Paysandú, Viernes 16 de Enero de 2015
Opinion | 09 Ene Según una reciente encuesta de la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU), por tercer año consecutivo la infraestructura y la educación son para los exportadores --en materia de inversión pública-- las principales restricciones a su crecimiento. El estudio establece que las vías férreas y las carreteras son las que más requieren la atención del Estado, y que el 70 por ciento de los consultados tiene dificultades para contratar personal.
Esta evaluación está en línea con conceptos que hemos vertido desde esta página en más de una oportunidad, en el sentido de que pese al crecimiento logrado en la década, el Uruguay necesita apuntalar este mejor desenvolvimiento con elementos estructurales que permitan dar sustentabilidad y mejorar la calidad de los puestos laborales en promedio. Esto conlleva nuevos desafíos desde el punto de vista de la calidad de la educación y la capacitación, pero a la vez promoviendo oportunidades a tono.
En el caso de un país que --como Uruguay-- necesita acompañar el crecimiento con desarrollo, este es un desafío impostergable, que no es cosa de un período de gobierno ni de dos, que se traduce en poner el conocimiento al alcance de las nuevas generaciones para contar con un instrumento fundamental en apoyo al desarrollo y la mejora de la calidad de vida de la población.
En el caso de los exportadores, pero también de la industria y las actividades empresariales en general, la evolución siguiente pasa por la incorporación de valor agregado, que es un aspecto decisivo en el caso de las pequeñas economías como la uruguaya, que necesita establecer un valor diferencial más allá de su perfil de exportador de “commodities” y a la vez captar inversiones de empresas que necesitan técnicos y mano de obra capacitada como condición indispensable para instalarse y eventualmente reinvertir.
A las ventajas naturales que tiene notoriamente Uruguay para estas producciones primarias, debe agregarse el capital humano indispensable para potenciar atractivos y recibir inversión. Ello conlleva incorporar condiciones indispensables para estar a tono con este desafío, que implica por ejemplo, encarar de una buena vez una reforma de la educación en todos sus niveles, en un marco de modernización y universalización que entre otros aspectos evite seguir cayendo en calidad.
Así, la capacitación y el valor diferencial de la calidad requieren por ejemplo contar con una enseñanza técnica y universitaria a tono con los tiempos, libre de prejuicios ideológicos como el intento de mantener la omnipresencia y exclusividad del Estado en áreas en las que es posible y sobre todo necesario contar con el aporte privado, incluyendo la participación de empresas para invertir en la formación del capital humano que se requiere, teniendo en cuenta que son las demandantes de mano de obra y especialmente de personal calificado.
El informe de los exportadores a que hacemos referencia concluye que “no se han resuelto las necesidades del exportador para seguir creciendo, en un contexto que está tornándose más complicado”.
“La señal de alerta está prendida hace años y los cuellos de botella sumados al encarecimiento del país, ya están generando una caída de exportaciones para buena parte de las empresas”.
Lamentablemente, en todos estos años, con muy contadas excepciones, nuestro país se ha mantenido aferrado a los viejos moldes y al mismo tiempo perdiendo sistemáticamente calidad, lo que además va de la mano con la pérdida de valores en nuestra sociedad.
Resulta imprescindible consolidar un pilar básico para el desarrollo, como el contar con un buen nivel de educación superior, capital de riesgo disponible y ciudadanos emprendedores, pero con el sostén y el elemento catalizador que constituye una educación terciaria que fomente la combinación del conocimiento teórico con su aplicación práctica, lo que en gran medida no se da en nuestro país, al contar con una educación de perfil humanista y teórico en lo que respecta a la educación secundaria, cuando además por muchos años se tuvo a la enseñanza técnica en segundo orden en la educación.
Paralelamente, otro elemento indispensable para potenciar el esquema pasa por promover desde el Estado instrumentos que promuevan la creación de fondos de riesgo, públicos y privados, que generan las condiciones para el desarrollo de emprendimientos de pequeña envergadura en principio, pero con buenas perspectivas de crecimiento.
Debe tenerse presente además que el sector privado es por esencia el motor del desarrollo y la inversión, pero resulta impensable que pueda embarcarse por sí solo en estos riesgos si a la vez no se cuenta con instrumentos como mayores incentivos fiscales para las inversiones en conocimiento y emprendimientos que sustenten el desarrollo, además de una legislación más eficaz para proteger la propiedad intelectual y para estimular al máximo la participación de profesionales y emprendedores que se vuelquen a este tipo de emprendimientos.
Pero paralelamente es necesario el apoyo al esquema productivo mediante obras de infraestructura que han resultado insuficientes pese a contarse con recursos adicionales por la bonanza de que ha gozado el país en la última década, y en el esquema logístico tenemos la gran ausencia del ferrocarril, como materia pendiente por excelencia, pese a que en su momento y a poco de asumir, el presidente José Mujica dijo que en poco tiempo iban a estar circulando trenes de carga a 60 kilómetros por hora por las vías uruguayas.
Bueno, a esta altura, naturalmente todo ha quedado para la siguiente administración, porque los trenes no circulan a 60, a 40 ni a 10 kilómetros por hora. Es que simplemente no existen y hay otras carencias en infraestructura que resultan evidentes, aunque debe señalarse que estamos en mejor situación que en la década anterior, y que el nuevo gobierno ha manifestado su intención de potenciar instrumentos como la ley de participación público privada para financiar y desarrollar obras de infraestructura.
Es decir que estamos ante un aspecto tan importante como la capacitación a que hacemos referencia, y en ambos casos se requiere decisión, compromiso y acción para llevarla adelante, en una cruzada de mediano y largo plazo y que requiere acuerdos y políticas de Estado, por encima de coyunturas.
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