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Paysandú, Viernes 13 de Febrero de 2015

“A pesar del exceso de lluvias estamos obteniendo uva de muy buena calidad”, dijo Leonardo Falcone

Rurales | 11 Feb El exceso de lluvias y las complicaciones para curar correctamente a las plantas de los distintos viñedos de la zona “no fue impedimento para que obtengamos uva de muy buena calidad”, señaló a EL TELEGRAFO Leonardo Falcone, quien aseguró que “cumplir correctamente con los distintos tratamientos nos permite hoy sacar muy buenos vinos”.
El principal de la bodega sanducera --cuyos vinos están entre los 1.000 mejores del mundo-- reconoció que “es un año muy atípico”. Argumentó que “se dice que el año 2014 fue de los más llovedores del siglo. Sucedió que un día nos llovía 100 milímetros y al otro día teníamos que salir a curar, peludeando y enterrándonos en el barro para que las plantas no se nos vengan abajo”.
“Es como cuando tenés que tomar una medicación recetada. Tenés que tomarlo ese día y no podés dejarlo para otro día. Algunos me reprochaban por qué hacía eso, de trabajar hasta las 12 de la noche, pero lo que quería era salvar la cosecha”, graficó. Sostuvo que, de todas formas, “algo de pérdidas se tiene a causa de las lluvias y el fuerte viento. Que caigan 15 o 20 milímetros es normal, pero que en un rato sean 100 impacta, más cuando tenés todo pronto para efectuar la cosecha de alguna determinada variedad”.
Falcone opinó que “eso fue de gran ayuda. El cumplir bien con los tratamientos nos permite hoy poder sacar un producto de muy buena calidad, a pesar del exceso hídrico”. “Es muy extraño los grados que estamos sacando actualmente, porque desde hace unos cuatro años que no obteníamos alrededor de 15 grados”, explicó mientras la zorra que hacía minutos había llegado de uno de los viñedos de la empresa, descargaba la variedad de uva Marcelan, una de las apuestas fuertes de Bodega Falcone.
Para el principal de la empresa el cuidado que se realizó en las plantas “es lo que hoy nos permite llegar a estos grados de calidad de la uva”, y sonríe al recordar que la semana anterior su esposa no sabía en dónde estaba y lo ubicó en la chacra curando los viñedos, a las 23 horas. “Tengo 70 años y me crié entre las viñas, por eso lo hago con cariño, tanto el viajar y poder ver otros emprendimientos productivos en el mundo, como agarrar la camioneta y andar entre los surcos de las viñas. Todo lo que se hace con gusto, cariño y amor tiene su buen resultado”, añadió.

TECNIFICACIÓN
La bodega ha realizado diversas inversiones, principalmente en su planta, que le permite hoy automatizar buena parte del proceso, incluso con la construcción de una planta de frío que permite tener los jugos sin trasladarse a otro lugar de la ciudad. “Simplificar y no cansar a la gente”, lo definió Leonardo Falcone. “Fijate que si cosechás 2.000 cajones de uva, los tenés que cargar y después descargar y duplicás la cantidad cajones que levantás”, acotó.
“Hoy la zorra llega desde la chacra con una carga que oscila entre 4.500 y 5.000 kilos de uva. Da marcha atrás, cae la uva en la fosa en donde los sinfines la llevan hasta el próximo proceso --ahora no se saca más escobajo-- y nos brinda una gran tranquilidad”, detalló.

COSTOS
Los costos es uno de los temas que más preocupa: “Una cosa era echar remedio el año pasado con un dólar a $ 17, y otro es hacerlo hoy con el dólar a $ 24. Acá no precisás calculadora y al toque te das cuenta que la parte económica se disparó”. De todas maneras, “tenemos la tranquilidad de que estamos sacando un buen vino y las plantas no están sufriendo. Las plantas son un ser vivo y requieren de su atención, porque una hectárea de viña no baja de 18.000 a 19.000 dólares”, especificó.
Respecto al combustible, Falcone comentó que “por ocho o nueve horas adentro del barro en el tractor con una atomizadora de 1.500 litros y un turbo al mango, comía entre 80 y 90 litros de gasoil, lo que tenés que multiplicarlo por cuatro. Más los camiones, el otro tractor, disparan los costos”.
“Actualmente a la máquina no la hago parar. Cuando el funcionario termina nos hacemos cambio de luz, y voy con una zorra, el tractor y una moto-bomba ya con el remedio preparado. Para echarle 1.500 litros a la máquina demoro entre 10 y 12 minutos, porque no quiero que el funcionario ni se baje del tractor. Es colocar la manga, prender el motor y está”, aclaró el empresario.
“Son aspectos que se dan en veranos como este, en donde el tiempo es tirano y hay que ser rápido. Si preparás la máquina te lleva una hora y es tiempo perdido”, señaló Falcone. “Ha sido una inversión costosa, pero estoy contento que se vayan cumpliendo las metas”, agregó.

MERCADOS
Falcone reconoció que hoy el mercado de Canadá es un cliente fijo para la exportación de los productos de la bodega y que está “creciendo a paso lento pero ininterrumpidamente”. “A esa gente tenemos que cuidarla”, acotó. A eso se suman “buenos clientes en Buenos Aires y otras ciudades de Argentina”, que prefieren los vinos de la bodega local. “Se da algo curioso con el espumoso (champagne). Han venido coleccionistas de Buenos Aires a llevarse varias botellas, y les doy una determinada cantidad. Tengo reserva, pero cuanto más añejo, mejor es y por lo tanto no vendo todo lo que tengo”, afirmó.


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