Paysandú, Domingo 03 de Mayo de 2015
Locales | 03 May De la Unión de Canillitas Sanduceros, ante la conmemoración del 1º de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores. Pasados los hechos acaecidos desde el 1º al 4 de mayo de 1886, el 21 de junio de ese mismo año fueron condenados los ocho mártires de Chicago al cabo de un juicio que fue toda una farsa criminal; tres de ellos a la prisión, y cinco a la horca.
A prisión: Samuel Fielden, inglés, 39 años, pastor metodista y obrero textil; Óscar Neebe, estadounidense, 36 años, vendedor; Michael Schwab, alemán, 33 años, tipógrafo. Cadena perpetua, 15 trabajos forzados y cadena perpetua, respectivamente.
El 11 de noviembre de 1887 se consumó la ejecución en la horca de George Engel, alemán, 50 años, tipógrafo; Adolf Fischer, alemán, 30 años, periodista; Albert Parsons, estadounidense, 39 años, periodista. August Vicent Theodore Spies, alemán, 31 años, periodista. Louis Lingg, alemán, carpintero, que evitó su ejecución suicidándose en la celda, dinamitado.
Más que juzgar hechos del 4 de mayo, se pretendió sancionar una corriente política y sindical que creía entre los obreros de la época.
El crimen de Chicago costó la vida de muchos trabajadores y dirigentes sindicales, pero fueron miles de despedidos, detenidos, procesados, heridos de bala o torturados; la mayoría eran inmigrantes italianos, españoles, alemanes, irlandeses, rusos, polacos y de otros países eslavos.
Y de nosotros ¿qué? Sobre datos actualizados hasta 2009, plenamente demostrables, se nos califica como el continente más injusto del mundo, sin mencionar las matanzas de Iquique, en Chile, cuando tiraron sobre los ancianos, mujeres y niños que pedían por los mineros encerrados en las minas de cobre, ni el ametrallamiento de miles de obreros en los socavones de las minas de estaño, en Bolivia, ni los crímenes más recientes del Puerto Montt, en Chile, también, en el marco de la operación Cóndor, que desembarcó en el Río de la Plata, y rebasó otros límites.
Gardel sigue cantando que “se venga de un hombre de la ley patronal”, Di Fulvio nos dice: “yo soy de ese pago pobre que se llama pucará, donde los perros se venden, y los changuitos se dan”; y Don Atahualpa se queja “y le juro, créamelo, he visto tanta pobreza que yo pensé con tristeza, Dios por aquí, no pasó”. Uruguay sigue transitando por su “camino de los quileros”, y Zitarrosa nos canta la trágica historia del continente.
Ahora, Sr. Juan Pueblo, que tiene su mano levantada desde siglos atrás, tiene la palabra; solo preguntas, señores: “¿Qué colores tiene la bandera de la Unión de los Pueblos Libres, y la sede de la ecuanimidad global, en algún rincón de este mundo? ¿Cuánto tiempo deberé tener mi mano levantada y vacía?
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