Paysandú, Jueves 05 de Marzo de 2015
Opinion | 02 Mar Formalmente, a las 9 y 57, tras proclamar ante el Parlamento que “yo, Tabaré Vázquez, me comprometo por mi honor a desempeñar lealmente el cargo que se me ha confiado y a guardar y defender la Constitución de la República”, el mandatario asumió por segunda vez como presidente de la República, incorporándose a la selecta galería de expresidentes que han sido reelegidos --en períodos alternados, por disposición constitucional-- como jefe de Estado por la soberanía popular, que es un valor que ha ganado en significado sobre todo a partir del interregno institucional que sufrió el país entre 1973 y 1985.
Precisamente el titular del Poder Ejecutivo comenzó su discurso en el Parlamento saludando los “30 años ininterrumpidos de democracia que gozamos en Uruguay” y recordó y saludó “al primer gobierno que presidiera Julio María Sanguinetti”, en oportunidad de la restauración democrática.
Vázquez sostuvo que después de 10 años de estar en la Asamblea General del Parlamento hoy la vida le dio una “segunda oportunidad” y afirmó que su gobierno se basará en los “valores artiguistas” plasmados en la frase de que “los más infelices sean los más privilegiados” que expresó José Gervasio Artigas hace 200 años en el “Reglamento provisorio de tierras”. “Es propicia la circunstancia para recordar los valores artiguistas que serán los referentes axiológicos que inspirarán las políticas y las medidas” del gobierno, sostuvo.
Acotó que “él, que creyó en la democracia nativa, es en ese hombre que debemos encontrar los valores y principios de Uruguay. Debemos reivindicarlos, asumirlos y llevarlos a la práctica: libertad, igualdad, justicia, democracia, autodeterminación de los pueblos, ilustración, fraternidad”, entre otros.
Como a todo gobierno, quienes valoramos y respetamos la esencia de la democracia, a partir del pronunciamiento popular tenemos en el gobierno al presidente de todos los orientales, por encima de partidos, consideraciones ideológicas y de cualquier otro carácter. Extendemos por lo tanto una carta de crédito y apoyo a la gestión del nuevo mandatario, en el entendido de que bregará por mejorar las condiciones de vida de los uruguayos y la situación del país de cara al presente y al futuro, por encima de eventuales diferencias o visiones.
En este contexto nos afiliamos a la tesis de que en lo que refiere a la situación del país, siempre cuanto mejor, mejor, y no cuanto peor, mejor, como suele ser la apuesta de los mediocres que solo buscan satisfacer sus propios intereses y ambiciones, porque de esta calaña siempre ha habido grupúsculos, que en su intolerancia le han hecho mucho daño al Uruguay.
Es por ello que deseamos un rotundo éxito a la gestión del presidente Tabaré Vázquez, porque si le va bien nos va a ir mejor a todos los ciudadanos, más allá de la situación personal. Además podemos entendernos en paz, en el libre juego de las instituciones democráticas, con los tres poderes del Estado actuando dentro de sus competencias y obligaciones, en el diálogo, y este es un valor diferencial que nunca debemos perder.
Lo dijo en alguna medida en su primer discurso el nuevo mandatario, al afirmar que “debemos proponer, analizar y discutir juntos sobre los distintos caminos para lograr la mejor educación pública, una salud de igual calidad para todos o una vivienda digna para todos los habitantes. No debemos ni podemos ni queremos cuestionar la matriz de valores que surgen del jefe de los orientales”.
El apoyar la gestión del presidente no significa por supuesto dar un aval a todo lo que se haga ni que esté libre de críticas, como así tampoco no señalar que por encima de coyunturas económicas, hay aspectos en los que se debe redoblar esfuerzos.
Algunos de estos ítems fueron precisamente los mencionados por Vázquez líneas arriba, a los que por nuestra parte sumamos el de la inseguridad pública manifiesta que sigue vigente en nuestro país, y que hace también a derechos que por esta vía son conculcados, al cercenarse libertades al ciudadano común hostigado por la delincuencia.
Felizmente, el país está hoy mejor que hace una década, cuando su primer mandato, pero ello, lejos de ser una apreciación complaciente, conlleva nuevos retos y planteos distintos. A diferencia de 2005, cuando encontró a un país que empezaba a recuperarse de una fuerte crisis económica y social y enfrentaba restricciones financieras, Vázquez recibirá ahora una economía en crecimiento durante 11 años consecutivos. Además, el país cuenta con buen acceso a los mercados de crédito y ya tiene prácticamente financiados los pagos de deuda de este año, aunque naturalmente, no todas son rosas y hay luces amarillas encendidas en el camino de la economía, principalmente.
Uno de los aspectos a tener muy en cuenta es el elevado déficit fiscal, que alcanza al 3,3% del Producto Bruto Interno (PBI) en los 12 meses a enero. Si bien este año no habrá aumento de gasto --salvo el que ya se dio en jubilaciones y salarios públicos-- la clave para reducir el déficit se centra en la elaboración del presupuesto nacional para el quinquenio, que reflejará el plan maestro del gobierno.
Según indicó, Vázquez planifica un gobierno “austero” y con un mayor control de gasto público, especialmente de los entes que en 2014 cerraron con números rojos, sin olvidar un sistema educativo afectado por una crisis que sigue arrastrándose y profundizándose, y que no prepara a nuestros jóvenes adecuadamente para el campo laboral y la evolución tecnológica.
Estos aspectos, más muchos otros, naturalmente, están en conocimiento del jefe de Estado y de su equipo de colaboradores, quienes al igual que el mandatario, y como descontamos, llegan con la mejor intención a ejercer sus cargos, sus responsabilidades, a tener el oído atento y la mente serena para establecer prioridades y alternativas, cuando los recursos nunca dan para todo lo que se necesita, y casi siempre en plazos perentorios.
Suerte entonces y el mejor de los deseos al nuevo gobierno en su gestión, y ojalá que dentro de cinco años por lo menos algunos de estos problemas pendientes ya podamos dejarlos en el haber cuando se entregue la banda presidencial al sucesor de Vázquez.
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