Deportes | 14 Feb MONTEVIDEO. Nacional cerró el jueves su 19ª presencia consecutiva en la Copa Libertadores, jugó su partido 349 en el torneo, pero más allá de tratarse de un récord también batió otro: por primera vez en nuestro país se jugó un choque copero a puertas cerradas. El Parque Central no tuvo público para el partido ante Palestino, más allá de la prensa y la dirigencia de ambos clubes.
Igualmente, dentro de la delegación trasandina fueron varios los simpatizantes que llegaron camuflados como directivos, que gritaron y alentaron al equipo desde la tribuna. Los hinchas tricolores, en tanto, se las ingeniaron como pudieron. Una decena de simpatizantes vio el partido desde una casa lindera, mientras que desde el Parque Central se escucharon los cánticos de la hinchada, que decidió apostarse en las afueras de la sede tricolor.
“Jugar un partido sin público pesa porque el envión anímico de la gente es importante. Y en este partido podía darse así en los últimos minutos, cuando había que empujar quizás sin tanto fútbol pero sí corazón. La gente tiene un plus y tira al equipo para adelante”, lamentó luego el técnico tricolor, Álvaro Gutiérrez.
Pero no todo fue calma. Promediando el segundo tiempo los inadaptados de siempre provocaron desórdenes frente a la sede, y la lluvia de gases lacrimógenos llegó al escenario de juego, al punto que el partido tuvo que suspenderse por algunos minutos. Al término del partido, 8 de Octubre se mostraba llena de piedras, producto de la situación vivida.
Mientras, los directivos tricolores observaron el partido en los palcos del Parque Central, protegiéndose de la lluvia y el frío, más allá de que las gotas cesaron para el complemento. El escenario, dicho sea de paso, continuará siendo remodelado tal como decidieron el día anterior al partido los socios en Asamblea.