Paysandú, Domingo 26 de Abril de 2015

OPINIÓN

SOLICITADA

Locales | 26 Abr SALVAR EL ASTOR PARA UNA SALA ALTERNATIVA Y POLIVALENTE
Estimado Director: Como Ud. bien dice en la nota editorial del día martes, “el entonces intendente Bertil Bentos formó la Comisión de Amigos del Teatro Florencio Sánchez, que posteriormente se integró como Fundación”. El Grupo Astor, por el contrario surgió mediante una convocatoria pública y abierta a todos los ciudadanos que quisieran participar (y así se publicitan las citaciones a reunión), ante un informe enviado a la Junta Departamental, por el Intendente, donde sostenía que el destino del excine Astor, sería un complejo de viviendas, quedándose el municipio con una sala de conferencias en uno de los pisos.
Salvo las voces que se alzaron desde algunos ediles de la Junta Departamental, solo este grupo de ciudadanos fue quien se opuso y fundamentó los motivos por los cuales había que salvar al Astor. Al respecto comenzamos a buscar documentación, para valorar, tanto esta primera obra del Arq. Oscar Garrasino (1939), así como el significado que ha tenido el mismo a lo largo del tiempo para los sanduceros, y muy especialmente como sala especialmente acondicionada para recibir al cine sonoro. Por otro lado tuvimos muy presente una necesidad latente hoy día, de contar con una sala alternativa, donde se puedan desarrollar un amplio abanico de actividades culturales, para las cuales consideramos que el Teatro Florencio Sánchez no es el ámbito adecuado.
En la entrevista que nos concedió, el Intendente Bentos de inmediato comprendió y se adhirió a nuestra iniciativa. Lo cual también hizo la Junta Departamental que por unanimidad, resolvió apoyar nuestras gestiones, según nota que nos envió su Presidente.
Una vez que logramos este primer objetivo, de inmediato nos reunimos con la Fundación del Teatro Florencio Sánchez. Ante la cual expusimos los motivos que nos llevaron a autoconvocarnos, y a su vez que concebíamos nuestro trabajo como complementario, a los efectos de avanzar en un solo proyecto cultural, con el Teatro Florencio Sánchez con una sala principal y una sala alternativa.
Jamás estuvo en el espíritu de los participantes causar división alguna. Fuimos claros en nuestra iniciativa: complementación, coordinación, trabajo en conjunto son nuestras premisas. Trabajar unidos como pide su editorial. Fuimos con ideas concretas, mucho más allá de solicitar a la Fundación una cobertura jurídica que por ahora no la necesitamos.
Estamos ante una posibilidad especialísima de contar con una sala polivalente, equipada con tecnologías contemporáneas en lo concerniente a luces, sonido y efectos escénicos. También las butacas, con posibilidad de ser rebatibles y removibles abren un abanico de alternativas de escena magnífico para que los directores tengan una infraestructura adaptable a su imaginación. La sala debería tener una parrilla completa sobre todo el espacio, de modo de asegurar áreas escénicas en cualquier lugar; es decir, armar un espectáculo frontal, bifrontal, semicircular, arena, etcétera. Incluso, al removerse todas las butacas es posible la transformación del espacio en un set de televisión o cine. La versatilidad de una sala de este tipo, asociada a las nuevas tecnologías de comunicación, tiene una potencialidad insospechada. No existen en el Uruguay --excepto la sala Hugo Balzo del complejo Adela Reta (Sodre)-- salas de este tipo, que pueden albergar tanta multiplicidad de propuestas culturales.
Por tanto son ideas a desarrollar posteriormente en un proyecto. Será en definitiva la Intendencia propietaria del bien quien deberá tomar una decisión. Por supuesto que poner en marcha un espacio cultural de este tipo podrá hacerse gradualmente, siguiendo un plan de inversiones realista y racional. Lo importante en este caso es tener la visión clara de lo que se pretende lograr. ¿Está mal que desde la sociedad civil surja una propuesta seria, responsable y fundamentada?
Lo que nos llamó poderosamente la atención es que al salir de una breve visita que hizo el Intendente Bandera con la Fundación (no fuimos invitados), se concluyera que: “El lugar, debe ser derruido conservando --si es técnicamente posible-- su estructura exterior,” será el espacio para “un auditorio como se merece la cultura y la educación aquí en el departamento”. (1) Una decisión trascendente, tomada en tiempos de transición y al menos apresurada, pues no se ha hecho aún una inspección técnica y un diagnóstico de los muros perimetrales y cerramiento superior, como para sostener que hay que demoler todo. E incluso se dice que si no es técnicamente posible, también marcha la fachada. Una agresión gratuita al rico legado que poseemos de la arquitectura moderna o renovadora, y del cual esa fachada en un digno ejemplo. Estaremos muy firmes en evitar acciones de ese tipo que nos llevarán en un continuo proceso de pérdidas a ser irremediablemente una ciudad sin memoria.
Preguntamos: ¿se puede construir un auditorio para 1.500 personas, con tres bandejas, como se sostuvo en un terreno de 45 etros de profundidad por 14,60 de ancho, cuando tan solo el escenario y el foso contiguo exigen por lo menos 20 metros más lo que se necesita del hall de acceso, otros servicios y salas contiguas?
Un auditorio es un espacio esencialmente destinado a funciones de ópera, ballet y orquesta sinfónica, aunque se puedan llevar a cabo otros conciertos. ¿No tenemos para eso el Teatro Florencio Sánchez? Y si se llevara a cabo esa inversión multimillonaria, ¿no habría que pensar en el predio mucho más generoso en superficie, ubicado frente a la Plaza Constitución de propiedad municipal?
En lo inmediato, hay que limpiar y demoler una serie de tabiques y otros elementos, para entonces revisar la estructura existente, y solicitar un dictamen técnico, lo que no se ha hecho. Se cuenta con tres partidas en el Presupuesto General de la comuna, 2011-2015, para remodelación del excine Astor que totalizan unos U$S 300 mil, sin ejecutar. Más que suficientes para lo que solicitamos. De ahí surgirá, lo que se salva para un reciclaje y lo que hay que demoler y rehacer.
No se trata de “apueblarnos” ni tampoco de “agrandarnos”.
Se trata de dar satisfacción a una necesidad muy sentida en la sociedad sanducera, de una sala alternativa, para una diversidad de expresiones culturales, con una propuesta de vanguardia, moderna, pero viable, realizable.
¡Todos unidos por el Florencio Sánchez y el Astor!
Arq. Rubens Stagno Oberti


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