Paysandú, Martes 03 de Marzo de 2015
Locales | 02 Mar Material elaborado por equipo de EL TELEGRAFO integrado por los periodistas Enrique Sánchez, Marco Rivero y el fotógrafo Andrés Franco.
Cuando a las 12.45 minutos José Mujica cumplió la quintaesencia de la democracia, traspasar el poder a su sucesor, colocándole la banda presidencial, Tabaré Vázquez --después de fundirse en un abrazo con el Pepe-- abrió los brazos y miró hacia delante. No lo dijo, pero todos entendieron el mensaje: “¡Festejen, uruguayos!”
En una mañana de sol y nubes, en un casi desierto Montevideo, Tabaré Vázquez y Raúl Sendic --sanducero-- asumieron como presidente y vicepresidente de todos los orientales, hasta el 1º de marzo de 2020. No fue una ceremonia de cambio de mando multitudinaria, y seguramente eso se debió en buena medida a que era domingo. No obstante, algunos miles de personas no quisieron perderse este hito en la historia uruguaya, al conmemorarse los treinta años de la recuperación democrática. Muchas banderas del Frente Amplio y también uruguayas. Muchos cánticos, aplausos y algunos abucheos. Un canto del cisne para el viejo fusca del también veterano Mujica, y de una camioneta Fordson similar a la que hace muchos años comprara Vázquez.
Más de mil doscientos policías, incluyendo personal táctico y perros; seiscientos efectivos de Defensa Nacional, trescientos en tareas operativas --francotiradores incluidos-- y trescientos en el área de protocolo. Más de ochocientos periodistas acreditados. La prohibición de volar drones en plaza Independencia, zona de exclusión aérea durante los actos.
Seis presidentes y un rey. Y cientos de autoridades de diferente tenor, llegadas desde todos los continentes. Legisladores, intendentes, personal de confianza en diferentes áreas del gobierno, diplomáticos e invitados especiales.
En plaza Independencia, Artigas, inmortalizado en el monumento de bronce, sigue firme cabalgando hacia el futuro y es testigo de otra instancia democrática. Delante, el estrado principal, detrás y a los costados grandes paneles con cuadrados que recogen los colores de la bandera nacional. Y dos pantallas led que recogían en directo la ceremonia.
El público, detrás del vallado en el extremo Este de la circunvalación de plaza Independencia, junto al Palacio Salvo, se agolpaba en 18 de Julio, ocupando toda la calle hasta Convención. Sobre 18 de Julio, también se colocaron pantallas led.
LENTAMENTE, SIN APURO
Mientras Tabaré Vázquez, Raúl Sendic y las autoridades nacionales y del extranjero estaban en el Palacio Legislativo, el público lentamente iba ubicándose en el espacio designado. Algunos periodistas ya estaban ubicados en las plateas para la prensa: una para la nacional y la otra para la extranjera. El personal de seguridad estaba en sus puestos, y los funcionarios de coordinación controlaban una y otra vez todos los detalles.
De vez en cuando, una sirena alertaba de la aproximación de un vehículo oficial. No hacía calor, las nubes cubrían parcialmente el sol y una suave brisa subía desde la rambla.
En las pantallas led se emitía en directo lo que ocurría en la Asamblea General, la transmisión de la coalición de canales montevideanos. Los minutos pasaban mansamente. Curiosamente, no parecía tener prisa el reloj. Pero, todo llega, como el final del mandato de Mujica y el comienzo del de Vázquez.
A las 11.20, de sorpresa y sin muchas sirenas, arribó al edificio Estévez, en su viejo Volkswagen Fusca azul, el todavía presidente José Mujica. Descendió e ingresó rápidamente; también lo hizo después el vicepresidente Danilo Astori.
Poco a poco, tras culminar los actos en el Palacio Legislativo, los mandatarios extranjeros ingresaron a plaza Independencia, a la espera de la llegada de Vázquez y Sendic.
