Paysandú, Sábado 21 de Marzo de 2015

Un bloque encerrado, y en “su peor momento”

Opinion | 21 Mar A más de dos décadas desde su creación, el Mercosur es recurrente tema de análisis en los foros regionales e internacionales, con aportes, críticas y reflexiones que procuran generar un diagnóstico de situación, y eventualmente buscar alternativas para que resulte un instrumento útil para los países socios. Pero todo indica que lejos de aplicarse correctivos, hay problemas que se han potenciado y que hacen que el pronóstico sobre la evolución del acuerdo regional haya pasado de cauteloso a un alto grado de pesimismo.
Hay una serie de elementos a tener en cuenta que hacen que fomentan este escenario, pero a las asimetrías y diferencias entre las economías y en la voluntad política de sus países miembros, se agregan componentes políticos que se han antepuesto a la organicidad y la normativa, y este aparece como el punto que resta credibilidad a todo lo que se diga o pretenda hacerse en el marco del acuerdo.
El ministro de Economía y Finanzas, Cr. Danilo Astori, dijo en las últimas horas en el transcurso de una conferencia sobre el Mercosur que éste se encuentra en el peor momento de su historia desde que se creó en 1991.
“No estamos en una buena etapa (en relaciones internacionales), estamos pasando un muy mal momento. En lo que se refiere al Mercosur el peor desde que se creó”, dijo Astori, quien afirmó que Uruguay debe mantener una política exterior que tenga en cuenta a la región, “más allá de las épocas negativas o positivas que atraviese”.
El secretario de Estado indicó que el Mercosur necesita un “sinceramiento interno”, para lo que recomendó que se concrete un nuevo acuerdo extraregional: “El Mercosur necesita un gran acuerdo fuera del Mercosur” que permita a este proyecto de integración regional encarar sus problemas con “resultados positivos”, y reafirmó la trascendencia de la puesta a punto de las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), en procura de alcanzar un acuerdo sobre aranceles preferenciales entre bloques.
Claro, el Mercosur no puede ni debe ser el principio y el fin de todo --no da ni por asomo la talla--, y en este sentido dio que “Uruguay tiene que (...) trascender ese proyecto (Mercosur), que nunca podrá ser la estación terminal de la integración del país sino su plataforma de lanzamiento a proyectos más ambiciosos”, subrayó Astori.
Durante su intervención en la conferencia “¿Qué más debe hacer Uruguay para atraer inversiones?”, recordó el ministro que el país se distingue por un nivel de absorción de inversiones extranjeras “excepcional” en comparación con el resto de países de América Latina.
Las reflexiones del secretario de Estado en este foro están en la línea de conceptos del propio Astori, vertidos hace no más de dos semanas, en encuentro con el embajador de la Unión Europea (UE) en nuestro país, Juan Fernández Trigo, cuando ambos defendieron la necesidad de no cejar en el empeño de cerrar el demorado acuerdo entre el Mercosur y la UE.
"No queremos inmiscuirnos en cuestiones que afectan al orden interno del Mercosur, pero ojalá que podamos sincerar uno y otro lado y cumplir un acuerdo que potenciaría esta relación comercial que existe entre nosotros”, dijo Fernández Trigo en Montevideo.
En el mismo acto, Astori llamó a seguir generando "conciencia" dentro y fuera de la región acerca del papel "fundamental" que un acuerdo comercial de este tipo puede significar.
"Ha habido avances, retrocesos, contradicciones, por supuesto con responsabilidades compartidas, pero no debemos cejar en este esfuerzo", expresó el ministro.
Ocurre que el inicio de la negociación de un acuerdo entre los bloques se remonta a 1999, por lo que ambos grupos llevan 16 años “negociando”, en donde los problemas se suceden por la heterogeneidad de los países y los temas involucrados. En el caso del Mercosur estos aspectos se potencian por la falta de voluntad política manifiesta que han tenido los dos “grandes” socios, sobre todo Argentina, que lleva adelante una política económica a contramano de la dirección en que va el mundo y practica un proteccionismo a ultranza que no es compatible en principio con un acuerdo entre bloques.
Ello explica que durante años se haya avanzado muy poco, y que tras la parálisis, la negociación se reabriera solo hace dos años. Pese a todo, el Mercosur ya tendría lista una oferta de bienes, servicios, inversiones y compras gubernamentales, pero los europeos aún no han finalizado el proceso de consultas internas para entregar su propuesta a la luz de los planteos de los países sudamericanos.
De todas formas, las reflexiones de Astori van en sintonía con lo expresado por el canciller Rodolfo Nin Novoa, quien para empezar fijó una estrategia de inserción externa que prioriza lo comercial sobre lo político y la designación de asesores con perfil técnico en su cartera.
Sin embargo, pese a que los problemas internos que atraviesan Brasil y Argentina, abren una puerta que hasta ahora no se había dado para que Uruguay pueda avanzar en las negociaciones por su cuenta, como considera el presidente de la Eurocámara en Uruguay y titular de la Cámara de Comercio e Industria Uruguayo-Alemana, Paul Riezler, difícilmente nuestro país recorra este camino de la mano de la Administración Vázquez.
En cambio, todo indica que como señalara el titular de Economía, Uruguay apostará a que el Mercosur imponga dinamismo a la negociación entre los dos bloques, en particular por el impulso que pueda darle Brasil, sin por ello dejar de tener en cuenta otras posibilidades.


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