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Paysandú, Lunes 02 de Marzo de 2015

Qué y cuándo decirlo

Opinion | 25 Feb Hubo un tiempo en que Jorge Batlle sorprendió a todos cuando dijo aquella hoy tristemente famosa frase: “Los argentinos son una manga de ladrones, del primero hasta el último”. Por estos días, entre despedidas, el presidente José Mujica aseguró que “Argentina tendría que acompañar y no acompaña un carajo”, en referencia a la integración regional a través del Mercosur. Las declaraciones de Mujica fueron realizadas al diario argentino Perfil, lo que hizo que en pocas horas prácticamente toda la prensa argentina reprodujera sus palabras.
La presidenta Cristina Fernández, se espera, llegará a Uruguay el domingo para la asunción de Tabaré Vázquez, por pocas horas, por un lado porque en su país las cosas no están realmente bien y por otro lado, porque las relaciones con algunos gobiernos no están pasando por el mejor momento.
No hay que olvidar que el enfrentamiento con Uruguay por UPM tuvo como protagonistas clave a Tabaré Vázquez precisamente, y al desaparecido Néstor Kirchner. Pero además, que las relaciones con Brasil demuestran interferencias. Especialmente porque los acuerdos que Fernández suscribió con China no son favorables a Brasil, cuando este país tiene problemas de crecimiento económico. Brasil, en tanto, quiere acercarse a la Unión Europea, con el apoyo de Uruguay, pero Argentina mira para otro lado y se hace la desentendida.
Mujica, quien precisamente no se destaca por su sentido de oportunidad, ahora le arrima leña al fueguito regional, haciendo “una confesión” al medio de prensa argentino, contando lo que la presidenta brasileña Dilma Rousseff le habría dicho sobre una Argentina “problemática”.
Fernández ni se molestó en contestar, aunque mandó a su jefe de gabinete, Jorge Capitanich, quien recordó que “buena parte del comercio exterior uruguayo se dirige a Argentina”.
En realidad, con su particular estilo, tanto Batlle como Mujica realizaron declaraciones que en alguna medida reflejan realidades, aunque es claro que no todos los argentinos son ladrones ni siempre Argentina pone trabas a la integración.
Pero ciertamente esta vez la oportunidad no era la propicia para Mujica. No lo era porque a días de asumir su sucesor, Tabaré Vázquez, lo menos que se necesita es incentivar la discordia, sino, por el contrario, dejarle las manos lo más libres posibles al nuevo gobierno para que pueda establecer lo que es imprescindible, las mejores relaciones posibles con los países de la región. Aunque claro, su gobierno ya termina y posiblemente lo único que realmente le importe es alimentar su imagen irreverente, que tan buen resultado le ha dado.
Pero cuando un gobierno se va, es su responsabilidad dejar todo lo mejor posible para el que ingresa. El de Mujica no será recordado por estabilizar la balanza estatal, con el peor déficit desde el 2002. Ahora, tampoco por dejar aceitadas las relaciones con nuestros vecinos, más bien las ha embadurnado. Que serán lo que serán, pero con ellos debemos convivir.


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