Opinion | 24 Mar La noticia más destacada del informe de Siniestralidad Vial correspondiente al año 2014 y presentado el pasado viernes, es que el registro de fallecidos en accidentes de tránsito es uno de los menores en los últimos cinco años. Se trata de una buena nueva, especialmente teniendo en cuenta el crecimiento constante del parque automotor.
Sin embargo, el informe señala también dónde están los “cuellos de botella” a tener en cuenta para la superación de situaciones de riesgo. Por ejemplo, es claro que la tasa de siniestralidad aumenta los fines de semana: los viernes, sábado y domingo concentran el 44% de los accidentes.
A su vez, mientras se registró un descenso significativo en la cantidad de accidentes con fallecidos en rutas nacionales, en las ciudades y caminos departamentales la cantidad de fallecidos se mantuvo prácticamente igual al año anterior.
No obstante, en las rutas nacionales aumenta la severidad de los siniestros, registrándose menos de un 80% de siniestros leves, casi un 17% graves y un 5,1% fatales. Este fenómeno se relaciona directamente con las velocidades habituales de circulación en las rutas, lo que determina ese aumento de la severidad de las consecuencias.
Los jóvenes continúan siendo los más impactados por los accidentes de tránsito. El 60% del total de lesionados del 2014 tenía entre 15 y 34 años, cuando la población actual en ese mismo rango representa solamente el 37% de la población total del país. Por su parte, los mayores de 60 años representan menos del 10% del total de lesionados. A su vez, la mitad de los fallecidos en este año tenían entre 15 y 39 años (en conjunto son el 47,6% de los fallecidos), proporción levemente superior a la registrada en 2013.
Con los conductores de motos existe similar problema: del total de fallecidos en el país, algo más de la mitad circulaba en una moto cuando ocurrió el siniestro, manteniéndose la relevancia de estos usuarios en la mortalidad en el tránsito.
Informes de este tipo son importantes como herramienta de información y recopilación y presentación de los datos sobre siniestros de tránsito y personas lesionadas por esta causa que se producen en el país, siendo útil no solo para la adopción de políticas públicas en la materia, sino que por estar disponible en Internet es en sí mismo un elemento de democratización de la información a la ciudadanía y también un elemento de concientización.
La información está disponible y qué hacemos con ella no solo es responsabilidad de las autoridades nacionales y departamentales de tránsito --que tienen un claro rol a desempeñar en este tema--, sino también de lo que cada uno hace cuando sale a la calle. Si lo pensáramos un segundo, tal vez tendríamos menos problemas.