Paysandú, Viernes 10 de Abril de 2015
Locales | 06 Abr Cosas del destino, ya que de “Destinología” se trataba; el de Tan Biónica, que no fue el más visto de la Semana de la Cerveza, fue el auténtico “show”, así entre comillas. Una propuesta pensada de principio a fin y desarrollada de la misma manera. No dejaron nada al azar y tampoco dejaron nada para después de los aplausos del final. Ya estaba todo dado. La propuesta era esa y no había tiempo para bises. Bien por los Biónica.
“Seven Nation Army” de The White Stripes abrió el show, mostrando la planta escénica (ah, porque también tenían planta escénica), cuatro pantallas led en estructuras con volumen (dos cuadradas y dos rectangulares) formando dos niveles. Diego Lichtenstein en el segundo nivel al centro, con la batería iluminada con leds. A su derecha, el tecladista Germán Guarna. A su izquierda, el guitarrista Juan Manuel Romero. Abajo se ubicaron Sebastián Seone (guitarra), Bambi Moreno Charpentier (bajo y teclados) y en el centro el cantante Chano Moreno Charpentier.
Cuando el Chano entró, el “piberío biónico” simplemente enloqueció. Comenzaba la fiesta y vaya si fue una fiesta. Con esa particular voz, con esa lírica que merece escucharse con atención, más allá de un envase demasiado meloso para mi gusto (¿y a quién le interesa mi gusto?), Chano pasó por “Vámonos”, “Tus horas mágicas” y “Pétalos”.
Desde el comienzo del show había un piano vertical casi en el centro de la escena que acompañó a Chano en “Loca” y “Mis noches de enero”. De ahí a una propuesta de banda electrónica, y con apenas una breve salida de escenario, mientras en off se escuchaba un recitado.
Después, eso que todos habían ido a escuchar, “Ciudad mágica”, cantada con todo, porque, como se sabe, “algunos momentos de esta eternidad me son suficientes para recordar”. “Hola, mi vida”, el tema que se conoce de su nuevo disco, que saldrá a mediados de año, (“Hola, mundo”), “Obsesionario en La Mayor” y “La melodía de Dios” se pudieron escuchar, para cerrar un show notable, dentro de la concepción de la propuesta TB; no hay que pedirle peras al olmo, ni otra cosa que ese pop dulzón, a veces emparentado con el rock que ha hecho tan famoso al grupo de los hermanos Charpentier. En el cierre, un fallo en las pantallas led impidió ver los efectos visuales del final.
Y como todo había comenzado con un tema que no es biónico, así culminó esta vez el eterno “All you need is love”, cantado por los mismísimos The Beatles.
Y sí, todo lo que necesitamos es amor, aunque los lujos de la tecnología y la genialidad del marketing nos hagan creer que necesitamos millones de otras cosas (todas carísimas). Como expresa la letra de “Obsesionario”, “mi casa es un desastre, mi vida un poco más / Corazón, qué caros son los precios del amor”. Allí quedaron los seis, en el escenario de la Semana al que llegaron por primera vez (en 2013 actuaron en una disco local), entre abrazos y felicitaciones. Abajo los otros, tan o más felizmente locos que al principio. Es que, Tan Biónica, “simplemente pasa que tengo ganas de verte”. E.J.S.
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