Paysandú, Lunes 04 de Mayo de 2015
Opinion | 30 Abr De acuerdo a lo indicado en las últimas horas por el director nacional de Aduanas, Enrique Canon, las aduanas de Uruguay y Bolivia suscribirán en junio un memorándum de entendimiento para la complementación y simplificación de trámites, destinado a que las mercaderías bolivianas transiten “con fluidez”.
El jerarca, junto a autoridades de la Administración Nacional de Puertos (ANP) y de Cancillería, participa en un taller de trabajo que a partir del martes congrega a empresarios del sector exportador boliviano y uruguayo y que trata de promover una salida hacia el océano Atlántico para las exportaciones bolivianas.
Como es sabido, Bolivia perdió en la guerra del Pacífico la salida al mar a manos de Chile (1883), y junto a Paraguay tiene el triste sino de ser país mediterráneo en el Cono Sur latinoamericano, lo que lo constriñe severamente en cuanto a las posibilidades de salida de su producción primaria y por lo tanto encarece sensiblemente sus productos en los mercados de destino.
El director nacional de Aduanas manifestó en este foro que mantiene un diálogo permanente con sus homólogos de Bolivia, Brasil, Argentina y Paraguay y en particular, con la presidenta ejecutiva de la Aduana Nacional del país andino, Marlene Ardaya, de acuerdo a lo indicado por la Presidencia de la República, al dar cuenta sobre los alcances de este encuentro.
“Suscribiremos en junio un memorándum de entendimiento para la complementación aduanera y la simplificación de trámites para que las mercaderías bolivianas transiten con fluidez”, apuntó Canon, al hacer referencia al tenor de los contactos que ha venido manteniendo con autoridades aduaneras del país del altiplano, y afirmó que el Parlamento uruguayo aprobó recientemente un nuevo Código Aduanero que unifica en un solo instrumento los distintos aspectos de la legislación aduanera.
Sostuvo en este sentido que “las facilidades que el Estado uruguayo le ofrece a nuestro comercio exterior también valen para la hidrovía Paraguay-Paraná”, lo que da la pauta de la importancia que el Uruguay le asigna a esta relación bilateral, de mutuo beneficio por supuesto, teniendo en cuenta que la hidrovía Paraguay-Paraná desemboca prácticamente en el puerto de Nueva Palmira, y sería a la vez parte fundamental de un esquema regional de logística que podría involucrar y dar viabilidad a un puerto de aguas profundas en Rocha, precisamente.
El representante del ministerio uruguayo de Relaciones Exteriores, Martín Vidal, expresó que Bolivia tiene al día de hoy depósitos francos en los puertos de Montevideo y Nueva Palmira, en la ribera del río Uruguay y a unos 260 kilómetros al oeste de Montevideo.
El diplomático Vidal recordó que durante la visita a Uruguay del presidente boliviano Evo Morales en febrero pasado, el mandatario manifestó la importancia de esta concesión y agradeció los esfuerzos para ofrecer otras posibilidades con relación a servicios portuarios y logísticos.
En aquella oportunidad Morales y el entonces presidente José Mujica coincidieron en la necesidad de profundizar el análisis técnico para optimizar la utilización de esos espacios francos, atendiendo los nuevos procedimientos portuarios.
Debe tenerse en cuenta que la economía boliviana depende en gran medida de productos primarios, entre los cuales el hierro y granos como la soja, que requieren de un flete accesible y de vías de comunicación que conecten con ultramar para hacer viable buena parte de esas producciones, que de otra forma no serían competitivas. Ello explica el interés de Bolivia, al igual que el de su vecino Paraguay, respecto a potenciar la hidrovía que conecta con el corazón del subcontinente y lograr una aceitada logística con puertos de salida.
Y no se trata de hacer gárgaras con una pretendida solidaridad interamericana a ultranza, como se manifiesta recurrentemente, sino que estamos ante un juego de intereses, y ello explica por lo tanto que mientras el gobierno de Cristina Fernández apela recurrentemente en los foros latinoamericanos a esta solidaridad, en los hechos reafirma prácticas proteccionistas que incluyen a sus puertos y decisiones que entorpecen el tránsito por la hidrovía, para derivar cargas hacia sus propias terminales.
La búsqueda de la complementación uruguayo-boliviana en medio de estas dificultades por conflicto de intereses va en el sentido correcto, porque apunta a la esencia de la cosa, esto es potenciar las ventajas naturales en cada área a efectos de obtener cada uno su rédito en alianzas estratégicas que representan mucho más que una suma aritmética de los términos de la ecuación.
En este caso, la representación uruguaya elogió la cooperación institucional entre la Administración de Servicios Portuarios de Bolivia y la ANP, que se complementa con una estrecha relación entre los institutos Uruguay XXI y Promueve Bolivia y los avances en materia de conectividad aérea con la frecuencia Montevideo-Asunción-Santa Cruz que realiza la compañía boliviana Amaszonas.
Lo mismo puede decirse del impulso político y empresarial que se ha recibido a instancias de los gobiernos y empresarios del grupo Urupabol (acrónimo de Uruguay, Paraguay y Bolivia), donde el aspecto portuario tiene gran relevancia.
En ese sentido, “los gobiernos de Uruguay y Bolivia reafirmaron el respeto y la vigencia del principio de la libre navegación de los ríos y su vínculo indisoluble con la libre circulación de mercaderías”, agregó la Cancillería uruguaya al respecto.
Esta reflexión felizmente en este caso puede evaluarse, por fin, que refiere a un hecho que va mucho más allá de la retórica vacía de contenido que caracteriza los tradicionales foros latinoamericanos, porque siguiendo adelante en esta dirección todos los involucrados tenemos para ganar, aun aquellos países que miran de reojo y solo han puesto piedras en el camino de la real integración.
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