Paysandú, Viernes 23 de Enero de 2015
Opinion | 21 Ene No es un secreto para nadie la alta dependencia de nuestra economía de la exportación de productos de origen agropecuario, generalmente sin terminar o con incipiente valor agregado, que ha sido un valor importante en la última década por el alto precio de los commodities, pero estamos en un mundo en el que está cambiando la relación del intercambio, junto con la demanda, y ello está afectando la cotización de materias primas, entre las cuales las que exporta nuestro país.
Pero en un intercambio global hay situaciones diferentes, y la diversificación es la premisa a preservar sobre todo cuando se cierran o se complican mercados. Es por lo tanto fundamental mantener cierta independencia para reducir vulnerabilidades, como es de desear en toda relación comercial en la que están en juego intereses comunes.
En el caso de la región, es notorio que el Mercosur está lejos de satisfacer las expectativas que se habían creado, especialmente con un socio tan complicado, controvertido e imprevisible como la Argentina, y con países que son además en muchas áreas competencia directa para el acceso a otros mercados.
Pero en gran medida los problemas más recientes obedecen a dificultades económicas de los vecinos, y no solo de Argentina, con sus tradicionales complejidades, sino también de Brasil, con economía estancada y serios problemas fiscales, a lo que se agregan compradores en crisis como Venezuela y un buen mercado para nuestras carnes y lácteos, como Rusia, con una economía en serios problemas.
Ello indica que estamos ante un escenario que no es el más apropiado para prever una mejora en el nivel de las exportaciones si paralelamente no se acentúan esfuerzos para diversificar sus destinos de venta y a cerrar acuerdos comerciales con otros países.
Debe tenerse presente que los ocho principales destinos de exportación en 2014 fueron (exceptuando la zona franca de Nueva Palmira y la de Fray Bentos UPM, desde donde la mercadería sale a varios países) Brasil, China, Estados Unidos, Venezuela, Argentina, Alemania, Rusia y México, según datos de la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU).
De estos mercados, las tres naciones sudamericanas y Rusia tienen problemas desde el año pasado, los que se han ido agravando con el paso de los meses.
Esto no es nada bueno para Uruguay, si tenemos en cuenta que la suma de las colocaciones en esos cuatro países representó el 30,1% de las exportaciones totales de 2014.
Durante 2014, las exportaciones a Brasil cayeron 4,6%, hacia Venezuela el descenso fue de 8,2%, las colocaciones en Argentina bajaron 15,7%, mientras que Rusia fue el único destino de los cuatro donde hubo un alza de las ventas con 4,9%, pero con pronóstico reservado para este año, a la luz de su situación.
En este contexto, la economista asesora de la Unión de Exportadores del Uruguay, María Laura Rodríguez, señaló al matutino El País que al observar las realidades económicas de los cuatro países, la percepción sobre 2015 es que va a ser un año difícil para los exportadores locales.
En el caso de Argentina no es de esperar un cambio de escenario hasta la llegada de un nuevo gobierno, con una moderada expectativa de los propios empresarios argentinos de que ello tienda a revertirse con el cambio en la dirección.
“Las restricciones cambiarias, las restricciones al comercio, todo es negativo para su economía y para los socios comerciales. Porque restringieron las importaciones que necesitan para producir, restringen los productos que tienen para disponer en el mercado interno y también los que pueden tener para exportar. Eso fue un manotón de ahogado por la falta de dólares”, señaló.
Pero todo es relativo en la vida, y la situación de Venezuela es aún peor, seriamente afectada por la caída en los precios del petróleo a menos de la mitad. Venezuela es más complicado todavía porque “es un país que depende casi exclusivamente del petróleo”, pero además porque su economía ya estaba en una situación muy delicada, con precios altos, y dispone cada vez de menos dólares para importaciones, incluyendo productos provenientes de Uruguay, como los lácteos.
En lo que refiere a Brasil, sin estar ante un panorama tan complicado, es evidente que su economía no crece, y de acuerdo a los empresarios brasileños falta infraestructura e inversión y hay muchas situaciones que no dejan que el país crezca, mientras que Rusia está muy afectada por la baja en el precio del petróleo y las restricciones impuestas al país por la Unión Europea (UE) y Estados Unidos.
Igualmente, la receta ante problemas puntuales de los principales mercados, sigue siendo la misma, es decir apuntar a la diversificación y buscar mercados en países más estables, en lo posible, y en este sentido varios analistas coinciden en la necesidad de acercarse más a Estados Unidos, aunque este país todavía no las tenga todas consigo.
En esta misma dirección el director del Centro de Economía, Sociedad y Empresa de la Universidad de Montevideo, Ignacio Munyo, coincidió con que en materia comercial no habrá grandes cambios en el corto plazo con Argentina y Brasil, que es preciso acercarse a Estados Unidos y que “hay que buscar acuerdos comerciales con otros países, con países avanzados, ya que los emergentes se desaceleran”.
Estas apreciaciones están en sintonía con conceptos que hemos desarrollado en más de una oportunidad desde estas páginas, y no son otra cosa más que aplicar el sentido común, el dejar de poner énfasis en el “más y mejor Mercosur” como prioridad casi absoluta, que ha sumado más frustraciones que logros, y buscar con decisión y apertura otras alternativas sin condicionamientos ideológicos ni prejuicios, con mente abierta y pragmatismo, porque los negocios son un tema de intereses compartidos y no de frases de ocasión, tan simpáticas como vacías de contenido.
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