Paysandú, Viernes 16 de Enero de 2015
Opinion | 16 Ene La reciente cumbre entre representantes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y China, celebrada en Pekín, pone en sus justos términos, en lo que respecta a la representación, la importancia del país asiático en el contexto mundial y en lo que respecta a la región latinoamericana, por cuanto se trata de una asociación de países en negociación con uno solo, aunque sea nada menos que el gigante asiático, y ello da la pauta del crecimiento de la influencia china a nivel mundial.
Y mucho más respecto a América Latina, por supuesto, cuando el subcontinente es uno de los mayores socios comerciales de Pekín y lo que ha surgido de estos contactos afectará en mayor o menor medida su futuro próximo y mediato, por cuanto hay millonarias inversiones posibles de por medio, y este aspecto es vital para una región que se vio favorecida en la última década, pero que sigue presentando serias carencias para sustentar el crecimiento del período.
En este foro estuvo presente el ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Luis Almagro, quien precisamente evaluó respecto a este encuentro que se trata de una “clara demostración de un mundo multipolar que se abre paso”. En este sentido el gobierno de China manifestó su interés en que el foro ministerial entre China y la Celac --que engloba a todas las naciones de América salvo Estados Unidos y Canadá-- sirva para dar forma a los compromisos de cooperación económica y financiera que Pekín ha dado a la región en el año 2014 en el marco de los acuerdos alcanzados por el presidente Xi Jemping en su gira latinoamericana de mediados del año pasado.
En esa oportunidad China planteó un paquete de medidas de apoyo financiero y de cooperación con Latinoamérica, suscribiendo acuerdos valorados en más de 70.000 millones de dólares, que a través de esta reciente cumbre se espera ayudar a concretar.
Debe tenerse presente que durante los primeros once meses de 2014, el intercambio comercial entre China y América Latina superó los 140.000 millones de dólares, lo que representa un aumento interanual del 1,5 por ciento, a lo que se agrega una inversión china de 9.000 millones de dólares en la primera mitad de 2014.
Asimismo, según anunció el presidente chino, todos los países miembros de la Celac, incluidos los doce que no mantienen relaciones diplomáticas con Pekín, podrán acceder al fondo de recursos anunciado durante la gira del presidente Xi por América Latina, apuntando fundamentalmente a proyectos de infraestructura y tecnología en Latinoamérica y una línea de crédito para el Caribe por un conjunto de unos 30.000 millones de dólares.
Las cifras manejadas impactan, aún a la escala de un gigante como China, sobre todo por su proyección sobre una región del mundo que en la relación comercial con China se sustenta sobre la venta de materias primas fundamentalmente y la compra de productos terminados.
Pero ahora, con los precios de las materias primas en caída, América Latina procura potenciar el mercado chino como destino, y en este contexto el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha encomendado ya dos estudios sobre las oportunidades que se abren para empresas latinoamericanas en el mercado del gigante asiático, por encima de la colocación de materias primas sin procesar.
El punto es que del intercambio comercial entre la región y China, las dos terceras partes corresponden a productos que nos vende Pekín y solo un tercio a exportaciones de América Latina. Las ventas de la región se centran fundamentalmente en productos minerales y agropecuarios, y hasta ahora apenas cerca de un centenar de empresas, en su mayoría brasileñas, han invertido directamente en China, sobre todo en alimentos, minería y bebidas, y a su vez los países centroamericanos han tratado en la última década de penetrar los mercados asiáticos con su café, intentando desalojar el tradicional té.
Es decir, la ya tradicional alianza comercial con China vendiendo manufacturas y América Latina proporcionando materias primas y recursos energéticos es un modelo que es cuestionado en esta parte del mundo –los chinos en cambio se sienten cómodos, porque aportan su trabajo, el valor agregado y la tecnología, que se cotizan muy bien-- porque evidentemente los asiáticos se llevan la parte del león. A la vez, las inversiones que se canalizan hacia esta parte del mundo tienen como común denominador el sentido de un retorno y para potenciar esta corriente, al fin de cuentas, con algunas excepciones que confirman la regla.
Es cierto, hay una voluntad manifiesta en la cumbre a la que hicimos mención, que apunta a buscar una relación en bloque de la región con China, que en la última década se ha transformado en el segundo comprador de América Latina y uno de los principales inversionistas, además de uno de los mayores prestamistas.
Sí es positivo que Pekín se esté transformando en uno de los grandes financiadores de proyectos de infraestructura, como es el caso de un nuevo canal interoceánico en América Central, más precisamente para unir el Caribe con el oceáno Pacífico, por una inversión de 500.000 millones de dólares. Pero este proyecto es muy específico y no se proyecta directamente sobre América del Sur, sino a favor de apuntar el intercambio comercial mundial.
Hacia el sur, las carencias en infraestructura son enormes, porque faltan carreteras, ferrocarril, puertos y otros instrumentos logísticos, para empezar, y los recursos chinos serían una especie de tabla de salvación para potenciar la región, para mejorar la competitividad y en definitiva, para sacar las riquezas hacia el mundo, uno de cuyos destinos preferenciales es China, precisamente.
Pero ojo, no se trata de seguir en la onda de la venta de materia prima eternamente para generar trabajo en el exterior y comprar productos terminados a mayor precio, sino de promover fuentes de trabajo para procesar al máximo posible la riqueza dentro de fronteras, maximizar ventajas comparativas e incorporar tecnología para lograr un proceso de desarrollo que hasta ahora, en el mejor de los casos, se ha dado solo de acuerdo a la coyuntura.
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