No obstante, el traslado de ambos fue lento, prácticamente a paso de hombre. Subidos a la caja de una camioneta Fordson gris, modelo 1951, Tabaré y Raúl saludaban y enviaban besos, rodeados por un operativo de seguridad y por el apoyo de militantes, especialmente de la UJC. Lentamente, con la alegría de recibir el aplauso y las felicitaciones de quienes estaban en la calle, o en sus casas. Desde plaza Independencia se seguía con atención el recorrido de la caravana a través de las pantallas. Las plateas de prensa comenzaban a llenarse. Y no faltó quien se preguntó si la ley era igual para todos. “Porque, que yo sepa, no se puede ir parado sobre la caja de una camioneta”, disparó provocando risas a su alrededor.
LLEGA EL PRESIDENTE
A las 12.30, Mujica y Astori cruzaron la calle y se pararon en plaza Independencia, a la espera de la camioneta Fordson que trasladaba a Vázquez y a Sendic, pletóricos. Unos tres minutos después, el vehículo que venía por 18 de Julio llegó a la plaza y el público explotó en un grito que reafirmó su enorme sentido democrático: “¡Uruguay, Uruguay, Uruguay!” Los últimos metros fueron recorridos lentamente y del mismo modo descendieron de la camioneta. Caminaron pocos pasos y se fundieron en sendos abrazos. Vázquez con Mujica, Sendic con Astori. Y luego, alternadamente. Los cuatro caminaron hacia el estrado, donde se viviría la ceremonia tradicional de cambio de banda presidencial.
A la hora 12.45 Tabaré Vázquez recibió la banda presidencial de manos de José Mujica, en el escenario diseñado al pie del monumento del prócer José Artigas.
Antes, se procedió a la lectura y firma del acta oficial de proclamación. “En Montevideo, el 1° de marzo de 2015, estando en audiencia el señor presidente de la República, José Mujica Cordano, ante mí, Guillermo Domenech, escribano de Gobierno, expresa: Estando presente el doctor Tabaré Vázquez Rosas, electo presidente de la República, por el período constitucional; 1° de marzo de 2015 al 1° de marzo de 2020, quien el día de la fecha prestó ante la Asamblea General la Declaración Constitucional y del artículo 158 de la Constitución de la República, en este acto le transmite el mando que ejerce y hace entrega de la banda presidencial”. Otro abrazo apretado, y Mujica y Astori abandonaron el estrado, dejando el protagonismo a Vázquez y a Sendic. Pero la plaza lo despidió al Pepe con otro cántico: “Si este no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?”
La banda presidencial, por primera vez después de 77 años, no fue confeccionada por una monja de la congregación católica de las Hermanas Oblatas, sino por una trabajadora independiente experta en bordado. El ancho de la banda es de diez centímetros y se utilizó una cinta especial para confeccionar su diseño. En tanto la medida dependió de la estatura del nuevo presidente.
EL GABINETE MINISTERIAL
Lo que siguió fue la instalación del gabinete ministerial y tras la firma de los nuevos ministros designados, que no tuvo sorpresas en relación con la lista ya conocida, cuando se designó a Fernández Huidobro la plaza se llenó de silbidos, pero sin inmutarse el ministro firmó para proseguir al frente de Defensa Nacional.
Después comentaría que había muchos simpatizantes de Nacional. No fue el único que recibió silbidos del público. También fue reprobada la presencia del rey Juan Carlos I y del vicepresidente argentino, Amado Boudou.
Luego, el presidente, el vicepresidente y el canciller Rodolfo Nin Novoa, sus esposas: María Auxiliadora Delgado, Silvana Lesca y Patricia Damiani respectivamente, y el pleno de ministros se trasladaron a la parte delantera del estrado para presenciar el desfile militar en honor de las autoridades. Por segunda vez --la primera fue cuando asumió Mujica-- el desfile se realizó cruzando la propia plaza, de norte a sur, solamente con efectivos de Infantería.
ESCUELA YUGOSLAVIA
Una delegación de escolares de la escuela Yugoslavia, donde Tabaré Vázquez cursó sus estudios primarios, subió al escenario para dar un beso al presidente, al vicepresidente y para entregar a las damas un ramo de flores.
