Opinion | 20 Ene La futura ministra de Educación, María Julia Muñoz, acostumbrada a discursos de fuertes contenidos, deberá comenzar a negociar con sindicatos altamente organizados y habituados al diálogo movilizado. Aunque sorprendió su designación al frente de esta cartera, el mensaje del presidente electo, Tabaré Vázquez, marcaba uno de los tantos perfiles de su próxima administración.
La educación en Uruguay y sus resultados mantienen en la polémica a las responsabilidades compartidas que –a pesar del manejo político del asunto-- deberían estar claras. Una médica capacitada en gestión y mano derecha de Vázquez estará al frente de un área que, según la campaña electoral frenteamplista, recibirá el 6% del PBI y cuyo Consejo Directivo Central (Codicen), se moviliza con relativa autonomía.
En este lugar permanecerá Wilson Netto, un hombre de absoluta confianza de José Mujica, con quien deberá aterrizar las políticas ministeriales, consolidar proyectos que se encuentran en marcha y permanecer en sintonía política, nada menos.
La ministra electa pretende aplicar al modelo uruguayo algunos sistemas que en países europeos han llevado años y diversas administraciones. Es que en otros lugares, la educación (entre diversas áreas) son políticas de Estado, es decir, que no varían a pesar del cambio de gobierno. En este caso, no se visualiza un cambio de partido sino de modelo en el tratamiento de un asunto que ha costado resolver por el excesivo cabildeo.
Según Muñoz, el docente que trabaja en zonas de alta complejidad tiene que ganar un mejor salario y recibir estímulos por presentismo, al igual que para aquellos que presentan alta dedicación en Secundaria. El futuro gobierno pretende consolidar cambios estratégicos con los mismos referentes educativos y lograr en cinco años altas aprobaciones en Ciclo Básico y en Bachillerato. No obstante, las cifras de bajo rendimiento y repetición no han sido auspiciosas y en cualquier caso, el gobierno ha apoyado y aumentado los planes sociales a determinados sectores vulnerables que continúan presentando resultados desfavorables.
Además el próximo Codicen no tendrá control político porque carecerá de representación opositora y quedará supeditado a un Parlamento que tiene absoluta mayoría oficialista, por tanto se torna difícil que sus autoridades arriben a un pensamiento crítico. Sin embargo, se aplicará el programa Promejora por sus resultados exitosos, a pesar de ser un plan que impulsó el consejero de la ANEP por el Partido Nacional, Daniel Corbo y que suscitara fuertes desencuentros con la masa docente.
En lo inmediato, la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) se reunirá el 1º de febrero para estudiar algunas propuestas, como el presentismo, que lo considera una “burla”. De hecho, antes de la asunción del nuevo gobierno realizarán una gira por el país y anunciaron que negociarán movilizados.
Lo dicho en otras ocasiones: Vázquez no es Mujica y las cuestiones de imágenes o discursos de “Viejo Vizcacha” quedarán a un lado. Desde ahora se vislumbra un panorama diferente.