Opinion | 18 Feb Ya está habilitada la 48 legislatura en el Parlamento nacional. Paysandú cuenta con tres legisladores, dos de ellos que ingresan en el primer período y el tercero reelecto. Cecilia Bottino por el Frente Amplio y Nicolás Olivera por el Partido Nacional asumieron por primera vez una banca, aunque Bottino fue suplente habitual de Gustavo Rombys. En tanto, Walter Verri, por el Partido Colorado, asumió por segundo período su banca.
Aunque defienden ideologías diferentes, los tres diputados son sanduceros y han sido electos en este departamento, con el mandato del electorado de velar por los intereses sanduceros. Como ha ocurrido en anteriores períodos parlamentarios, seguramente los tres conformarán lo que se denomina “paybancada”, aunque eso no significa que habrá iniciativas parlamentarias que sean de beneficio concreto para Paysandú.
Por varias razones. En primer lugar, el Parlamento (Representantes y Senado) no tiene como objetivo el beneficiar a tal o cual departamento, sino establecer un marco legal al país. Por tanto, una “paybancada” --más allá de los discursos electorales-- no tiene efecto en el plenario de una y otra cámara (en la de senadores hay dos sanduceros, Raúl Sendic y Jorge Larrañaga). Incluso tampoco tiene mucha repercusión la “bancada del interior” que en varias oportunidades se ha querido establecer.
Simple y sencillamente porque la tarea de un legislador en el Parlamento no pasa por defender los intereses de cada departamento, sino el dar el punto de vista desde su visión departamental de temas de neto corte nacional.
Donde sí, en cambio, los legisladores pueden hacer por sus lugares de origen es en tareas de coordinación, de asesoramiento, de trámites y de conexiones. En ese ámbito los legisladores actúan como una suerte de embajadores de sus departamentos, ofreciendo sus despachos y su organización para el beneficio de la sociedad que los votó.
Es ahí donde se necesita realmente una “paybancada”, que en los hechos no se ha constituido nunca con la firmeza necesaria, aunque sí se han realizado en las anteriores legislaturas acciones conjuntas. Es que no resulta sencillo componer la diferencia de partidos políticos (con diferentes objetivos) y a la unidad del lugar de nacimiento. La actividad política exige la diferenciación clara (aunque a veces no lo es tanto) con los adversarios, a veces en la oposición, otras en el oficialismo, según como se de vuelta la torta.
Para variar, para mejorar el arte de hacer política, quizás sea tiempo de que los tres diputados mantengan una reunión para definir algunos puntos prioritarios por los que luchar de manera conjunta para el beneficio común. Porque en definitiva, todos los partidos políticos defienden el bienestar general.