Opinion | 22 Abr Durante el reciente Consejo de Ministros celebrado en Cerro Largo, entre otros temas el presidente Tabaré Vázquez dio pistas sobre la reorientación que se ha dado a la política exterior de nuestro país a través de su gobierno, aunque también reafirma en alguna medida conceptos del expresidente José Mujica respecto a que el Uruguay iba a apoyarse en el “estribo” de Brasil.
De todas formas Vázquez envió el domingo una nueva señal de acercamiento hacia el gobierno brasileño por sobre el argentino, y mostró otra carta del cambio que impulsa en materia de política exterior en relación con lo aplicado por su antecesor.
El mandatario informó que durante la reunión que mantendrá dentro de un mes con su par brasileña, Dilma Rousseff, analizarán la forma en que Uruguay y Brasil impulsarán las trancadas negociaciones por un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la Unión Europea, un acuerdo que la Administración de Cristina Fernández dilata.
Al respecto dijo que “es muy importante que avancemos en los temas comerciales junto a Brasil para ver si podemos concretar un TLC con la Unión Europea, que es un viejo tema que tenemos pendiente hace mucho tiempo, y que tanto Uruguay como Brasil como Paraguay estamos acordes en llevar adelante. Argentina está un poco más reticente, pero veremos”.
A la vez, en caso de que Argentina impida impulsar ese TLC en el marco del Mercosur, el presidente uruguayo analizará “los pasos a dar” junto a Brasil y no descartó realizar el acuerdo por fuera del bloque regional. Expuso que “la idea es que si podemos avanzar como bloque avancemos como bloque, es lo mejor porque le da más potencia y fuerza. Si no podemos avanzar como bloque estudiaremos qué pasos tenemos que dar”, teniendo en cuenta que una de las cláusulas del Mercosur impide a los países miembros realizar tratados de libre comercio sin el consentimiento de los demás integrantes.
En este contexto el presidente consideró relevante ampliar los acuerdos comerciales más allá del Mercosur y mencionó su preocupación por la caída en el nivel de exportaciones de algunos productos, como es el caso particular de lácteos a Venezuela y Brasil, los dos principales compradores de ese producto con los que Uruguay además tiene beneficios arancelarios. El mandatario fue al fondo del tema, y sobre todo dio pistas sobre cómo se ponen de relieve las ventajas que otorga nuestro país, al exponer “las dificultades que hay para ingresar a otros países donde no hay acuerdos cuando otros países sí lo tienen”. Es una problemática compleja, por supuesto, donde además entran a tallar aspectos como las negociaciones en bloque y los tamaños de las economías, sin olvidar aspectos que tienen que ver con ideologías que en el caso de nuestro país han teñido la actuación de la cancillería durante el gobierno de Mujica y la primera Administración Vázquez, donde se priorizó a ultranza el Mercosur y se actuó sin tener en cuenta alternativas que hoy sí se manejan en el comercio exterior, pero cuando nuestros competidores ya nos han ganado espacio.
Acerca del relacionamiento con Argentina, el presidente informó que existe un acuerdo entre las cancillerías de ambos gobiernos para realizar una reunión entre sus presidentes en el menor plazo posible. Hasta ahora el único contacto que tuvo Vázquez con Cristina Fernández, fue hace dos semanas en la Cumbre de las Américas, celebrada en Panamá, en la previa a la sesión final de ese encuentro, en tanto la mandataria argentina no concurrió a la asunción de Vázquez el 1° de marzo, en lo que es considerado como una señal inequívoca de la frialdad con que en Buenos Aires se acogió el recambio de gobierno, teniendo en cuenta los antecedentes de las relaciones con el primer período de Vázquez.
De estos elementos surge que si bien hay disposición de las nuevas autoridades de nuestro país por corregir errores notorios que tienen su origen en priorizar ideologías sobre negocios e intereses, el margen de maniobra que tiene el país es muy relativo, por cuanto el Mercosur obra como un corsé para la concreción de acuerdos bilaterales, que no tienen muchos de nuestros competidores en los mercados internacionales. Por ejemplo, mientras el Mercosur sigue sin poder concretar el tratado de libre comercio con la Unión Europea, tenemos que Australia, un directo competidor en commodities como la lana, sí lo hizo con China y ello le significará notorias ventajas en precios respecto a la materia prima uruguaya.
Con los cítricos también se han perdido los aranceles preferenciales para el ingreso a Europa, sin que se pueda concretar como contrapartida un acuerdo de bloque a bloque, lo que por lo menos explica la inquietud del gobierno de Vázquez en cuanto a recostarse a Brasil para reimpulsar las negociaciones con la UE para la concreción de acuerdos p referenciales que permitan por lo menos igualdad de condiciones con quienes ya nos han sacado ventajas.
Y este factor es particularmente importante cuando pese a las ventajas comparativas para producir en determinadas áreas de commodities, nos encontramos ante costos internos que siguen creciendo a la par que bajan los valores internacionales, pese a cierta compensación por el aumento en la cotización del dólar. En el caso de Brasil, debemos tener presente que el país vecino ha perdido impulso en su carácter de “locomotora” regional, y que tiene también altos costos y una economía estancada. Pero es positivo que se haya anunciado que los presidentes de Uruguay y Brasil habrán de reunirse en un mes, para tratar de avanzar en las negociaciones por un Tratado de Libre Comercio (TLC) del Mercosur con la UE, pese a las trabas argentinas, y sobre todo en caso de que Buenos Aires impida impulsar ese TLC en el marco del Mercosur, Vázquez esté dispuesto a evaluar “los pasos a dar” junto a Brasil, para por lo menos dejar de ser observadores pasivos y hacer algo valedero para cambiar un estado de cosas.