Opinion | 01 Feb Resulta muy claro que uno de los serios problemas que adolece la ciudad de Paysandú es la falta de respeto hacia el peatón, así sean tanto sanduceros como visitantes. Se trata de una carencia que no es nueva ni exclusiva ya que son muchísimas las ciudades que la padecen. Pero, hay también muchas que han adoptado diferentes medidas para lograr que los peatones se sientan cómodos y seguros en el hábitat que eligieron, la ciudad.
Como decíamos, es un problema casi universal pero resulta de interés observar lo que sucede en ciudades cercanas en torno a esta situación. Recientemente Buenos Aires “celebró” el haber superado las cien cuadras totalmente peatonales en su conocido “Microcentro”.
Obviamente no pretendemos comparar el tamaño de las ciudades pero, es de hacer notar que en la proporcionalidad la situación es la misma.
El diario “Clarín” de Buenos Aires publicó recientemente un artículo sobre el tema titulado: “El Microcentro cambia la cara con bares al aire libre”. Afirma de inmediato: “Con el calor y como hay más espacio porque ya no pasan colectivos, los restaurantes y cafés sacaron mesas y sillas a la vereda. Los oficinistas y el turismo ahora valorizan la zona”.
“El cambio se empezó a notar más con la llegada de los días de calor: de a poco los nuevos usos van ganando espacio en las calles del Microcentro. Sobre 25 de Mayo los bares empiezan a sacar sus mesas a la vereda y se extiende el circuito tradicional que se concentraba sobre Reconquista”.
(…) “Al llegar a Perón está The City, un histórico, con biombos recién pintados que forman un corralito sobre la esquina. ‘Claro que cambió. Trabajo en un estudio contable desde hace diez años y antes ni se nos ocurría salir a comer, pedíamos delivery y comíamos en la oficina, porque con el ruido, los colectivos y todos los autos era imposible. Ahora cuando está lindo aprovechamos y es una manera de cortar el día’, confirma Roberto mientras rechaza la panera porque ‘hay que ponerse traje de baño’”.
(…) “‘Históricamente el centro era un lugar al que la gente venía a trabajar o a hacer trámites y escapaba lo más rápido posible, un lugar donde nadie quería estar porque el espacio público era muy hostil’, explica Patricio Di Stefano, subsecretario de Uso del Espacio Público. Y detalla: ‘Algunas veredas tenían un metro y medio de ancho, había colectivos en el 100% de las calles, autos estacionados, no había contenedores para la basura y mucho menos soterrados como ahora. Uno de los objetivos principales del plan fue cambiar eso, darle una oportunidad a los peatones’”. Se refiere al plan que se puso en marcha en noviembre de 2012, que incluyó la nivelación de la mayoría de las calles, la restricción de la circulación de los vehículos, el traslado de los colectivos al corredor del Metrobus 9 de Julio y otras mejoras en el mobiliario urbano, además de la plantación de, hasta ahora, unos 635 árboles. “‘Muchas empresas han mudado sus oficinas a otros barrios con la idea de descentralizar y lo que queremos es fomentar los usos comerciales, gastronómicos, de recreación y de vivienda’, avanza Di Stefano. Y anticipa que estudian la manera de implementar un fomento para primera vivienda en el Microcentro con el Banco Ciudad”.
“¿Por qué las calles no son totalmente peatonales? ‘Es un modelo que pierde vigencia en el mundo, salvo en casos muy específicos. Que sean 100% peatonales va en contra de algunos usos, por ejemplo, los hoteles. O los garajes particulares o comerciales que ya funcionan y tienen que seguir siendo accesibles. Pero la circulación se desincentiva por el hecho de que tenés que avanzar a 10 km/h y necesitás un permiso especial’, explica.”
El ejemplo que hemos tomado resulta sumamente interesante como posibilidad para mejorar sensiblemente el funcionamiento de la “semipeatonal” de 18 de Julio, que como vemos, no es ningún invento de esta Administración, sino un moderno concepto de urbanismo que está marcando tendencias en las grandes urbes.
Ante la tozuda resolución municipal de permitir el estacionamiento de vehículos particulares a lo largo de las cuadras remodeladas, aceptemos que el mismo se tolere hasta, digamos, las 19.30 y a partir de ese momento hasta la hora 0 sólo se permitiría la circulación y el estacionamiento en los sitios marcados “5 minutos” para permitir el ascenso y descenso de pasajeros.
Seguramente sería posible coordinar con el Centro Comercial sanducero para que no solamente los comercios gastronómicos sino también los de otros rubros “avancen” sobre las aceras para promover sus ventas.
También, creemos, debería implementarse una especie de “vía blanca”, por lo menos los días viernes, sábados y domingos --así como algunos feriados-- entre las 20 y las 23 horas.
En dichas oportunidades se prohibiría totalmente el tránsito vehicular a la vez que se procuraría que todo el comercio de la zona abriera sus puertas también en ese horario mientras que se procuraría generar otros atractivos tales como actividades culturales, exposiciones, venta de artesanías productos caseros o similares y muchas otras propuestas que resulten de interés tanto para el habitante de la ciudad como para los visitantes, vengan de donde vengan. Con estas y otras iniciativas podremos transformar nuestro “microcentro” dotándolo de muchos atractivos y, fundamentalmente, ofreciendo una zona donde se respeten verdaderamente los derechos de los peatones que, en definitiva, somos todos. Lo más difícil y caro --todo lo que tiene que ver con infraestructuras--, ya está hecho. Ahora hay que dar el próximo paso.