Paysandú, Domingo 18 de Enero de 2015
Opinion | 11 Ene Según datos difundidos por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Punta del Este tiene niveles por encima del 63% de actividad, 4,3% de desempleo y más del 65% de los trabajadores presenta altos niveles educativos. Así planteado, parece una ciudad del denominado “primer mundo”.
Según el censo del Instituto Nacional de Estadísticas de 2011, tiene una población permanente de 12.423 habitantes; sin embargo, puede alcanzar casi al medio millón en plena temporada turística.
La “niña mimada” de las promociones, donde la flor y nata del empresariado internacional radica algunas de sus inversiones, cuna del estilo y el glamour para vacacionar y joya turística para las autoridades de cualquier gobierno, tiene ocho funcionarios repartidos en cuatro turnos de a dos para realizar controles con un único espirómetro en la zona céntrica o peninsular de la ciudad.
Allí, el 40% de los controles de espirometría arrojaron resultados positivos y de cada cincuenta pruebas que se hacen por noche, doce demuestran la existencia de niveles de alcohol en los conductores. Las cifras son altas en comparación con las pruebas efectuadas a nivel nacional --en rutas y ciudades-- durante la Noche de la Nostalgia. En esa oportunidad, de un total de 7.700 controles, unos 200 dieron positivos, lo que indica un 2,6%.
Esta situación no es nueva ni corresponde a la actual temporada. Desde hace años que los habitantes del balneario se quejan de los ruidos molestos y disturbios, protagonizados por jóvenes en la zona del puerto, quienes se congregan a beber alcohol hasta el amanecer. Y allí, precisamente, no es una zona de boliches bailables.
Las autoridades han reconocido la imposibilidad de adoptar medidas de fondo ante una capacidad limitada de respuesta, por tanto solo pueden “trasladar el problema”, según su alcalde.
Actualmente, la Dirección de Tránsito de la Intendencia de Maldonado no realiza controles de cannabis. Su titular, Víctor Madeiro, reconoció que si existen inconvenientes ante la falta de funcionarios para inspeccionar el nivel de alcohol, el problema se agravaría con la aplicación de los dispositivos que detectan el consumo de marihuana.
Incluso la ciudad sufrió una de las aglomeraciones en el tránsito más importantes de los últimos tiempos a fin de año, cuando los conductores demoraron más de una hora para ir del Faro de la península hasta el monumento a los dedos, según Madeiro. Hasta el momento, Policía Caminera estima que hay un 10% más de circulación vehicular que el verano anterior en igual período.
Y ni pensar en la ocurrencia de un siniestro, como el incendio que tuvo lugar en el edificio Santos Dumont, donde los vecinos y los efectivos policiales debieron cerrar el tránsito. Eso demostró una falta de respuesta en otros servicios, como ambulancias o bomberos, ante una situación de emergencia.
Estos hechos señalan la existencia de un pensamiento acotado que considera innecesario un aumento de su logística en una ciudad que tiene poco más de doce mil habitantes, pero que no tiene en cuenta a la densidad poblacional alcanzada en momentos culminantes, cuando se demuestra la verdadera razón de ser de ese lugar.
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