Paysandú, Miércoles 25 de Marzo de 2015
Rurales | 18 Mar El investigador y docente de la Estación Experimental “Doctor Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía, ingeniero agrónomo Luis Giménez, manifestó a EL TELEGRAFO que Uruguay “perderá casi 500 millones de dólares por la escasez de lluvias en momentos claves del cultivo”, lo que para el país “es muchísima plata”.
El profesional había indicado en la edición del martes 24 de febrero que si no se registraban importantes lluvias ese jueves, se perderían de ganar millones de dólares, reconociendo que sus apreciaciones “tuvieron una importante repercusión en todo el país”.
Precisamente, entre miércoles y jueves de esa semana la Estación de Meteorología de Paysandú registró 13 milímetros, indudablemente insuficientes en la zona. Incluso, en algunos lugares del departamento y la región llovió algo más que ese registro, pero en otras zonas no superó los 5 milímetros.
Giménez realizó una “pequeña cuenta” que permite demostrar las pérdidas que la falta de agua ocasiona. “Si sacamos 2.500 kilos de soja y teníamos una expectativa de 3.500, estamos perdiendo una tonelada de grano de soja (por hectárea). Si tenemos en cuenta que se sembró aproximadamente 1.300.000 hectáreas de superficie de soja en el país, a un precio de 370 dólares la tonelada, eso implica 481 millones de dólares”.
“Uruguay perderá millones de dólares porque se pierde parte del potencial de rendimiento”, enfatizó. “Si hablamos de casi 1.000 kilos de soja perdida por hectárea, significa casi 500 millones de dólares, y para el país eso es muchísima plata”.
El profesional indicó que los datos que maneja “provienen de los resultados de investigación en soja y el manejo del agua durante más de 10 años”.
Durante el período crítico de terminación de rendimiento del llenado de grano, el cual va de R4 a R6, “se puede perder hasta el 50% del rendimiento potencial, que en Uruguay en la soja es de aproximadamente 6 toneladas de granos”.
“Cuando hablamos de rendimiento potencial, significa que no tuvieron ningún tipo de estrés --lumínico, hídrico ni problemas de plagas y malezas-- durante todo el ciclo”, dijo. Aclaró que “habitualmente eso no se logra en la producción porque hay diferentes tipos de estrés”.
El investigador precisó que en la facultad “hemos estudiado que el 50% de ese rendimiento potencial se puede perder durante el período crítico, que tiene una duración aproximada de entre 30 y 35 días, y que comprende la etapa del llenado del grano”.
Acotó que de esas 6 toneladas de rendimiento potencial, “3 toneladas se pueden perder en esa etapa. Pues bien, en esa semana los registros de lluvias fueron muy variables y aseguró que se perderá rendimiento”.
Consideró que los rendimientos “serán similares a los de años anteriores, entre 2.000 y 2.500 kilos. Lo que sucede es que este año había muchas expectativas de tener rendimientos elevados, porque entre noviembre, diciembre y enero las precipitaciones habían sido muy cuantiosas”. En Paysandú, en esos tres meses llovió 603 milímetros cuando lo normal para los meses citados es de 318.
Eso provocó que el crecimiento vegetativo de los cultivos “fuera muy importante, que hubieran muchas chauchas, pero estas se concretan realmente en granos cosechados, en la medida que en el período crítico tenga buena disponibilidad de los factores de producción, temperatura y, fundamentalmente, agua”.
“Actualmente hay un número de vainas en el suelo, las chiquitas de medio centímetro que están caídas. Esas son las que se podrían haber concretado si las lluvias hubieran sido mejores. Hay que sumar que este año tuvimos temperaturas muy elevadas durante marzo, que son las que habitualmente hay en enero, por encima de los 30 grados”, dijo.
De todas maneras, señaló que “por más que vengan precipitaciones de aquí en más, las vainas cayeron y no aportarán al rendimiento del grano”.
ESTUDIOS
En días anteriores fueron cosechados los cultivos de maíz, sembrados a fines de octubre, y los datos se están procesando, “porque se están haciendo varias mediciones sobre el número de granos por espigas y demás”, expresó el profesional.
En la Eemac se evalúan distintas estrategias de riego. “Entendemos que si nuestro país quiere seguir apostando a los cultivos de verano, tanto sea para grano como para raciones, hay que buscar estrategias que ahorren agua”.
Para eso se cuenta con diferentes estrategias, “incluso con cultivos que no reciben agua y otros que reciben agua durante todo el ciclo.
En el medio elaboramos las estrategias tratando de ahorrar agua que nos van a brindar datos muy importantes”, dijo Giménez.
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