Deportes | 18 Ene ARTIGAS (por Santiago Balbis, enviado especial). Estaba necesitada y era la realidad: tenía que sumar al menos un punto en Artigas. Pero se despachó con tres, y se metió en la pelea de la Serie A de la Copa Nacional de Selecciones. Dejó todo y la imagen fue Sabaño, que terminó corriendo en una pierna, con claras muestras de dolor. Pero ese 1 a 0 de visitante fue un bálsamo para la selección de Paysandú, que dejó atrás la derrota clásica, ganó y mostró una muy buena cara.
La Blanca jugó como si fuera local en el primer tiempo. Fue un equipo compacto, que no dejó espacios y que por si fuera poco hilvanó cuatro o cinco incidencias de gol que no pudo concretar. La imagen, rompía los ojos, era totalmente diferente a la que dejó en el mismo período de tiempo del clásico disputado ante Salto una semana atrás.
Tuvo, es verdad, un comienzo impreciso, pero duró apenas unos pocos minutos. Claro que en ese inicio sufrió un error de Pérez que terminó con una pésima definición de Moreira, que mandó la pelota al puente de La Concordia, y pocos instantes después el que tuvo una definición para el olvido fue Moreira.
Pero Paysandú hizo pie enseguida. Se afirmó en la cancha, comenzó a mandar en la mitad de la cancha, y poco a poco comenzó a proponer el juego. Tanto es así que Artigas, ese seleccionado que históricamente se caracteriza por jugar bien la pelota, tuvo como prácticamente único método de propuesta el pelotazo largo, cruzado, para intentar saltarse ese sector del terreno.
Poco a poco la Blanca también se dio el gusto de generar fútbol. Alguna que otra combinación por izquierda, con Medina, Cáceres y Sabaño. El de Quebracho estuvo cerca, pero la devolución fue larga después de una excelente jugada personal, y poco después quiso intentar por arriba, aunque se quedó corto.
Artigas intentó reaccionar con un remate de afuera que pasó cerca, y luego apostó a la pelota quieta, pero encontró a un Acosta espectacular, con dos tapadas notables, estirándose cuan largo es para salvar a su valla.
Sobre el final de esa primera etapa López se perdió una ocasión increíble, sin poder aprovechar un grueso error en la salida de la defensa.
La Blanca hacía todo bien, pero le faltaba el toque final. Para el complemento aparecieron los cambios. Primero fue el ingreso de Suárez por Calabuig, sentido, lo que llevó a un cambio posicional de Almirón, que pasó a la zaga.
Artigas, necesitado de dar una imagen diferente como local, intentó cambiar la pisada en el complemento, e intentó jugar en campo rival con otro argumento, tocando, queriendo llegar con pelota dominada al área rival.
Paysandú pasó algún apuro al no tener la pelota luego de una buena atajada del golero local ante un remate de López, pero luego Acosta se mandó otra espectacular atajada como para dejar las cosas como estaban.
Paysandú atinó a reforzar la mitad de la cancha teniendo en cuenta que ahora el dominio del terreno y de la pelota era del local. La idea era poder recuperarla y salir rápido, ahora con Cáceres volcado definitivamente al ataque, donde fue trascendente, aunque Artigas también buscaba cambiar la fórmula con las variantes.
La idea de la Blanca fue dando frutos. Rápidamente comenzó a poner en aprietos con pases profundos y certeros, que fueron aprovechados casi a la perfección, teniendo a Cáceres como abanderado.
Así, la Blanca fue una, dos y tres veces, y dejó pasar la chance en un par de oportunidades de ponerse arriba en el marcador. Hasta que otra de esas subidas fue por fin capitalizada, y tras una gran jugada que definió López para decretar la apertura del tanteador.
Fue la recompensa a un equipo que cambió con respecto al debut, que tuvo las cosas claras y que supo leer el partido que planteó el rival.
Artigas se sumergió en la desesperación. Y la Blanca manejó los últimos minutos del partido con el sabor del deber cumplido, no solo por el resultado, sino porque recuperó la confianza y va encontrando el funcionamiento ideal. Pavada de conclusiones.