Deportes | 01 Feb No hubo revancha. El clásico como locales terminó siendo ácido, porque Salto también se quedó con el triunfo como visita por 2 a 0 sobre Paysandú, que vio como su rival de todas las horas se subió en el Estadio Artigas a lo más alto de la Serie A de la Copa Nacional de Selecciones.
La Blanca pagó caro los errores que tuvo en el fondo, a la hora de contener y ocupar los espacios, y como contrapartida desperdició las varias ocasiones de gol que tuvo sobre todo en la primera parte y también en el inicio del complemento. Y Salto no perdonó.
La primera parte tuvo un vértigo impresionante. Ninguno se dio tregua y se turnaron el dominio. Los dos tuvieron posibilidades de gol, y tanto Salto como Paysandú pudieron haberse retirado en ventaja al descanso, porque ambos tuvieron varias ocasiones claras de gol que no pudieron concretar.
Pero fue un pleito raro más allá de eso. Porque aunque se repartieron las ocasiones de gol, fue la visita la que tuvo mayores facilidades para llegar al área rival. Es que Paysandú sufrió demasiado en el fondo, dio muchísimas facilidades, quedó muchas veces partido en el terreno de juego y eso facilitó para que Salto aprovechara los espacios ante un local quedaba mal parado.
Los naranjeros lo buscaron por ese lado. Fueron leyendo esa fragilidad notoria, y Antonio Gómez fue quien intentó descifrar cuál era el mejor camino para distribuir el juego. Pero si bien cada llegada de Salto pareció medio gol, generada no solo por las virtudes salteñas sino por la locura en la que por momentos se sumergió Paysandú, la Blanca tuvo varias ocasiones como para ir liquidando las cosas.
No tuvo un fútbol lucido pero sí varias combinaciones que despertaron aplausos, algunas sociedades importantes e incidencias que merecieron que Paysandú pudiera culminarlas de la mejor manera.
Con la misma tónica comenzó el complemento. Se intentó ajustar para sobrellevar los problemas, y se tuvo un par de claras situaciones que no se pudieron concretar hasta que Salto llegó y Acosta salvó su arco.
Más allá de que desde el banco se intentó solucionar esos problemas defensivos que volvieron aparecer, Salto volvió a la calma, retomó el juego y comenzó a aprovechar esas falencias de Paysandú.
Y esta vez las capitalizó: primero el local salvó su valla en la línea, y enseguida Alexander Píriz desató el festejo de los salteños.
Fue un golpe durísimo de asimilar. Por si fuera poco Chiriff se fue expulsado y los problemas en el fondo siguieron incrementándose.
Después se quiso, se intentó frenar a Salto como se pudo, se buscó, pero se recibió el segundo con un cabezazo de Flores. Fue todo un mar de nervios que terminó por completar el golero Regueira, que le atajó un penal a Cáceres sobre el final.
Se pagaron caro las fallas. Las del fondo, pero también las de arriba. Y Salto, que parecía llegar complicado por las lesiones, dio el zarpazo y cosechó tres puntos de oro para sumar seis en los enfrentamientos clásicos de la Copa.