Locales | 02 Mar Luego de prestar juramento ante la Asamblea General, como dispone el protocolo de asunción del primer mandatario, Tabaré Vázquez se dirigió a los legisladores. Sus primeras palabras fueron de celebración de 30 años de democracia ininterrumpida en el país, con un reconocimiento al primer gobierno de Julio María Sanguinetti (1985-1990), que fue acompañado por el aplauso de todos los presentes.
A continuación, el presidente realizó una evaluación muy general del contexto internacional en el que asume su segundo mandado, situación que comparó con la realidad que se vivía en ocasión de su primera asunción hace diez años.
“La violencia, el miedo, el terror y la intolerancia campean en distintas regiones de nuestro planeta, los conflictos bélicos que parecen no concluir nunca, las muertes violentas y las que podrían ser evitables, los excluidos, el hambre crónica y la desnutrición que padecen millones de personas mientras toneladas de alimentos se arrojan diariamente como si fueran desperdicios. La intolerancia y la discriminación por razones religiosas, étnicas o de orientación sexual constituyen la realidad a la que hacemos referencia”, expresó el mandatario.
Destacó que, sin embargo, hay también señales positivas, como por ejemplo “la cantidad de gente que trabaja por la paz, que se preocupa por los pobres e indigentes y aquellos que militan por el cuidado del medioambiente”.

ARTIGAS
El resto del discurso --bastante más breve de lo que se preveía-- lo dedicó a “los principios y valores que constituyen el modo de vida del pueblo uruguayo”, en referencia a los pautados por el ideario artiguista. Vázquez recordó que este año se cumple el bicentenario del reglamento provisorio de tierras, firmado por Artigas en Villa Purificación del que surge la expresión “que los más infelices sean los más privilegiados”, citada por el presidente.
“Esto valores serán los referentes axiológicos que inspirarán y animarán las políticas concretas que desde nuestro gobierno impulsaremos”, manifestó, antes de dar lugar a una evocación artiguista que constituyó la parte esencial de su mensaje.
Tuvo el discurso alguna referencia agregada, como la que realizó en tono condenatorio al terrorismo internacional del Estado Islámico y la forma en la que difunde las ejecuciones de sus víctimas, que contrastó con la frase atribuida a Artigas, luego de la batalla de Las Piedras, cuando pidió “clemencia para los vencidos”, pasaje que fue de los más aplaudidos.

REFERENCIA
Con respecto al prócer, Vázquez también realizó una referencia sobre el contexto histórico en el que vivió y desarrolló sus ideas. “Era la época de la filosofía, la época de la ilustración, el siglo de las luces”, dijo.
También aludió al nacimiento de Artigas, “56 años después de la fundación de Villa Santo Domingo de Soriano, el primer centro poblado de lo que luego sería Uruguay. Montevideo tenía 40 años de vida y 9 años, Maldonado”, destacó Vázquez.
El presidente también lo situó en una serie de hechos históricos y del nacimiento de otros líderes, como el mexicano Miguel Hidalgo, nacido 11 años antes, George Washington, 32, José María Morelos, al año siguiente, el paraguayo José Gaspar Rodríguez de Francia, dos años después, cinco años más tarde Napoleón y luego San Martín, Mariano Moreno, O’ Higgins y Simón Bolívar, cuando Artigas cumplía 19 años. Vázquez lo ubicó en referencia con el comienzo del conflicto que desembocó en la independencia de los Estados Unidos, 12 años antes de su nacimiento, y también incluyó en la nómina “la insurrección indígena, la más importante”, encabezada por Tupac Amarú, 16 años antes del nacimiento de Artigas y la Revolución Francesa, 25 años más tarde, bajo el lema “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, destacó.

PRINCIPIOS
El presidente de la República afirmó que la “libertad, igualdad, justicia, democracia, autodeterminación de los pueblos, ilustración, solidaridad, fraternidad, integración, respeto y tolerancia hacia los otros son mandatos que emanan del pensamiento artiguista”.
“Es allí donde está la génesis de nuestra identidad, en los principios y valores que les son tan caros a los buenos orientales. Inspirados en estos valores, los uruguayos y las uruguayas podemos y debemos proponer, analizar y discutir juntos, con respeto, sobre los distintos caminos para lograr la mejor educación pública para nuestra gente, el mejor camino para tener una salud de calidad e igual para todos, una vivienda digna para la totalidad de sus habitantes, tal como lo establece en su artículo 45 la Constitución de la República. Pero no debemos ni podemos y no queremos ni por asomo discutir o cuestionar la matriz de principios y valores que surgen desde el inicio de nuestra historia con el Jefe de los Orientales”, concluyó.