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Paysandú, Lunes 09 de Febrero de 2015

Industria láctea movilizada por despidos en Ecolat; avanzan negociaciones en PILI

Locales | 06 Feb La Organización Sindical de Empleados de PILI (Osepi) participará en las movilizaciones dispuestas por la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) en Nueva Helvecia, donde la empresa Ecolat despidió a más de 190 trabajadores.
Mientras tanto, continúan negociando con PILI en el marco de la reestructura empresarial que ya presentó su propuesta para unos 60 retiros incentivados, sobre los que el sindicato dejará en libertad de acción a los interesados.
“La empresa había manifestado en su momento la intención de prescindir de unos 50 o 60 puestos de un total de 178 trabajadores que se encuentran cumpliendo tareas en la empresa local y en Esperanza. El sindicato rechaza los despidos y negocia la reubicación tanto en la planta de secado como en Paysandú. En aquella localidad, hay empresas tercerizadas que PILI se comprometió a sacar para que esos puestos sean cubiertos por los trabajadores”, en tanto el personal afectado a la zafra finalizará su contrato el próximo 15 de febrero “y no ha ingresado nuevo personal a la planta, con la excepción de funcionarios capacitados en áreas específicas como electricistas. Por allí avanzan las negociaciones”, dijo a EL TELEGRAFO el presidente de Osepi, Marcel Petrib.
Por su parte, el gremio realizó las gestiones ante el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), el Instituto Cuesta Duarte y el Pit-Cnt para la concreción de capacitaciones orientadas a foguistas, maquinistas y refrigeración. “Incluso solicitó que, en caso de surgir nuevos cursos, tales como administración, también se incluyan dentro de la oferta. En marzo se reunirá nuevamente la tripartita”, informó.
Petrib adelantó que Osepi elabora un proyecto junto con el Instituto Cuesta Duarte, “para demostrarle a la empresa que es viable el envasado de la leche en Paysandú”. PILI había planteado la posibilidad de efectuar este proceso en una planta instalada en Los Cerrillos (Canelones), perteneciente a una distribuidora ubicada en Montevideo y encargada del reparto de los productos en la capital del país.

EL CASO ECOLAT
La firma Ecolat contaba con unos 400 trabajadores, quienes atravesaron una reestructura anterior con retiros incentivados a unos 90 operarios, posteriormente envió a un centenar al seguro de desempleo rotativo y finalmente se establecieron reuniones para que la empresa se comprometiera a buscar una solución, sin embargo, el miércoles presentó 110 despidos. Hoy se lleva adelante una movilización en la localidad de Nueva Helvecia, donde se encuentra la fábrica. Allí concurrirá una delegación de cuatro dirigentes de Osepi, además de los restantes sindicatos que conforman la FTIL. El lunes próximo, se realizará un plenario en el local de la Asociación de Obreros y Empleados de Conaprole (AOEC) para decidir la concreción de un paro general de 24 horas. Paralelamente, en las movilizaciones que se desarrollan en esta jornada decidirán paros de dos horas por turno en todas las plantas del país.
La empresa, perteneciente al grupo peruano Gloria, limitó su operación a las líneas de producción de manteca y leche larga vida. En un comunicado anunció que instrumenta “una reestructura que, de resultar favorable, lograría preservar a más de 100 trabajadores en la empresa”, aunque prescindirá de otros 192. El documento explicó que la firma limitará su “operación a las líneas de producción de manteca y leche larga vida (UHT)”, en el marco de “un intenso proceso de negociación con el sindicato de la empresa, la FTIL y el Pit-Cnt, así como con las máximas autoridades de los ministerios de Trabajo y Seguridad Social, de Ganadería, Agricultura y Pesca, e Industria, Energía y Minería”.
Según la empresa, “ha realizado importantes esfuerzos por evitar el cierre de la operación, considerando todas las alternativas disponibles para mantener su operación de manera económicamente sostenible”, al tiempo que arribó a un acuerdo tripartito para “el envío a seguro de paro de unos 100 trabajadores, de los cuales 71 fueron rotativos, y se implementó un plan de retiro incentivado que fue aceptado por 92 personas”.
El dirigente Heber Figuerola reconoció que no le extraña “la política que llevó adelante esa multinacional. Hay varios antecedentes. Más allá de que lo negaron, en Argentina cerraron un año y luego abrieron con otra marca”, y recordó que el conflicto comenzó en 2012 con el anuncio de la primera reestructura.
Figuerola subrayó que la federación junto con el Poder Ejecutivo crearon una comisión técnica “y los ministerios hicieron un fuerte aporte. Se planteó que la quesería es viable como proyecto, pero la empresa sostiene que no lo es. Ellos estaban buscando un espacio, porque venía el mazazo final, que era la compra del grupo Lactalis de la empresa Indulacsa”. Lactalis es dueño del 83% de Parmalat, de la que hasta ahora Ecolat tiene el uso de la marca en Uruguay bajo un contrato a término.
Por su lado, Ecolat destacó que “el proceso llevado adelante con autoridades y el sindicato llevó a compartir toda la información técnica del negocio, incluidos informes propios y de terceros independientes, en la búsqueda de alternativas que permitiesen un rediseño de la operación con la mayor cantidad posible de trabajadores. En este proceso de reducción de pérdidas para darle viabilidad a la operación y cumpliendo con los acuerdos alcanzados en los ámbitos tripartitos, se concretó”.
Petrib reclamó que “el gobierno debería tomar cartas en el asunto porque lo que ocurre en Ecolat no es la primera vez que pasa en la industria láctea. Esta empresa trabajaba con 700.000 litros diarios y cuando arribaron los empresarios peruanos, de un día para otro bajaron dos pesos el litro de leche a los productores, quienes comenzaron a retirarse, e incluso demoraban dos o tres meses en efectuar los pagos. Como consecuencia, en la actualidad ingresan 50.000 litros diarios”.

COMPETENCIAS EN DOS FRENTES
En oportunidad de la realización de un congreso de la FTIL en Paysandú el año pasado, el directivo Rober Romaso reconoció que las empresas lácteas “tienen serios problemas por la competencia existente en dos frentes. Uno es en la producción primaria, donde hay más vacas, pero menos productores”, y señaló que solo en 2013 se retiraron más de un centenar de productores medianos y chicos. “Se está creando una concentración de productores que es algo muy peligroso para la lechería en un tiempo donde existe buena rentabilidad”, añadió.
Según Romaso, esto ocurre como consecuencia de “la competencia desleal de la soja en cuencas lecheras. A un productor rural le sirve más arrendar un campo que salir a producir y no lo hace porque no gana con la producción, sino porque la rentabilidad de la soja permite su alquiler a grandes precios”.
El directivo de la Federación señaló que “cuando un productor lechero desarma un tambo, no vuelve más.
A esto debe sumarse la competencia que tiene la industria láctea, donde también pasa algo parecido. Las plantas de grandes volúmenes de leche en polvo y suero, como Conaprole, pagan un precio superior al que tendrían que pagarle a un productor si vendiera queso, y eso trae un problema importante a todas las empresas que hacen quesos y productos de valor agregado”.


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