Paysandú, Lunes 23 de Marzo de 2015

Alternativas ante una realidad que ha cambiado

Opinion | 23 Mar Cuando recién salimos del verano y empezamos el año para los parámetros típicos del Uruguay –sigue vigente el dicho de que el país empieza a moverse cuando llega el último ciclista de la competencia de Semana de Turismo-- y mucho más aún cuando inicia una nueva administración de gobierno, se suman las expectativas y previsiones sobre qué nos deparará el nuevo ciclo, sobre todo en el área económica.
Y precisamente este tema ocupa gran parte del tiempo que dedican analistas y operadores económicos al análisis coyuntural, especialmente si se tiene en cuenta que hay señales amarillas tanto en el contexto regional como en el mundial.
Es así que en el primer desayuno del año de la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM), hubo un llamado de alerta a realizar correcciones y ganar competitividad, en un contexto regional e internacional menos favorable para la economía uruguaya.
Alfonso Capurro de CPA Ferrere, Mercedes Comas de PwC, e Ignacio Munyo del IEEM, destacaron como puntos centrales los problemas fiscales del país, la inflación, las próximas negociaciones salariales y los movimientos de las monedas, en especial la devaluación de Brasil, según da cuenta El País.
Esos elementos no son ninguna sorpresa para quienes más o menos siguen la realidad nacional e internacional, pero corresponde traerlos a colación para comparar opiniones y tratar de desentrañar qué nos deparará el futuro, con los elementos de juicio disponibles y con la incertidumbre que aportan los imponderables que se dan en todas las áreas y situaciones.
Capurro aseguró que existe un “movimiento fuerte” de las monedas que “consolida lo que ya sucede desde junio” pasado. “Uruguay no acompañó la depreciación de Brasil y Europa, y está perdiendo competitividad”, aseveró. Indicó que un aspecto preocupante es el tipo de cambio real, que genera restricciones para el país, en tanto para acompasar esa realidad, Uruguay debería tener el dólar a $28. Pero “eso no sucederá”, dijo.
El economista consideró que la “tónica general” en el mundo es de desaceleración, “con una demanda un poco menos firme de la que ya teníamos”, y evaluó que se vive una volatilidad de las monedas de la región, con el fortalecimiento del dólar en las últimas semanas. Otra realidad indisimulable pasa por el hecho de que los precios de los commodities están corrigiéndose a la baja, y sin dudas, la mayor preocupación del economista en este contexto es la situación brasileña, teniendo en cuenta que ese mercado es el segundo destino de las exportaciones uruguayas.
Por su parte, Comas, de la consultora PwC, aseguró que los precios de exportaciones dejaron de crecer desde hace tres años, aunque Uruguay tiene opciones de seguir expandiéndose basado, especialmente, en el sector agropecuario. Una necesidad de las empresas es ajustar los costos y “mejorar la productividad”, pero como elemento en esa dirección, Comas destacó que se necesita una nueva cultura laboral –en referencia a las próximas rondas de negociaciones salariales.
Puntualizó que la evolución del salario en dólares venía pareja con Argentina y Brasil desde 2003, pero las cosas comenzaron a cambiar a partir de 2009, cuando se despegó de los vecinos y Uruguay se tornó menos competitivo. En cuanto a las rondas salariales, para Comas es beneficioso que los ajustes sean anuales y no semestrales.
Munyo, del Instituto de Estudios Empresariales (IEEM) de la Universidad de Montevideo, recordó que el motor del crecimiento del país en los últimos años ha sido la inversión, que pasó de ser del 16% al 24% del PIB, y llamó la atención sobre las expectativas en cuanto a la suba de las tasas de interés en Estados Unidos y la devaluación de Brasil, que hace que Uruguay esté 25% más caro que ese país. “Va a seguir en esos niveles o tenderá a empeorar”, acotó.
Y teniendo a los vecinos con problemas, en el caso de Brasil por el deterioro en su economía y la imprevisibilidad de Argentina, con su acendrado proteccionismo, surgen interrogantes con respecto al escenario regional e internacional, aunque Uruguay esté en mejor situación que cuando la crisis de 2002.
Ahora, como bien señalan los economistas, un aspecto a considerar es cómo desmarcarse de los vecinos que no crecen. Para eso será importante incrementar y mejorar la infraestructura, mantener los regímenes vigentes y trabajar en la línea de obtener mejores tarifas arancelarias, para tener capacidad de acceso a los mercados.
El país deberá mejorar en infraestructura, y atender situaciones como el déficit fiscal y la inflación, que está desalineada con otros países de la región, y que sufre ahora la presión de un mayor valor del dólar.
Por supuesto, el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, está al tanto de estos parámetros y el cambio de escenario, por lo que es de esperar que se realicen correctivos que permitan un reacomodo. Pero, claro, no se trata solo de medidas económicas puras, sino que a la vez hay que compatibilizarlas con políticas sociales y decisiones políticas que no van en la misma dirección, teniendo en cuenta la heterogeneidad de la fuerza de gobierno. Paralelamente se generan interrogantes respecto a si se podrán instrumentar las decisiones en tiempo y forma para ponernos, más o menos, a cubierto de avatares.


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