Opinion | 06 Mar Mañana empieza la temporada 2015 en el Teatro Florencio Sánchez, apenas comenzado marzo, lo que es algo de destaque, en la medida que al contar con la sala remozada, hay productores interesados en usarla desde el inicio de la temporada, que en otros años ha iniciado recién en mayo.
No quedan dudas que la sala fue recuperada, más allá del cielorraso, que por los años que tiene y porque en los últimos años no se le dio el debido cuidado, especialmente en lo que refiere a las filtraciones de lluvia, está en una situación de difícil resolución.
Es una sala que vuelve a lucir en condiciones para ser un orgullo sanducero, conservándola como el patrimonio histórico que es. No se trata de renovarla, sino de recuperarla como estaba, para que continúe siendo el patrimonio cultural de todos.
No obstante, queda claro que en algunas áreas sí se puede modernizar el equipamiento; por ejemplo, en lo que tiene que ver con el sistema de luces, que debe pasar a led y laser, que son los tipos de luz que actualmente se usan en los teatros del mundo. Es cierto que se necesita de una inversión importante, pero no es menos cierto que se dotaría a nuestro teatro de un gran nivel técnico en esa área específica.
Otro aspecto a modificar es el sonido. No es concebible que un palco se use para la consola de sonido. Realmente, no tiene lógica y debe ser modificado tan pronto sea posible. La técnica actual permite operar de manera remota.
Más allá de eso, la principal incorporación que necesita la sala, y en forma urgente, es la instalación de un sistema de aire acondicionado central.
Puede hablarse de la sala, de las buenas condiciones generales que tiene, y de los buenos espectáculos que llegan en temporada, pero no puede dejarse de lado que en la sala los espectadores se sientan con gruesos abrigos para hacerle frente al frío y en los camerinos los artistas se acurrucan alrededor de las estufas.
La principal inversión debe ser el ajuste térmico de la sala, que se podría usar todo el año porque actualmente en verano resulta impensable, por las altas temperaturas.
Es cierto que la sala nunca contó con un aire acondicionado frío-calor, aunque sí tuvo calderas que proveían calefacción en invierno, lo que la hizo operativa durante unos ocho meses.
Sin embargo, actualmente los costos son similares, por lo que debe pensarse directamente en un aire acondicionado central. Sin ese elemento no puede pensarse en una buena temporada teatral. Primero que otras inversiones, debe pensarse en dar calor en invierno y frío en verano. La comodidad tanto de los espectadores como de los artistas es primordial.