Deportes | 12 Ene La derrota clásica fue importante para la selección mayor de Paysandú más allá del resultado, teniendo en cuenta que en los papeles visitar a Salto entra en la agenda de los partidos perdibles más allá del deseo del hincha, y teniendo en cuenta además la diferencia existente entre el fútbol salteño y el sanducero en todo nivel en los últimos años.
Al punto que mientras en Salto se abría un manto de dudas en cuanto al rendimiento del equipo, renovado con respecto a la temporada anterior, por estos lados por primera vez en mucho tiempo nadie discutió ni puso en tela de juicio los nombres que integran al plantel de Paysandú. Pero la diferencia fue notoria sobre todo en la primera parte.
Lo fundamental pasa por sacar conclusiones, teniendo en cuenta que el mejor rendimiento seguramente debería verse dentro de un par de partidos. En la calurosa noche del sábado vivida en el Dickinson, el técnico Antonio Cáceres debe haber tomado muchos apuntes, sobre todo de lo vivido en la primera parte, cuando la Blanca fue superada de principio a fin.
Lo que quedó en claro es que Paysandú no hizo pie en el partido, no solo no pudo controlar a su rival sino tampoco encontró su identidad de juego. Y, en ese sentido, la sensación fue que mucho tuvo que ver el planteo táctico y también el puesto de algunos futbolistas, que no se sintieron cómodos no solo en el clásico sino en prácticas y compromisos amistosos.
Por ejemplo, Cairabú había rendido de buena manera por izquierda en la zona de volantes, entendiéndose con Sabaño tanto a la hora de planificar alguna subida como cuando fue tiempo de relevarse en las posiciones, pero el jugador de Independiente se pierde tirado más sobre la mitad de la cancha.
Faltó contención porque Soria tuvo que correrlos a todos, y atrás se sufrió demasiado al tener que redoblar esfuerzos, quedando mal parados en varias ocasiones, sin relevos efectivos, con Ignacio Pérez (que se mandó un golazo) haciendo el esfuerzo en un puesto de lateral que no es el suyo.
Y, sin tener la pelota, sin tener un generador de juego que abriera espacios, era prácticamente imposible llegar a ofender con claridad más allá de algún intento.
Los tres goles de Salto fueron virtud del goleador Jonathan Dos Santos aprovechando, justo es decirlo, tres errores de Paysandú. Y Acosta salvó en varias ocasiones, dejando en claro que la superioridad del dueño de casa fue clara más allá de que en los primeros 20 minutos del complemento, con el ingreso de Medina --que seguramente será titular ante Artigas-- y el cambio táctico del equipo, Paysandú mostró su mejor cara.
Dentro de lo malo del resultado clásico, lo positivo es que las conclusiones que dejó el partido debut pueden permitir un rápido poder de reacción para cambiar las cosas que rompieron los ojos en algunos casos.
Se perdió un partido perdible aunque nadie quiera dejar los tres puntos ante el rival de siempre, pero ya habrá revancha.
Pero se viene Artigas, aparentemente de local teniendo en cuenta que el Matías González está inundado (lo que no servirá deportivamente a la Blanca que sobre el final de la Serie A deberá afrontar dos viajes largos, a Bella Unión y Artigas y definirá de visita la clasificación), y habrá que demostrar que de los golpes también se puede aprender.