Opinion | 25 Abr “Quizás habría que descentralizar más la atención oncológica en el país. En eso estoy completamente de acuerdo, y me duele en el alma que un vecino de Cerro Largo tenga que ir a Tacuarembó o Montevideo a recibir radioterapia”, reflexionó el presidente Dr. Tabaré Vázquez al hablar ante el Consejo de Ministros celebrado en la capital arachana.
Asimismo el mandatario instó a estudiar la idea de instalar un equipo de radioterapia en las capitales departamentales, y transmitió este deseo al Ministerio de Salud Pública.
Complementó el razonamiento expresando que “todos los enfermos oncológicos del país pueden recibir asistencia médica en todos los niveles que necesiten”, en respuesta al planteo de un vecino de Melo con relación a los medicamentos que ofrece el Fondo Nacional de Recursos (FNR) para hacer frente a diversidad de enfermedades.
Más allá de las inquietudes referidas a la rama específica en la que el Dr. Tabaré Vázquez trabaja durante décadas, no puede dejar de llamar la atención que como especialista en este campo desconociera la realidad del país en cuanto a las carencias en el Interior en el tratamiento de enfermos oncológicos, y que en este su segundo mandato insta al ministerio del ramo a buscar la forma de contar con estos equipos en todas las capitales departamentales.
Sin embargo, las asimetrías y el tratamiento diferencial que en los hechos padece el ciudadano del Interior para numerosas enfermedades que requieren tratamiento de alta tecnología es una situación crónica en el Uruguay, y debería ser objeto de una revisión profunda para tratar por lo menos en alguna medida de equiparar opciones y sobre todo las posibilidades de sobrevivencia y recuperación que ante determinadas afecciones graves tiene un ciudadano en base al lugar en el que reside.
Hasta ahora, salvo alguna excepción en Tacuarembó --un lugar poco accesible para varios departamentos, al punto que les queda mejor la conexión con Montevideo-- no hay instalado ningún Instituto de Medicina Altamente Especializada (IMAE) en el Interior, y todos, de acuerdo a sus posibilidades, tienen que ir a dar a un instituto en Montevideo, con todo lo que ello significa no solo en traslado, sino en contratiempos y problemas varios que atañen a su situación personal, a su familia y erogaciones y gastos adicionales.
El mandatario, como profesional médico, seguramente no desconoce esta situación, como así tampoco los problemas que además deben afrontar los acompañantes de los pacientes cardiológicos y oncológicos, entre otras enfermedades de reconocida gravedad, y es importante que con sus asesores pueda canalizar respuestas reales a esta problemática y hacer que por lo menos en este aspecto, los pacientes del Interior no se vean tan postergados y aumenten sus posibilidades de recibir tratamiento en tiempo y forma.