Paysandú, Viernes 06 de Marzo de 2015

Hacer bien lo que se está haciendo mal

Opinion | 06 Mar Por segunda vez, y en esta oportunidad en el tercer gobierno del Frente Amplio, el economista Danilo Astori asumió este miércoles como ministro de Economía y Finanzas asegurando que su gestión no será "más de lo mismo" porque el Uruguay del 2015 “no es el del 2005” gracias a las "transformaciones" que se lograron durante las dos administraciones de izquierda.
La sola mención de quien es el nuevo titular de la principal cartera de todo gobierno, nada menos que la que recauda y gestiona las finanzas de un país, indica que no estamos solo ante un reputado profesional, exdecano de la Facultad de Ciencias Económicas, sino también de un líder político, de uno de los sectores más influyentes de la izquierda, y quien en su momento compitiera asimismo por la candidatura presidencial en su partido.
Claro, una cartera --incluyendo a la de Economía, pese a que involucra números que marcan una realidad imposible de discutir--, tiene su margen de decisiones enmarcadas en componentes políticos, por lo que la formación profesional como aporte a toda gestión está supeditada a motivaciones políticas, oportunidades, condicionamientos incluso electorales y a la vez compromisos asumidos hacia adentro y hacia fuera de la fuerza política.
Lo que no está ni bien ni mal, sino que es simplemente una realidad, de acuerdo a las circunstancias, que incluye determinación de prioridades siguiendo directivas del presidente y de un elenco de gobierno, pero conlleva por lo tanto que las decisiones que se adopten no necesariamente serán inapelables y fuera de discusión, por cuanto a la realidad de los números se incorporarán los elementos políticos, de expectativas y los condicionamientos a que hacíamos referencia. Valen estas reflexiones para evaluar el momento y el contexto en el que el flamante secretario de Estado ha formulado apreciaciones en el mismo momento de asumir, instancia en la que el nuevo jerarca se comprometió a trabajar para que el país mantenga la senda de "crecimiento inclusivo. Esto no es un modelo económico sino un rumbo que se debe seguir con paciencia estratégica".
Haciendo suyas las palabras del presidente Tabaré Vázquez respecto a la importancia de los valores, el nuevo jefe del equipo económico resaltó la necesidad de poner la política económica al servicio de la gente, prometiendo dejar "el alma" en pos de que el país alcance el umbral del desarrollo económico. Para ello señaló que es propicio "apostar a la excelencia" tanto en capital humano mediante la educación como en capital físico superando el déficit en infraestructura que tiene el país.
Asimismo, en la misma jornada, Danilo Astori fue consultado sobre el futuro del Fondo de Desarrollo (Fondes), respecto al que manifestó que "es una iniciativa loable y compartible porque ayuda el mantenimiento de experiencias productivas que son importantes para el país. Lo que tenemos que lograr es aunar el apoyo como el que da el Fondes con la sostenibilidad de los procesos productivos que se apoyan".
Por lo tanto, evaluó que "esto va a exigir hacer estudios muy serios acerca de las experiencias que se decidan apoyar" ya que "el país tiene que cuidar mucho eso. Hay que lograr un buen resultado de la experiencia y que la sociedad uruguaya pueda ver que sus recursos tienen efectos e impactos positivos. Comparto el instrumento y la herramienta pero seamos conscientes que hay que estudiar con rigor las experiencias a apoyar. Es un instrumento que vale la pena mantener y prestigiar desde el punto de vista social".
La interpretación de estos conceptos se enmarca en la idea del presidente Tabaré Vázquez de incluir al Fondes entre varios proyectos del gobierno de José Mujica que quiere reperfilar para "hacerlos bien". O sea, dejar de “hacerlos mal”, como se hizo hasta ahora. Y el cambio está vinculado a una posición crítica sobre el funcionamiento de la herramienta en el anterior gobierno, teniendo en cuenta que el expresidente José Mujica creó el Fondes para dar apoyo financiero a empresas que dejaron de ser viables y pasaron a ser controladas por trabajadores bajo la modalidad de cooperativas en la mayoría de los casos.
Mujica dijo el año pasado que el Fondes "es un gigantesco motor y una palanca que permitió el desarrollo de procesos cooperativos", pero el nuevo director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Álvaro García, considera que el Fondes ya cumplió con una etapa y será reformulado.
Precisamente en lo que respecta al funcionamiento de este fondo, el miércoles El País dio cuenta que el Banco República informó a la cooperativa que explotaba la imprenta Pressur, que funciona en la ciudad de Nueva Helvecia, que tiene intención de rematar su maquinaria para cobrar al menos en parte la deuda de U$S 18 millones contraída por la empresa con el banco estatal. En 2013 la cooperativa había recibido US$ 6 millones del Fondo de Desarrollo (Fondes). La imprenta que comenzó a funcionar en forma cooperativa en 2012 sufrió distintas dificultades y no funciona desde febrero de 2014, lo que indica que está en serias dificultades, y que los 100 empleados “cooperativistas” le costaron al erario público 100 millones de dólares en sólo que se dilapidaron en solo 2 años; es como si le hubiesen regalado 2.500 dólares por mes a cada uno, para “salvar” una empresa fundida por la “mala administración capitalista”.
Ocurre que más allá del acto de voluntarismo, lo que está en juego son recursos de todos los uruguayos, que recauda el Estado, y que deben administrarse criteriosamente, porque reflotar emprendimientos de dudosa rentabilidad, que sobreviven solo mientras dura el “capital de giro” que les proporciona el Fondes, es simplemente el estirar agonías. Y aunque antes de aprobar el salvataje se hace un exhaustivo análisis de sustentabilidad de proyecto, los hechos demuestran todos los días que tales estudios son cuando menos, demasiado optimistas o voluntaristas, porque las empresas siguen dando pérdidas, no logran rentabilidad, mucho menos logran amortizar maquinaria, los sueldos de los cooperativistas que quedan --muchos menos que los que trabajaban en la empresa madre-- están al borde de ser “sumergidos”, y no alcanzan ni para reponer los materiales que consumen.
Este es un aspecto en que el nuevo ministro de Economía debe ponderar los aspectos técnicos y los políticos, los voluntarismos con la realidad, porque está de por medio el país y el interés general, que vale mucho más que los intereses sectoriales y las ideologías, o por lo menos, así debería ser.


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