Paysandú, Lunes 06 de Abril de 2015
Opinion | 31 Mar Hace pocos días reflexiones del ministro de Economía y Finanzas, economista Danilo Astori, en el sentido de que ante la línea de austeridad que se ha fijado el gobierno es pertinente analizar si efectivamente corresponde en esta coyuntura volcar cuarenta millones de dólares en la construcción del complejo deportivo Antel Arena, en Montevideo, han despertado una oleada de apoyo en amplios sectores del ámbito político y del quehacer nacional, en principio porque se está lejos de ser una prioridad y porque se trata de dineros públicos que deben ser administrados en forma criteriosa.
Pero por más que Astori haya manifestado cuál es su pensamiento, y seguramente ello es compartido por el presidente Tabaré Vázquez, no siempre lo que se termina haciendo responde a lo que se dijo o deseaba, o se tiene el apoyo de los integrantes de la misma fuerza política para llevarlo adelante.
En este contexto, en las últimas horas, según da cuenta El País, se supo que la construcción del complejo deportivo Antel Arena tiene un costo superior al anunciado por la ministra de Industria, Carolina Cosse, según el acuerdo reservado firmado entre el organismo y la empresa constructora Teyma.
Este estadio apunta a ser un complejo multipropósito con capacidad para 30.000 personas que se construirá en el predio del desaparecido Cilindro Municipal, y de acuerdo al proyecto divulgado por Antel, tendrá tecnología de punta, estará en medio del primer barrio tecnológico del país y albergará conferencias, conciertos y competencias deportivas, entre otras actividades.
Ocurre que el gobierno anunció en su momento que la construcción del Antel Arena costaría unos 40 millones de dólares, pero el senador colorado Pedro Bordaberry dijo a El País que maneja información según la cual el contrato entre el organismo y Teyma, que Antel mantiene en reserva, “sería por 55 millones de dólares”.
Según el legislador, el contrato con ese precio “no incluye las instalaciones eléctricas, ni la climatización, ni el equipamiento, lo que lleva a cerca de 80 millones” el costo de la obra.
El legislador indicó que a eso “hay que agregar los honorarios de asesores, arquitectos, ingenieros, la demolición del Cilindro en mayo de 2014, la limpieza del terreno, y la consultoría que dará la NBA (asociación que reúne a los principales clubes de básquetbol de Estados Unidos), que es de U$S 500.000”.
“Al final del día la obra andará en U$S 100 millones”, estimó el senador, quien ha cursado al Ministerio de Industria con destino a Antel dos pedidos de informes solicitando detalles de la operación. Además inició a través de uno de sus asesores un pedido de acceso al contrato.
Como no le respondieron en los plazos, Bordaberry presentó una demanda de acceso a la información ante el juzgado de lo Contencioso Administrativo.
Debe recordarse que en su momento el Tribunal de Cuentas observó la competencia del organismo para destinar fondos en la construcción de un estadio. Pero, Cosse ratificó que la obra se haría: “El Tribunal no parará” al Antel Arena, dijo la actual ministra, principal impulsora de una idea que ha desatado la polémica tanto en el anterior gobierno como en el actual.
En este contexto fue que Danilo Astori sostuvo que no había que descartar que se revisara la construcción del complejo, en el marco de la política de contención del gasto público del nuevo gobierno, pero desde el MPP, que responde a Mujica, se alzaron voces para defender la continuidad del proyecto asociado con Cosse, militante de este sector.
Según recordó Bordaberry, “dos días después que Astori dijo que había que revisar el proyecto del Antel Arena, de apuro Antel le firmó el contrato a Teyma por la construcción”, de forma que nuevamente se está ante una manifestación de la política de los hechos consumados.
Es decir, que mucho nos tememos que otra vez pasaron por arriba a Astori, y que la mentada austeridad se dará siempre y cuando no se antepongan motivaciones político ideológicas que respondan a la vez a la relación de fuerzas dentro del partido de gobierno, porque además la mayoría en el Parlamento la tienen el MPP y otros grupos que están alineados con la izquierda tradicional, quedando en minoría los grupos moderados.
Pero no todo se trata de Tribunal de Cuentas y de competencias o no de Antel, al fin de cuentas, sino que en el complejo deportivo Antel Arena el mayor componente es el centralismo a ultranza, es decir el uso del dinero que volcamos todos los uruguayos a Antel para que el organismo construya un lujoso estadio, que podría llegar a requerir una inversión de cien millones de dólares, para disfrute de los montevideanos y para sacarle las castañas del fuego a la Intendencia de Montevideo, que es la que debería poner el dinero o buscar la financiación propia, y no a través de un organismo nacional.
Mientras tanto, la propia Antel ha retaceado recursos a la Semana de la Cerveza, a la fiesta que cumple medio siglo, pero que no está en Montevideo, como tampoco están en la capital numerosos centros culturales que podrían ser apoyados por el organismo si se sigue el criterio que se ha tenido para el Antel Arena para Montevideo.
Y a esta altura nos preguntamos: ¿los legisladores del Frente Amplio del Interior, siguen alineados detrás de su fuerza política en estas decisiones que además de ser cuestionadas nada menos que por el propio Tribunal de Cuentas --el mismo que observó el balance de la 48ª Semana de la Cerveza-- son una afrenta para el Interior? Porque si fueron elegidos por los votantes del Interior, a ellos tendrían que responder, antes que a la visión centralista de los dirigentes capitalinos, por lógica política elemental.
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