Opinion | 06 Feb El no haber podido cristalizar durante su período el proyecto de instalación de la minera Aratirí para explotar los yacimientos de hierro de Valentines ha generado otra materia pendiente para la Administración Mujica, que culminará su gestión el 1º de marzo venidero, pero con la intención de dejar el tema en lo posible resuelto para el nuevo presidente, que será de su mismo partido.
Pero el megaproyecto que fuera presentado en su momento para encarar una explotación de largo aliento y en grandes volúmenes, con una infraestructura de apoyo acorde, se ha ido diluyendo en base a desprolijidades en la forma de tratamiento del proyecto por el propio gobierno, a lo que se ha agregado discrepancias de la oposición con la ley que fuera aprobada con este fin y la negativa radical de organizaciones ambientalistas y de productores de la zona afectada.
Al haberse dilatado la iniciativa, los términos de la propuesta se han ido desdibujando o por lo menos apartando del ambicioso proyecto inicial, con un entorno internacional que a la vez también ha sufrido modificaciones, con una caída muy fuerte en el precio del hierro, y por lo tanto con incidencia directa en el esquema de rentabilidad que había previsto en su momento la empresa.
No puede extrañar a esta altura que los inversores estén en plena reformulación de su propuesta para adaptarla al escenario internacional, que ha cambiado respecto al de hace dos años, teniendo en cuenta que los commodities siguen con una cotización estancada o en descenso y con una merma sensible en el crecimiento de la economía china, que en el último período se ha transformado en el motor de la dinámica del comercio mundial.
Ante este estado de cosas, la inquietud compartida por el gobierno y la empresa ha derivado en un encuentro de sus representantes con las máximas jerarquías de la administración del gobierno saliente. Pramod Agarwal, propietario de la minera Zamin Ferrous y Aratirí se reunió el miércoles en la Torre Ejecutiva con autoridades del Poder Ejecutivo y les planteó la posibilidad de concretar un proyecto de extracción de hierro menos ambicioso y por fuera de la ley de minería de gran porte, previendo la exportación de mineral de hierro por el puerto de Montevideo, en lugar de construir una terminal de aguas profundas en Rocha específica para tal fin.
Según informó el semanario Búsqueda la reunión se concretó con el presidente José Mujica, el ministro y subsecretario de Industria, Roberto Kreimerman, y Edgardo Ortuño y el prosecretario Diego Cánepa. En la oportunidad se planteó la posibilidad de desarrollar un proyecto de extracción del yacimiento Valentines de entre 1,5 millones y 2 millones de toneladas de hierro al año, lo que representa dimensiones muy inferiores a la propuesta inicial, que era de extraer 18 millones de toneladas al año.
El objetivo es generar un proyecto “piloto” que corra en “paralelo” al proyecto mayor enmarcado en la ley y que permita sacar el hierro a través del puerto de Montevideo sin necesidad de generar un puerto de aguas profundas, consignó el semanario, al que fuentes oficiales le plantearon que ven con “buenos ojos” la propuesta, e incluso Mujica dijo en las últimas horas que le gusta más que el primer planteo.
Mientras tanto, el Senado aprobó ayer el proyecto de ley presentado por el oficialismo y que llegó al Parlamento para ampliar los plazos de análisis del proyecto de la minera Aratirí, solo con respaldo de los legisladores del Frente Amplio.
Igualmente, horas antes el presidente José Mujica había dado pistas respecto a la postura de su gobierno para compartir la reformulación de Aratirí, que han llevado a la ampliación de plazos para discutir el proyecto de la minera, cuando están de por medio además aspectos nada triviales de Aratirí.
Los permisos ambientales, la salida al mar, son algunos de los temas a discutir en el contexto de este emprendimiento muy cuestionado desde organizaciones ambientalistas, a veces por razones atendibles, es cierto, pero también por resabios de posturas fundamentalistas que no tienden a conciliar la relación costo-beneficio, pretendiendo dejar todo tal cual está y al fin de cuenta despreciando oportunidades de una gestión racional de los recursos naturales para generar riqueza.
El jefe de Estado uruguayo, en declaraciones a Telenoche, sostuvo que se elaboró un proyecto de ley para “que el país tenga un año más para discutir eventualmente el contrato con Aratirí”, y manifestó que hay que ampliar los plazos “por varios motivos”, uno de ellos por los precios del hierro.
Además, indicó que hay que resolver problemas que tienen que ver con la salida al mar y con los permisos ambientales, por ejemplo. “Había un proyecto nuestro. Pero cuando se tomó la decisión de ubicación del puerto de aguas profundas había que modificar el proyecto para que saliera por otro lugar, porque no podemos transformar la costa de Rocha en un queso. Entonces para hacer concordar y eso necesitamos un reestudio y una revaloración, que en cuestión de técnica tiene sus dificultades”, puntualizó.
El punto es que en buen romance las expresiones del mandatario confirman que hay de por medio la visión de dejarle la decisión final al gobierno del Dr. Tabaré Vázquez, quien no ha manifestado todavía una visión concreta sobre el tema y menos aún a la luz de la actual coyuntura internacional y del país, por lo que el año adicional de plazo significa el darle tiempo para adoptar una resolución definitiva, evaluando los pro y los contra del controvertido emprendimiento.
De lo que no hay dudas es de que se debe reevaluar toda la oferta, y ponderar con mente abierta la realidad del país, las prioridades, las necesidades y las posibilidades, sin dejarse influenciar por las presiones de grupos corporativos que solo ven las cosas con el color de su cristal, en tanto un presidente tiene el deber de hacerlo en aras del interés general y del futuro del país.