Paysandú, Lunes 02 de Febrero de 2015
Deportes | 26 Ene Nostalgia y miles de preguntas es lo que rodea al Estadio Artigas cada vez que hay un espectáculo internacional de fútbol. Ni hablar cuando llega Nacional o Peñarol. El arribo de los carboneros a nuestra ciudad para jugar el sábado ante All Boys no fue la excepción: la ciudad se revolucionó desde la llegada del plantel de Pablo Bengoechea. Los hinchas vivieron un fin de semana distinto, y ni hablar en el Estadio, que se vistió de fiesta con nada menos que unas 10.000 personas en las tribunas, dejando en claro que, más allá de que el fútbol profesional uruguayo está lejísimo de ser una liga atractiva en el mundo, sigue despertando pasión. Con más errores que aciertos, hace algunos años Paysandú fue partícipe del profesionalismo, protagonista directo. Pero parece que la historia está cada vez más lejos de poder volver a repetirse, salvo con estos hechos aislado.
Centenario se la jugó por entero y de la mano de su nuevo entrenador, Willians Martínez, apostó a concretar el partido para poder recaudar dinero y así poder solventar su participación en la temporada local sin sobresaltos. Y, de paso, colaboró con una nombre institución como lo es Asdopay, cuyos gurises y responsables agradecieron el gesto, y disfrutaron de una gran noche. Antes del partido, también disfrutó un campeón de América y vice del mundo vistiendo la camiseta carbonera: el sanducero Marcelo Rotti. Con su humildad de siempre, recibió un reconocimiento de manos de un ídolo de Peñarol como lo es Fernando Morena, hoy director de Relaciones Institucionales y Deportivas del club.
La salida del primer equipo de Peñarol, rodeado de mascotas, fue todo un espectáculo. Los fuegos artificiales no faltaron más allá de que la Policía anunció su prohibición el día previo al partido, y un espectáculo aparte lo dieron los flashes de los celulares en las tribunas. Imperdible.
El colorido fue impresionante, sobre todo en la Tribuna Norte, que concentró a la barra de Peñarol, con bombos y platillos, sin dejar de alentar en ningún instante. La mala: a los 15 minutos de juego por los altoparlantes ya se les reclamaba la devolución de dos pelotas oficiales que habían caído en la tribuna y no volvían a la cancha.
Los dirigentes de Centenario, mientras tanto, se paseaban nerviosos por todo el palco oficial, pero conformes con el espectáculo, sabedores de que el esfuerzo había valido la pena. Después solo sería cuestión de sumar números, restar gastos, y ver cuál será la ganancia que dejará el partido. Tras los dos goles de Pacheco, Peñarol se quedó con la Copa Intendencia de Paysandú. El intendente Bertil Bentos, reconocido hincha tricolor, fue el encargado de entregarle el bonito trofeo al capitán aurinegro, rodeado de otras autoridades de la comuna y de los directivos de los gringos. Fue una noche diferente, disfrutable más allá de que el hincha carbonero todavía debe cruzar los dedos por una mejoría del equipo pensando en los partidos oficiales. Pero para el futbolero, es una linda ocasión para aplaudir una idea distinta que surgió del lado de Centenario.
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