Ramón Silvera

Deportes | 23 Feb Se declara hincha de Paysandú: “Me puse 10 años la camiseta y no me la saca nadie”, dice. Hoy dirige a Huracán, y tuvo varios pasajes como jugadores y entrenador de la selección mayor del fútbol sanducero, habiendo alcanzado la final de la Copa Nacional de Selecciones en 2005, ocasión en la que la Blanca perdió en la definición ante Maldonado.
“El sentimiento es de cada vez más tristeza, te va quedando esa desazón de que cada vez se puede menos y cada vez perdemos más fuerza en lo deportivo, en lo político clubista, ante OFI... Y te vas quedando con esa amargura de que el fútbol de Paysandú va cayendo cada vez más. Hay gente que se va antes de la cancha, algunos nos vamos calientes porque perdemos y otros contentos porque no gana. Así es el fútbol de acá: ahora hay demasiados contras”, dijo Ramón Silvera a la hora de repasar lo que queda de una nueva eliminación de la selección de la Copa Nacional.
Ya son 28 años sin lograr el título mayor, y son varias las generaciones que no conocen lo que es ver a la Blanca dar una vuelta olímpica. Para Silvera, los motivos tocan varias aristas. Y van mucho más allá que los propios procesos de selecciones.
“No todos los técnicos, ni los jugadores, ni los dirigentes son malos: el tema es la falta de compromiso de todas las partes. Los dirigentes clubistas designaron para todas las tareas a dos o tres personas y se sacaron el lazo de encima; el problema nace ahí. Es más fácil criticar una resolución de la Liga que involucrarse en una solución”, tiró el técnico.
“El sistema está mal”, afirmó. Y agregó: “No es el dirigente, en este caso Manzor (presidente de la Liga); no sé si ha hecho un gran trabajo pero sí tuvo amor propio para mantenerse con el poco apoyo de los clubes, que van votando a medida que pasan los problemas, le digitan tareas a un Consejo que está cada vez más diezmado, y terminó con una persona tomando resoluciones, mal o bien. No hay diálogo entre los clubes, no hay entendimiento, no se juntan. Los plenarios tienen que ser como antes, con una directiva y si quieren que esté Manzor en la Liga”.

