Paysandú, Sábado 07 de Febrero de 2015
Locales | 06 Feb Se celebra hoy el Día Internacional de Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina, una práctica que en estos países no se pone cumple pues por el contrario se respeta el derecho de la mujer a gozar de su propio cuerpo.
La práctica, que aún subsiste en algunos lugares gobernados por extremistas musulmanes refleja una desigualdad entre los sexos muy arraigada, y constituye una forma extrema de discriminación contra mujeres y niñas. La práctica viola sus derechos a la salud, la seguridad y la integridad física, el derecho a no ser sometidas a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el derecho a la vida en los casos en que el procedimiento acaba produciendo la muerte.
Aunque se concentra principalmente en 29 países de África y de Oriente Medio, la ablación es un problema universal y se practica en algunos países de Asia y nuestra América Latina. Además, persiste también en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norte América, Australia y Nueva Zelanda.
Si bien en Uruguay --que se sepa-- no se practica la ablación, viene bien considerar este tema, que puede ser considerado como cultural, cuando hace pocos arribaron a nuestro país inmigrantes sirios. No hay razón para no darles la bienvenida ni para no aprovechar la oportunidad de conocer sus costumbres y que conozcan las nuestras.
No obstante, recientes informes de prensa dieron cuenta que se han registrado casos de violencia doméstica en territorio uruguayo, que no son considerados como tales por los hombres sirios. Peor todavía, tampoco así lo reconocen las mujeres sirias que han resultado víctimas. Ocurre que en sus comunidades se les asignan escasos derechos a las mujeres, en tanto es allí lícito que el hombre abuse del sexo femenino.
La cuestión es la misma que con la ablación. Si alguien practicara la misma en Uruguay sería castigado pues no solamente estaría violando los derechos de una mujer o niña, sino además ejerciendo tortura. Pero no parece que se actúe con la misma vara ante estos hechos de violencia doméstica de los ciudadanos sirios que residen en nuestro país.
Sin dudas, la justicia debe probar la ocurrencia de esos hechos, pero hay testimonios que han llegado a la prensa de sacerdotes maristas. En consecuencia, al menos, se debería investigar y no pensar que se trata de un hecho “puertas adentro”, porque --felizmente-- no se tomaría ese procedimiento si se tratara de ciudadanos uruguayos.
La ablación es una costumbre que ha sobrevivido el milenio. Los golpes del hombre a la mujer se consideran “normales” en algunos países. Pues bien, en Uruguay debe primar la ley de nuestro país. Y aquí se castigan la una y la otra. Bienvenidos los sirios y cualquier otra comunidad que quiera radicarse aquí. Pero con la imprescindible obligatoriedad de que respeten nuestro código penal y --también-- nuestras costumbres.
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