intendencias de Paysandú y de Salto, y por el Ministerio de Turismo y Deporte, Destino Termas está muy cerca de cumplir uno de sus objetivos, el de llegar al medio millón de visitantes por año a la zona.
Algo realmente impresionante, logrado en apenas pocos años, lo que ha colocado al circuito termal como tercer destino turístico del país, con crecimiento sostenido durante todo el año, lo que ningún otro destino puede igualar. Punta del Este depende del verano, donde sí genera enormes ingresos, pero el turismo allí cae abruptamente no solamente llegado marzo, sino mucho antes, pues el grueso del turismo de élite concurre en enero al principal balneario uruguayo.
Que las termas hayan alcanzado ese objetivo es ciertamente un notable logro, que destaca la gestión tanto de las intendencias como de la Secretaría de Estado. No obstante, Paysandú tiene mucho por hacer si quiere dejar de ser el hermano pobre de Salto en lo que a centros termales se refiere. Mientras aquí se levanta la bandera de un hotel 4 estrellas en termas de Almirón, en Arapey hay dos hoteles cinco estrellas y una ocupación del 100%.
Hay mucho por caminar para transformar tanto a Guaviyú como a Almirón en centros termales que atraigan a otro turismo que no sea el económico. El esfuerzo de otros emprendimientos privados en Guaviyú no alcanza, es necesario que la Intendencia Departamental de Paysandú de una vez por todas invierta de verdad en la transformación de esos centros termales. Al menos, aunque sea, para seguir los pasos a los de Salto, que ofrecen muchos más y mejores servicios.
Y lo que tiene que hacer la intendencia sanducera es reinvertir en los centros termales cada peso que en ellos se genere. La caminería interna está en muy mal o pésimo estado. No se puede pensar en servicios de turismo en serio si no se tiene buena caminería y mejor iluminación. Al menos eso. Que no es, por cierto, mucho pedir, más bien todo lo contrario.
En general, también es cierto, los servicios de gastronomía y conexos en ambos centros termales deja mucho que desear. En el caso de Guaviyú la salida es mucho más simple de lo que parece. Si los actuales permisionarios (que no lo son tales pues ni siquiera pagan) se aferran a sus lugares, hay que establecer otro centro comercial, así sea en pleno camping, con otras reglas y al que no puedan acceder quienes hoy apenas si dan un paupérrimo servicio.
Es cierto, es difícil que todo esto se haga en plena despedida. No obstante, sí sería una gran manera de decir adiós, que quizás no sea un adiós, desde que intenciones de continuar en la Administración hay.


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