Paysandú, Jueves 19 de Marzo de 2015
Opinion | 16 Mar Tras el fragor de la contienda electoral, ha quedado temporalmente en segundo plano el affaire Pluna. Recordemos que no solo tuvo pérdidas en sus implicaciones --de entre 200 y 300 millones de dólares para el país--, sino que a la vez determinó procesamientos --mientras sigue la investigación judicial-- y la renuncia del exministro de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo, y del expresidente del Banco República, Fernando Calloia, por abuso de funciones. Mientras, siguen las manifestaciones de este negocio ruinoso para el Uruguay.
En su momento, el expresidente José Mujica dijo que decidió cerrar Pluna y dejar los aviones en tierra porque se venía una oleada de juicios desde Brasil, que nunca ocurrió. El hecho era que la empresa estaba en quiebra, seguía dando déficit y, de una manera u otra, el desenlace era inevitable, para no seguir arrojando pérdidas tras pérdidas.
Pero claro, hay situaciones y formas, y en este caso, el gobierno anterior intentó maquillar las cosas con un remate fraguado --con el sonado episodio del caballero de la derecha incluido-- y encima, aprobó una ley inconstitucional para la liquidación. Además, como agravante, se siguió adelante con el pago del seguro por desempleo superextendido a funcionarios de muy buenos sueldos, que sin embargo no se otorga a trabajadores comunes que no gozan de este tipo de padrinazgos.
Asimismo, el propio gobierno, presionado por los sindicatos, reacomodó el cuerpo para apoyar financieramente la creación de otra empresa autogestionada: Alas U. Esta ya recibió el primer avión hace pocos días, para iniciar los servicios para los que hemos aportado compulsivamente todos los uruguayos.
Por supuesto, está muy lejos de ser un servicio de primera necesidad. Ni siquiera es imprescindible que deba quedar en manos de una empresa estatal o privadas de origen nacional. La prueba radica en que, pese al cese de actividades de Pluna, nuestro país siempre siguió conectado por vía aérea; hoy se cuenta con una cobertura similar que la que había cuando dejó de funcionar la aerolínea estatal.
En realidad, nunca fue necesaria una aerolínea de bandera nacional a cualquier costo. Mucho menos para sumergirnos en pérdidas o demandar permanentemente recursos a enjugar el déficit, que mucho se han necesitado todos estos años para otros destinos sí importantes e imprescindibles, como el apoyo en infraestructura para la sustentabilidad de la economía basada en productos de origen agropecuario, entre otras necesidades.
El punto es que igualmente se va dinero de todos los uruguayos para una autogestión cooperativa que no representa ninguna necesidad a satisfacer ni mucho menos. Peor aún, todo apunta a que esta nueva aventura de autogestión con fondos de todos va camino a seguir demandando ayuda financiera, como si la ya recibida no hubiera sido suficiente.
A propósito de este tema, el titular de BQB Líneas Aéreas y Buquebus, el empresario argentino Juan Carlos López Mena, dijo que el Estado uruguayo “va a perder mucho dinero” con Alas Uruguay, según informó Maldonado Noticias. El empresario participó, el jueves, en un almuerzo organizado por el Movimiento de Participación Popular de Maldonado en el hotel Conrad de Punta del Este. También asistió el expresidente y actual senador José Mujica.
Consultado por la prensa sobre el inicio de la nueva empresa aeronáutica, López Mena dijo que “hay pruebas suficientes de que, en estos emprendimientos hechos con fondos privados, pierden o ganan los privados”, pero “el Estado no maneja como el privado, si no, haríamos todos un sistema estatista y ya vemos que los sistemas estatistas en el mundo han fracasado rotundamente”.
Además agregó que “el caso va a ser una erogación económica”, dado que “lo que ha hecho el Estado con experiencias de este tipo es perder dinero, mucho dinero que hace falta para la educación pública, para la salud pública, para muchas cosas”.
También indicó que Uruguay tiene un futuro muy acotado en materia aeronáutica, tanto con empresas estatales como privadas, ya que cuenta con la presencia de “grandes compañías como Lan asociada con Tam, que son empresas privadas de gran empuje”.
A la pregunta de si se estaría incurriendo en el mismo error que llevó a la caída de Pluna, el empresario respondió que “el hombre es el único animal que se golpea o tropieza dos veces con la misma piedra”. Esto es muy cierto, por más que quien lo diga es precisamente el empresario que --todo indica-- tuvo activa participación en las negociaciones tras la liquidación de Pluna y el posterior remate, y de quien dependía laboralmente el “caballero de la derecha”. Ello no quita que su razonamiento sea válido por su amplio conocimiento en el área en la que ha estado involucrado durante décadas. Tampoco puede negarse que ha concretado importantes inversiones y mantenido un servicio acorde con los requerimientos de los viajeros de ambas orillas.
En lo que corresponde a nuestro país, es hora de dejar atrás los voluntarismos que solo suman pérdidas más pérdidas, por falta de sustentabilidad. Ante el cese del viento de cola del exterior y las apelaciones del gobierno que encabeza el doctor Tabaré Vázquez, debe desarrollarse una gestión austera, porque los recursos ya no abundan como ocurrió en las dos anteriores administraciones.
Hay que considerar que es suicida sustituir una aerolínea estatal por otra gestionada con más pérdidas, y encima seguir asistiéndola. Debe evaluarse muy bien hasta dónde se puede seguir insistiendo en rescatar aquello que no tiene remedio ni sentido mantener.
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