Locales | 07 Abr El año pasado el Café del Florencio cumplió 25 años de su reapertura en silencio, sin estar habilitado al público. Ahora, “en dos o tres meses” volverá a abrir sus puertas, de la mano de los empresarios sanduceros Federico Nicolini y Andrés Artemov.
La propuesta es interesante. “Estamos trabajando en el mobiliario, en la propuesta en general. Queremos que sea un café del estilo de los años veinte en París (del siglo XX)”, cuenta Nicolini. Se refiere a aquel París de los míticos cafés literarios “Les Deux Magots”, “Café de Flore” y “La Closerie des Lilas”, que aún permanecen abiertos y son leyenda viviente de aquella ciudad a la que por entonces llegó Ernest Hemingway y donde “la generación perdida” de John Dos Passos, Ezra Pound, Erskine Caldwell, William Faulkner, John Steinbeck y Francis Scott Fitzgerald, iluminó al mundo de las letras. “Queremos un café cultural, para gente adulta, que abra a las 19.30 y permanezca hasta la 1. Con propuestas de música, con grupos de jazz, concursos de bandas y la posibilidad de que las academias de música de la ciudad formen grupos que hagan covers para nuestro público”, agregó Nicolini.
Por supuesto, habrá café. También “una cerveza artesanal que se hace en Paysandú y que hoy tiene cuatro sabores”, Witbier, Outmeal Stout, Scottish Ale y Blonde Ale. “También harán ediciones especiales para el Café”.
Nicolini, ligado a la casa de artículos para el hogar, asegura que “siempre me gustó el tema cultural, y cuando vimos la propuesta en el diario, nos reunimos con Andrés y empezamos a trabajar en lo que se podría hacer. Será un lugar de encuentro, será un espacio cultural”.
Anoche, a las 20.35, el intendente Mario Bandera entregó a Nicolini y Artemov la llave del Café del Florencio, cumpliendo un acto protocolar, pues el contrato será firmado en estos días. El presidente de Fundación Amigos del Teatro Florencio Sánchez, Walter Belvisi --su par José Rivero Horta también estaba presente-- dijo que “nunca pensé que la vida me iba a dar la misma oportunidad dos veces, porque el 18 de julio de 1989 estábamos en una instancia similar, entregando este local remozado a otros emprendedores”.
Mario Bandera también aseguró que “me siento un privilegiado porque en este período en que soy intendente de Paysandú me toca participar en cosas realmente trascendentes para todos” y deseó “la mejor de las suertes” a Nicolini y Artemov. Buen café, cerveza artesanal, bocadillos y charla distendida, junto al jazz bien tocado de Federico Percibal y su banda, alargaron la noche. La de la promesa de la reapertura del Café del Florencio, por los sucesores de “Fierrito” Ogara. Y en el mismo lugar donde supo tocar Jorge Drexler, entonces médico internista en el Hospital Escuela del Litoral.
Todo pasa y toda queda, escribió Machado. Y muchas cosas vuelven. Las noches de bohemia están allí, a dos o tres meses de distancia.