Tenían amenazados a varios vecinos

Policiales | 01 Feb La Justicia resolvió el procesamiento de los cuatro detenidos vinculados con la boca de expendio de drogas que funcionaba en viviendas del barrio Río Uruguay, en la cual abastecían a casi cincuenta clientes por día. El negocio, que dejaba una ganancia mensual superior a los 100.000 pesos, presentaba características propias del narcotráfico, ya que algunos vecinos y clientes eran amenazados constantemente, en procura de evitar denuncias.
Tal como informara oportunamente EL TELEGRAFO, la operación “Brazo gordo”, durante la cual fue desmantelada la banda, estuvo a cargo del grupo Antidrogas, con colaboración de la Brigada Antiarrebatos de la Jefatura sanducera. Los efectivos locales llevaron a cabo dos allanamientos simultáneos en el barrio Río Uruguay, donde los sujetos habían hecho base hacía un tiempo, tras comprar una vivienda con dinero proveniente de la venta de droga. Se trata de un lugar no visible desde las calles que circunvalan el barrio y adonde se podía acceder solo a través de callejones internos.
El operativo desarrollado por la policía demandó tres meses de intenso trabajo, en que se fueron recopilando pruebas para inculpar a los cabecillas de la organización, grupo compuesto por tres familiares y un vecino. Extraoficialmente se supo que éstos estaban viviendo en una casa más expuesta, pero que tras aumentar las ganancias --por la venta de pasta base y cocaína-- adquirieron otra finca en un punto estratégico del barrio mencionado.
Una vez cumplido el operativo, fueron detenidos tres hombres: Diego Alejandro Demaris González, alias el “Peco”, de 22 años; Sebastián Gabriel Fernández Ramos, de 31; C.A.D.G., de 20; así como la novia de uno de éstos, A.C.P.B., de 20. Asimismo incautaron en el interior de la finca unos 40 “chasquis” de pasta base, acondicionados para la venta y “palancas” de marihuana, además de dinero en moneda nacional y argentina. Paralelamente, ocuparon numerosos efectos --presumiblemente obtenidos mediante “canje” por droga-- tales como televisores led, consolas de Play Station, un teléfono celular y dos motos carentes de chapa matrícula y armadas con partes de diferentes marcas.
Los cuatro detenidos admitieron tener vinculación con la boca de venta y se pudo corroborar que los encargados del negocio eran el “Peco” y su hermano, quienes vendían marihuana, cocaína y fundamentalmente pasta base, obteniendo una ganancia diaria de 3.000 pesos. También se supo que invertían alrededor de 20.000 pesos por cada 100 gramos de pasta base, logrando recuperar ese monto tras cuatro días de venta y quedando el resto como ganancia neta.
Los precios que la banda manejaba eran de 100 pesos el “papel” de cocaína y 50 pesos el “chasqui” de pasta base, siendo sus principales compradores gente del mismo barrio y de los alrededores, incluidos varios menores de edad.
Por otro lado, la mujer aprehendida dijo estar al tanto de la venta y colaborar en la atención del “negocio”, en tanto Fernández Ramos oficiaba como “perro”, es decir colaboraba y hacía los mandados. El grupo había sembrado el terror en el barrio, puesto que amenazaban con prender fuego las casas y automóviles de quienes intentaran delatarlos ante las autoridades y --en más de una ocasión-- habrían golpeado a compradores que les adeudaban.
Finalmente, la Justicia resolvió el procesamiento con prisión de Diego Alejandro Demaris González, Sebastián Gabriel Fernández Ramos y C.A.D.G., por un delito de venta de estupefacientes. Paralelamente, el juez de turno procesó sin prisión a A.C.P.B. por un delito de asistencia a la venta de estupefacientes, imponiéndole como medida sustitutiva a la prisión presentarse en la seccional policial de su domicilio, dos veces por semana, permaneciendo allí por dos horas, por el término de 60 días.