Paysandú, Lunes 09 de Marzo de 2015
Locales | 05 Mar Vandalismo, hurtos, destrozos en cañerías e instalaciones eléctricas y edilicias; a esto hay que sumarle las amenazas, insultos y agresiones que reciben de forma diaria los maestros de la Escuela Nº 87 del barrio P3. La situación se ha vuelto caótica y ha generado problemas de presupuesto a esta institución educativa, que gasta en promedio más de dos mil pesos por semana en reparar los vidrios que un grupo de vándalos rompe.
Además, para este comienzo de clases, hay tres salones que no podrán ser utilizados porque fueron robadas las chapas del techo. Desde Inspección de Escuela están haciendo todo lo posible para controlar y terminar con esta situación.
“Hay un grupo de jóvenes que viene de noche a la escuela y consume bebidas alcohólicas, entre otro tipo de drogas. Son del barrio y no de otro lado”, dijo la inspectora departamental, Nancy Núñez, quien además indicó que están dispuestos a reforzar los vínculos con las familias, pero en un clima de respeto. “Que los padres nos apoyen. Sería muy importante tener una comisión de barrio que nos ayude a cuidar la escuela”, indicó Núñez.
Asimismo, la inspectora subrayó que desde la Inspección no aceptarán que se agravie a los maestros injustamente. “Los maestros de esta escuela trabajan incansablemente, lo sé porque yo fui inspectora de zona de esta escuela y lo único que reciben son insultos y actos de violencia de los padres. Hay poco apoyo por parte de la comunidad de la zona”, señaló.
También resaltó que con el cuerpo inspectivo están apoyando a esta escuela. “Si no hemos logrado avanzar más, es porque no hemos podido, pero hemos hecho todas las gestiones”.
TRES SALONES MENOS
Este año, tres salones de la Escuela Nº 87 no pudieron ser habilitados debido a los destrozos causados por los malvivientes. “Hicimos un informe de urgencia por dos vías: por Inspección Técnica, el lunes estuvo la inspectora general del CEIP, Edith Couthino, con quien quedamos de hablar para agilizar los trámites; y por la vía del director general del Consejo, Héctor Florit, que también está preocupado por el tema”, detalló Núñez.
La inspectora relató que los salones se llueven porque los vándalos que van en la noche le han sacado las chapas. “No sé qué preparado hacen con el cemento con el que las chapas están pegadas”, dijo.
Esto le ha generado un problema para reubicar a los niños. “Eran los salones de los niños de Inicial y, como están en la etapa de adaptación, todavía hay salones que no estamos usando. El problema va ser dentro de 20 días, cuando tengan que cumplir todo el horario. Por eso estamos trabajando para solucionar este inconveniente”, señaló la inspectora departamental.
Otro tema que preocupa a las autoridades de la enseñanza son los vidrios que destrozan. “Cada dos o tres días hay un presupuesto de más de dos mil pesos de vidrios y la escuela ya no tiene más recursos para enfrentar esto”, advirtió. Desde la Inspección se habló con el jefe de seguridad de Jefatura de Policía y han aumentado el patrullaje. “Estamos preocupados porque estos jóvenes están destrozando la escuela”, manifestó Núñez, quien agregó que paradójicamente son ellos mismos quienes tendrían que cuidar el local. “Hay otras escuelas en contextos difíciles en Paysandú, pero son los propios jóvenes que las cuidan”. La inspectora acotó que, por su parte, está dispuesta a hacer un trabajo social para reinsertar a esos muchachos a la sociedad.
PROBLEMAS EDILICIOS
La arquitecta de Primaria, Fernanda Álvez, reconoció que la Escuela Nº 87 tiene algunos problemas en el edificio. Estos problemas “son críticos para el buen uso del local, pero no lo son con respecto a lo estructural; puede funcionar, pero no adecuadamente como corresponde para los niveles de Inicial o Primaria”, dijo la arquitecta.
Entre los problemas, hay roturas de techos, filtraciones y vidrios rotos. “No son por el mal uso de los usuarios de la educación, sino por actos vandálicos que se repiten sucesivamente a lo largo de estos años”, señaló.
Asimismo, indicó que se han tomado algunas medidas, pero no tuvieron resultado. “Para no estar cambiando los vidrios constantemente, se pusieron mallas metálicas para protegerlos de las pedradas y hasta eso han roto también”, dijo indignada Álvez. Además, detalló que han roto y hurtado cerraduras, chapas, caños, focos de luz y la instalación eléctrica exterior.
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