Paysandú, Lunes 23 de Marzo de 2015
Opinion | 21 Mar De acuerdo a la información proporcionada por el Centro Internacional de Investigaciones de Paz de Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés) Venezuela es el país de América Latina que más armas ha comprado en los principales abastecedores mundiales en los últimos diez años, y en sintonía con este dato el dictador cubano Fidel Castro comentó que el de Venezuela es el mejor ejército de la región, en una reflexión que le pareció elogiosa para un país con serias dificultades económicas y problemas sociales que se han profundizado.
Según la última actualización de la mayor base de datos global que existe del rubro, Venezuela se sitúa en el puesto número 15 en la nómina de importadores globales de armas. En su catálogo de incorporaciones recientes aparecen 552 tanques, 160 aviones y helicópteros de combate y 39 barcos militares, entre otras tantas cosas.
El Sipri es el instituto independiente con la base de datos más respetada sobre guerras y armas que hay en el mundo. Esta semana actualizó su información a 2014 y divulgó un nuevo balance del contexto global, pero Venezuela fue señalada porque en la última década destinó U$S 5.140 millones a precios constantes de 1990 para la compra de insumos militares, lo que indica que entre 2004 y 2014 hubo un aumento del 2.020% volcado al rubro armamentos.
Evidentemente, el armar a sus militares es prioridad uno en el país venezolano, por encima de la situación económica, y los recursos volcados con este fin, así como los compromisos asumidos, apostaron tal vez a que la bonanza petrolera era inamovible y que su dependencia en un 90 por ciento de las exportaciones del crudo era al fin de cuentas un seguro irreversible, teniendo en consideración la hipótesis de que el combustible fósil seguiría con valores en aumento.
Pero la economía internacional tiene sus bemoles, y el régimen del presidente Nicolás Maduro se encontró con una caída en los precios del crudo de un 60 por ciento en los últimos meses, un aguda crisis económica, desabastecimiento, la falta de divisas para importación hasta de los rubros más esenciales, y encima ha pergeñado un mecanismo de cambios múltiples que solo se presta para la especulación y el florecimiento del mercado negro.
Si se hubiera invertido aunque más no fuera la mitad de los cuantiosos recursos que ha volcado a la compra de barcos y hasta portaaviones, tanques de guerra, helicópteros, aviones, etcétera, en formular proyectos de reconversión o creación de un aparato productivo, muy diferente sería la situación de los venezolanos hoy golpeados por la dura crisis.
Es que los gobiernos autoritarios, y los fuertemente ideologizados, como el supuesto socialismo bolivariano patentado por el coronel Hugo Chávez y seguido por Maduro, necesitan apoyarse en ejércitos bien armados; no tanto para la amenaza externa, sino para controlar y reprimir, llegado el caso, a quienes se opongan internamente a sus designios.
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