Luego, Vázquez y Sendic recibieron el saludo protocolar de los distinguidos visitantes extranjeros. Siempre es la parte más extensa de la ceremonia y se ubica al final, porque las autoridades --una vez realizado el saludo-- se retiran.
Eso ocurrió también ayer, cuando los ilustres visitantes cruzaban al Radisson Montevideo Victoria Plaza, si allí estaban alojados, o ascendían a los vehículos que les habían sido asignados para trasladarse a los diferentes destinos.
Lo mismo ocurrió con legisladores y otras autoridades uruguayas que poco a poco comenzaron a abandonar la plaza, mientras aún se llevaba adelante el saludo protocolar de visitantes extranjeros.
PALABRAS DE VÁZQUEZ
No obstante, aunque parecía que había terminado el acto central de la ceremonia de transmisión de mando, todavía quedaba algo muy importante: nada menos que las palabras del presidente Tabaré Vázquez. Fue breve, porque como dijo: “esta noche volvemos a conversar”, en referencia a su discurso por cadena nacional que realizaría por la noche.
“Como ustedes comprenderán, en un momento tan emotivo para mi persona y luego de una ceremonia tan extendida, seré muy breve en las palabras que voy a emitir”, expresó al inicio de su alocución. “Como lo hemos hecho permanentemente a lo largo de más de 25 años de actividad política pública en nuestros discursos, comenzaré diciendo exactamente lo mismo: lo primero es lo primero y lo primero es agradecer”, agregó.
En ese sentido, agradeció “a quienes nos están visitando, a quienes vienen de países hermanos y países amigos: ¡muchas gracias por su presencia!”
“Estoy seguro de que no están aquí solo porque un presidente democráticamente electo le transmitió el mando a otro presidente democráticamente electo. Estoy seguro de que todos ustedes están aquí porque juntos, en un gran abrazo, estamos festejando la democracia, esa forma mejor del sistema político y de manera de vida”, dijo más adelante.
“A los uruguayos nos gusta mucho que nos visiten y mucho más nos gusta que nos vuelvan a visitar. Por eso, las puertas de este país para todos ustedes están abiertas siempre”, expresó. Antes de concluir: “y para las queridas y queridos uruguayas y uruguayos, mi más profundo agradecimiento por la confianza en el proyecto político y mi agradecimiento por la confianza en esta persona. Intentaré no defraudarlos”.
FESTEJEN, URUGUAYOS
Entonces sí, con su banda presidencial, sus emociones, su impecable traje azul, su camisa blanca y su corbata celeste --el blanco y celeste que identifica a este país-- Tabaré Vázquez, el médico, el profesor, el político y ahora ni más ni menos que el primer presidente en asumir un segundo período en el siglo XXI, abandonó la plaza Independencia.
Y poco a poco el lugar quedó prácticamente vacío. Las sillas vacías, los espacios de seguridad abandonados, las plateas de prensa desiertas. La leve brisa continuaba subiendo desde la rambla. El sol y las nubes jugaban aún a las escondidas. El personal encargado del desarme se colocaba los arneses de seguridad. Y el ideario artiguista --representado en esa estatua de bronce al galope hacia el Este-- quedaba tan firme como al amanecer de este día de regocijo democrático.
La historia dice que ya han pasado seis presidencias (Julio María Sanguinetti, Luis Lacalle, Julio María Sanguinetti, Jorge Batlle, Tabaré Vázquez y José Mujica) y llega la séptima (Tabaré Vázquez). Tres décadas de democracia sana, fuerte y vigente. No hay dudas de la certeza de la frase ya célebre del presidente Vázquez. No importa la ideología política ni el color partidario, todos los uruguayos podemos festejar. Festejamos ahora, una vez más, al reafirmar la rueda democrática, que gira y gira, desde el comienzo de un mandato a su fin y vuelve a renovar su giro, al transferir ese mandato. Eso se ha cumplido. Uruguay festeja la fuerza y vigencia de su democracia.
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