Opinion | 09 Mar Sin dudas, uno de los grandes temas que tiene en el debe el Mercosur, más allá de sus serias falencias en materia de integración y organicidad --entre otros aspectos--, refiere a que estamos ante un bloque que ha sido incapaz de concretar acuerdos comerciales con otros bloques. Un claro ejemplo es el todavía fallido acuerdo con la Unión Europea, que lleva nada menos que 15 años de negociaciones infructuosas.
El anterior canciller, Luis Almagro, siguió el rumbo que en su momento había adoptado el excanciller de la primera administración Vázquez, Reynaldo Gargano, en cuanto a priorizar la región y las solidaridades ideológicas por sobre la apertura comercial al resto del mundo. Así nos ha ido... sin poder salir del encierro, mientras otros bloques han avanzado y concretado acuerdos que, en los hechos, nos sacan de mercados importantes, al perder preferencias arancelarias.
El advenimiento de la nueva administración de gobierno con el canciller Rodolfo Nin Novoa, quien aporta una visión moderna y desprovista de vendas ideológicas, aparece como un rayo de esperanza en cuanto a rectificar rumbos, aunque no se pueda recuperar el tiempo perdido. El flamante secretario de Estado ya ha dado pasos positivos en esta dirección.
Recientemente, el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, y el embajador de la Unión Europea (UE) en Uruguay, Juan Fernández Trigo, defendieron la necesidad de no cejar en el empeño de cerrar el demorado acuerdo entre el Mercosur y la UE. Esto debe evaluarse como un sano intento de revisar posturas.
“No queremos inmiscuirnos en cuestiones que afectan al orden interno del Mercosur, pero ojalá que podamos sincerar uno y otro lado y cumplir un acuerdo que potenciaría esta relación comercial que existe entre nosotros”, dijo Fernández Trigo en Montevideo.
Astori, llamó a seguir generando “conciencia” dentro y fuera de la región acerca del papel “fundamental” que un acuerdo comercial de este tipo puede significar. “Han habido avances, retrocesos, contradicciones, por supuesto con responsabilidades compartidas, pero no debemos cejar en este esfuerzo”, expresó el ministro.
La negociación de un acuerdo entre ambos bloques comenzó en 1999, sin avances significativos. Pero tras varios años de parálisis, la negociación se reabrió hace dos años y el Mercosur tiene lista su oferta de bienes, servicios, inversiones y compras gubernamentales. En tanto, los europeos alegan que aún no ha finalizado el proceso de consultas internas para entregar su propuesta.
Si bien Argentina sistemáticamente ha entorpecido las negociaciones para de “defenderse” del ingreso de productos extrarregión y con su acendrado proteccionismo, al igual que Brasil hasta hace poco --aunque ahora es proclive al acuerdo--, hay resquemores en algunos países europeos que también protegen producciones agropecuarias propias, a las que vuelcan además cuantiosos subsidios.
En nuestro país, ya el discurso en la ceremonia de asunción del canciller Rodolfo Nin Novoa, quien fijó una estrategia de inserción externa que prioriza lo comercial sobre lo político, la designación de asesores con perfil técnico en su cartera y los problemas internos que atraviesan Brasil y Argentina, abren una “oportunidad histórica” para que Uruguay pueda avanzar por su cuenta para cerrar un acuerdo comercial con la Unión Europea (UE).
Estos conceptos incluso recogen la opinión vertida a El Observador por el presidente de la Eurocámara en Uruguay y titular de la Cámara de Comercio e Industria uruguayo-alemana, Paul Riezler. En este sentido, una fuente de Cancillería informó al mismo matutino que en primer lugar, Uruguay “apostará” a que el Mercosur imponga dinamismo a la negociación, en particular por el impulso que pueda darle Brasil. “Si esto no prospera, vamos a ir por la negociación bilateral”, aseguraron.
Mientras tanto, Riezler consideró que Uruguay “esperó demasiado” por los pasos que dieran los socios grandes del Mercosur (Brasil y Argentina) para avanzar en un acuerdo comercial con la UE. Si bien en los últimos dos años se dinamizó el proceso de discusión con la presentación de una oferta por el Mercosur, el presidente de la Eurocámara ve poco probable que se puedan avanzar “en bloque”, dado los problemas internos que atraviesan Brasil y Argentina.
El empresario destacó el giro que anunció el nuevo gobierno de nuestro país en materia de política exterior y algunos hechos concretos que ya llevó a la práctica. Por ejemplo, la designación como asesor de Carlos Pérez del Castillo, exsubsecretario de la Cancillería, y que en su momento estuvo cerca de ser electo director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Para los empresarios europeos este fue un claro mensaje de que lo político quedará relegado a un segundo plano, algo que hace tiempo se venía reclamando a la cancillería.
Para la Eurocámara, el hecho de que el gobierno exprese “públicamente” que está dispuesto a avanzar por fuera del Mercosur para firmar acuerdos comerciales es un “cambio relevante” en el manejo de la política exterior y abre la puerta para avanzar por un camino más rápido con la UE.
La búsqueda de acuerdos que nos sitúen en mejor posición en el escenario internacional, sobre todo a partir del reciente acuerdo entre China y Australia --nuestro competidor en productos de origen agropecuario--, es a esta altura un imperativo más que una perspectiva a explorar. Además, el panorama no se presenta tan favorable como hasta hace poco.
Europa está en negociaciones para suscribir un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y, de esta forma, Uruguay y la región quedarían relegados por el ingreso de los productos agropecuarios estadounidenses sin arancel.
Mientras, Australia y Nueva Zelanda están mejorando el ingreso comercial de sus productos a Europa, lo que nos sitúa en una perspectiva de condicionamientos en los plazos para intentar avanzar por nuestros propios medios y en lo posible con el bloque.
Esto nos da la pauta de que lo único que no debemos hacer es quedarnos quietos mientras los demás siguen avanzando.