Paysandú, Lunes 04 de Mayo de 2015
Opinion | 29 Abr Con el paso de los años, ha ganado terreno la necesidad de ensayar respuestas a la brecha existente en cuanto al paso entre Primaria y Secundaria, que siempre ha existido, pero que a partir de una nueva realidad social que repercute en el aprendizaje, ha dado lugar a un cambio considerado abrupto en lo que respecta al seguimiento del alumno y la repercusión en su rendimiento en las aulas.
Este escenario es analizado en entrevista con El País por la nueva directora del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP), Irupé Buzzetti, exconsejera. La nueva jerarca advirtió que Secundaria necesita darle más contención a los alumnos, dijo que hay maestras que faltan 20 meses por un embarazo y adelantó aspectos de su plan para que solo se repita en tercero y sexto de escuela.
Al señalársele que desde Secundaria se indica que los alumnos no llegan desde Primaria con el nivel que deberían, consideró que “lo que dice Secundaria es que ‘los alumnos no vienen con el nivel que nosotros queremos’. Y esto es porque Secundaria tiene un modelo imaginario de aquellos alumnos que íbamos hace años y que no éramos todos, sino un grupo. Eso ya no existe. Antes los más buenos iban a Secundaria y los menos buenos a la UTU. Hoy, por suerte, la UTU tiene las mismas exigencias”.
Respecto al hecho de que en sexto de escuela repite el 6% y en primero del liceo el 40%, reconoció que “hay un desfasaje. Pero esto es porque si en la escuela uno hace un seguimiento del alumno, lo mismo tendría que pasar en el liceo. Hay jóvenes en Secundaria que no tienen contención y que la precisan”.
Explicó que a su juicio “lo que pasa es que en la escuela están contenidos y luego se van a una institución a 15 cuadras de la casa, que en vez de 250 alumnos tiene 3.000. Los que van desde una escuela de tiempo completo, también se quedan sin la comida. El sistema tampoco me parece justo: capaz que salvan seis materias y como pierden siete pierden el año. ¿No sería mejor que fueran acumulando créditos y al otro año hicieran las otras siete? Es demasiado lo que se les pide. Secundaria debería cambiar; porque no son solo los que repiten, también están los que dejan”.
Asimismo, se manifestó proclive a un sistema único que capte alumnos de 3 a 14 años, pero “sin que los subsistemas pierdan autonomía. La idea que trabajamos con la directora de Secundaria, Celsa Puente, es tratar de cortar el desarraigo del que estoy hablando. No veo esto como crear 7° y 8° año en la escuela”.
En cuanto a la carrera docente, subrayó el hecho de que “un maestro recién recibido cobra 15.000 pesos. Quiero mucho a la limpiadora de mi edificio, pero ella cobra 18.000. Una barre y la otra es docente, está bien, pero para hacer toda una carrera y que resulte atractiva se necesita un estímulo salarial. Esto hace que maestros recibidos concursen para entrar en otro lado. Conozco maestras que trabajan en zona franca. La gente tiene vocación pero también tiene que comer y pagar las cuentas. Después hay otro problema, el sueldo se va modificando por los años de trabajo. Creo que no hay que premiar vejez, si no la calidad de la educación que se brinda”.
Sobre el ausentismo docente, además, reflexionó que “hay de todo. El año pasado hicimos todo un trabajo de monitoreo y encontramos que hay maestras que faltan 20 meses por maternidad, entre la licencia común, lactancia, problemas de columna… Registramos unos cuantos casos así. Este es un tema de compromiso, ¿en otro trabajo se puede hacer esto? No”.
Más allá de estos problemas por falta de compromisos facilitados por un sistema en extremo benigno en el Estado --y que para peor, cada vez más se pretende trasladar a la órbita privada por presiones sindicales--, es evidente que hay fallas en varios órdenes en el sistema, y poco y nada de positivo se puede hacer si no se coincide en el diagnóstico para a partir de allí promover respuestas.
Lo señaló también la directora al expresar que “hay cosas que tienen que cambiar no solo en primaria, sino en todo el sistema. Creo que lo que hay que encarar es cómo hacemos para lograr que los niños tengan mejores logros de aprendizaje”, respecto a lo que expuso que “empezamos a trabajar el año pasado con una evaluación de los alumnos de educación inicial, es decir a partir de los cinco años, en cinco aspectos: motricidad, relacionamiento con el entorno, su autoestima y sus avances cognitivos en cálculo y alfabetización, o sea lectura y escritura. El plan lo iniciamos en Colonia, y este año lo extendimos a Canelones. La idea es ver qué logros tienen hoy los alumnos que entraron al sistema con tres años”.
Sobre los resultados de este trabajo dijo que “nos dio un mapeo de cómo entran los alumnos en primero. Si se prende una luz amarilla en lo cognitivo, nosotros podemos empezar a trabajar con ellos con un maestro extra que los apoye. Hoy el sistema permite detectar estas cosas, pero lo hace de manera tardía; cuando nos damos cuenta el alumno está por repetir”.
Sostuvo que en las escuelas en las que se implementó este sistema de detección se logró abatir los índices de repetición, con “un programa para detectar de manera temprana los problemas de los alumnos. Hay que hacer cortes: que haya repetición solo en tercero y sexto, para que se pueda hacer un seguimiento del alumno más extenso. No sirve que lo deje repetidor en primer año”.
Es decir, que la idea es poner énfasis en Primaria para que el alumno tenga otras posibilidades en sus estudios en Secundaria, lo que es positivo, por cierto, porque se llega con serias limitaciones y también se sale con carencias notorias en formación para abordar los estudios terciarios, en una cadena cuyos eslabones fallan a partir de la formación desde la más temprana edad, en el propio hogar, lo que hace que enderezar el rumbo no sea fácil.
Pero el desafío es mucho mayor de lo que parece, porque los referentes han cambiado, los parámetros y retos que plantea la vida también, como asimismo el interés y prioridades de niños y jóvenes, y las respuestas deben estar a tono con la época, cuando hay un origen multicausal de los problemas y no hay verdades absolutas para abordarlos.
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