Opinion | 21 Ene No debe llamar a extrañeza que el episodio de falta de algunos manteles y arreglos florales de la Fiesta de Verano de Destino Termas haya estallado en las noticias a lo largo y ancho del país. Más allá de que todos los actores directos --incluida quien inició el entredicho expresando su enojo por correo electrónico-- ahora han bajado el tono y tratan por todos los medios de explicar que es “normal” cuando se reúnen muchas personas este tipo de faltantes, la bomba ha estallado.
Hay varias razones para ello. Enero es una buena razón. La deficiencia de información pública habitual hace que este tipo de asuntos tengan mayor difusión que en otras épocas del año. Que sea un año electoral también debe tomarse en cuenta, porque la oposición (el Frente Amplio) en Paysandú y Salto aprovecha para lanzar con mayor ímpetu sus dardos, censurando posibles actos de corrupción que de paso sirven para extender a toda la administración, por aquello de que “son todos lo mismo”.
Pero la principal razón, que hasta ahora no se ha escuchado en boca de ninguna de las autoridades involucradas, es que esto ocurrió esencialmente por un error en la organización, compartida por el Ministerio de Turismo y Deporte (Mintur) y por las intendencias de Paysandú y Salto. Es evidente que no fueron las autoridades las que se llevaron manteles o arreglos florales. Pero lo que queda claro es que tampoco salieron caminando por la puerta. Alguien se los llevó, como recuerdo o por alguna otra razón.
Se invirtieron 15.000 dólares, una cifra ajustada, que no merece cuestionamiento porque en realidad desde que este tipo de eventos se hace (los últimos cinco años), la cantidad de turistas no deja de crecer en el corredor termal. Pero no se tomó en cuenta que en el presupuesto debió incluirse a una persona que se encargara de recuperar manteles, arreglos florales e ainda mais.
Porque el asunto no es poner en duda a las autoridades de tres departamentos (incluyendo Maldonado) y del Mintur, sino que el hecho ocurrió y por tanto, desde que son responsables de la organización, este hecho menor, pero no por eso menos censurable, cae sobre ellos. Que ciertamente estaban pensando en otras cuestiones, especialmente en cómo atraer más turistas. Y que contaron con el apoyo de operadores privados que con denuedo trabajaron para el mejor brillo de la presentación.
Cuando algo así ocurre, el viento sopla con mayor fuerza en la cabecera, donde se encuentran las autoridades, aunque estas no tengan claro cómo sucedió. Su responsabilidad es la falta de previsión, de organización. Porque las declaraciones indican que “siempre pasa”, cuando por simplón que sea el hecho, no debe ocurrir. Para que eso no suceda, desde la organización debieron tomarse las debidas previsiones. Así, el hecho del verano no hubiera sido la falta de manteles y centros de mesa, sino lo que realmente importa: los atractivos del corredor termal.