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Paysandú, Lunes 04 de Mayo de 2015

El señorío vigente del Ford T de 1923

Locales | 04 May Pintado de rojo, con los guardabarros, estribos y capota negra. Asientos de cuero negro, ruedas con rayos de madera, rodado 30”. Sus grandes faroles delanteros, otros dos más ubicados junto al parabrisas. La bocina o “corneta” de bronce, el retrovisor y el limpiaparabrisas manual. La rueda auxiliar ubicada en la popa. Venía con la capota baja. Obviamente que más tarde la subió.
Sí, señor, nos estamos refiriendo al automóvil Ford T del año 1923. Claro que mucha gente lo sabe, los “tuercas” ni qué decirlo. El Ford T fue un automóvil de bajo costo producido por Ford Motor Company desde 1908 hasta 1927, tiempo en que llegaría su sucesor, el Ford A.
Con la fabricación del Ford T se introdujo la cadena de montaje. En 19 años de fabricación se produjeron 15.007.033 unidades. Distintas carrocerías, pero todas con la fortaleza y el señorío de un auto nacido para hacer historia.
Y precisamente en el año 1923, o sea correspondiente al auto que hoy presentamos, se vendieron 1.800.000 unidades, lo que significó un tercio de la producción mundial de esa época.

SEIS AÑOS DE RESTAURACIÓN
Fernando Courdín es el propietario del hermoso automóvil Ford T al cual referíamos. Lo compró hace unos ocho años, cuando lo encontró en un campo de Minas. Relató como anécdota que el auto tenía tres balazos recibidos vaya a saberse en qué circunstancias. Courdín compró dos motores para, a partir de allí, armar el de cuatro cilindros que hoy lo impulsa. Luego lo derivó a Nueva Helvecia, más precisamente a Jorge Harbeli, quien coordinó todos los trabajos de restauración, armado y puesta a punto del Ford T que así volvió a la vida. La restauración insumió seis años.
De a poco fueron consiguiendo en plaza o por encargos, los elementos que faltaban o que se encontraban fuera de servicio. Realmente una tarea paciente y bien llevada a cabo y que dio como resultado el renacimiento de una máquina con historia.
Vale citar, entre algunos detalles, que este Ford tiene arranque eléctrico aunque cuenta obviamente con la manija tradicional, dínamo de seis voltios, los elásticos transversales sobre el eje, freno de mano en las ruedas traseras y freno a la caja.
Sin duda, toda una joya mecánica, referente viviente de una época, un estilo, una marca.


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