MENOS CLUBES, MÁS INFRAESTRUCTURA
Silvera le hincó el diente a la situación. Y le apuntó a la realidad del fútbol local. Dejó en claro que en 28 años de fracaso de la selección, más allá de haber alcanzado dos finales, en el ámbito local “se ha probado de todo, pero nunca tuvimos tantos problemas como ahora”.
Por eso, “hay que rever el fútbol de otra forma. Ahora surgió otra vez el problema de los jueces, que está dos o tres veces en el año y no se soluciona nunca. No creo que Manzor lo pueda solucionar si no se involucran los clubes; no digo que lo que piden los jueces está mal, pero tiene que arreglarse de una vez por todas. Se va emparchando todo a medida que transcurren los meses para terminar en fecha los torneos, y se va dejando todo para atrás: árbitros, seguridad, policía, pero el tema de fondo no se termina nunca y todos los años es lo mismo. Y los involucrados son todos”.
El técnico de Huracán apuntó que entre algunos jugadores “hay poco interés de estar en la selección, de asumir un compromiso, pero porque el fútbol no les llama la atención en lo económico. Por eso cada vez más renuncian jugadores, contás con una selección competitiva y al otro día te quedás sin tres jugadores claves y al no ser pagos, no tener la posibilidad de que te paguen el sacrificio y esfuerzo de ir a entrenar después de salir a trabajar, el jugador pierde interés”.
En ese sentido, “hay instituciones que económicamente están mejor que la selección, y otras organizativamente mejor. Hay equipos que aunque no tienen un peso llevan un proyecto adelante y eso es importantísimo en lo deportivo. Están invirtiendo dinero en entrenadores, jugadores, la parte económica también manda. Pero por lo general es todo improvisado: ‘primero empezá a trabajar y después te traigo las pelotas’. Acá a los sponsor los visitamos después de que citamos a la selección”.
Silvera opinó que “el producto va de la mano con la organización. Para trabajar y sacar jugadores se tendría que tener el mejor cuerpo técnico, servicio médico, y es difícil que un club pueda tener a los mejores. Es el primer problema. Antes se peleaba por traer al mejor profesor, y hoy tenés que llevar un profesor barato para que entre dentro de ese presupuesto”.
Además, “los escenarios deportivos cada vez están más mal el piso, la infraestructura. Cada vez más cuadros, más partidos. El fútbol de Paysandú no es poner cuadros. No es simpático lo que digo. Tengo una cancha a la que le estoy volcando un montón de pesos, pero el vecino –que no tiene-- me trae tres jugadores y sale campeón. Acá hay que sacar equipos porque se está repartiendo la miseria; hay cuadros de barrio... y también torneos de barrio”.
Y agregó: “La infraestructura es lo que manda, tiene que tener alguna prioridad el que tiene infraestructura, ayudarlo con buena recaudación y que pueda recaudar para que mejore esa infraestructura y tenga mejores canchas. Todo el mundo te habla del comodato de Bohemios, pero están llamando a licitación y ninguno se va a presentar porque nadie quiere levantar ladrillo y pintar paredes. El problema es la comodidad de los dirigentes”.
Toda esa situación se termina reflejando en lo deportivo. Y Silvera ve que la salida no es fácil. “Veo dificultades enormes para que el fútbol siga adelante si los clubes no se sinceran frente a los dirigentes de la Liga... Creo que las soluciones no están lejos, pero es cuestión de menos celos, más profesionalidad, más compromiso. El fútbol de Paysandú está mal. Estamos todos peleados entre nosotros. Por eso hay que sentarse a conversar, que los clubes se involucren, arrimarle gente a Manzor para que pueda desenvolverse y no digitar cosas por las que después patean; pero es más fácil criticar que involucrarse”.

DEMASIADOS CELOS
Más claro imposible. Fiel a su estilo. “Acá está todo mal. ¿Juntarse todos para solucionar esto? Hay muchos celos. También en la Asociación de Entrenadores, porque pagaría para escuchar una charla de Ramón De los Ángeles, de Carlos Colzada; de referentes del fútbol. A mí me hacen estudiar a lo loco y después le dan el cuadro a los que no tienen estudio. La realidad es que todas las partes están muy dispersas y así es imposible mejorar. Tiene que cambiar todo: la parte organizativa, económica, juntarse, sincerarse y no dejar todo a una sola persona. Hay cosas que no pueden suceder”, agregó.
Cada año, con cada eliminación de la Blanca, “ese sentimiento de selección ser pierde, cuando históricamente ponerse la camiseta de Paysandú era morir en la cancha por ella, era jugarse la ropa y querer dejar una marca”.
Silvera recuerda que “vivíamos mucho más el fútbol, y todo con el mate de por medio. Pero cambió todo. Cambió el fútbol, el vestuario, las concentraciones. Se terminaron las rondas de mate en las que nos citaba el técnico, al que ayudábamos también porque en la cancha hay cosas que solucionan los jugadores, o las prevén antes que pasen; ahora están con el celular, no hay mate, no hay comunicación. Los jóvenes miran mucha televisión e imitan cosas que no van con nosotros. Imitamos el peinado de Ronaldo, pero no los abdominales porque son 10 horas de entrenamiento por día; el color de los zapatos, pero no sabemos pegarle de zurda”.
Más allá de todo, “si me dicen ‘agarrá de nuevo’, agarro porque es un desafío que tenés. El tema es que sobre la marcha te vienen cosas que no eran como te dijeron. Pero uno agarra con la expectativa de que todo va a mejorar, aunque se choca con la realidad”.