Opinion | 07 May Casi al mismo tiempo en que se dieron a conocer datos oficiales respecto a una nueva caída en las exportaciones de nuestro país, el presidente Tabaré Vázquez se reunió el martes con directivos de cinco cámaras empresariales, en lo que pretendió ser una puesta al día sobre el sector empresarial en general, análisis de la problemática específica en determinadas áreas y naturalmente, escuchar planteos sobre inquietudes sectoriales.
Es decir, lo que debe hacer todo mandatario ante interlocutores válidos, con representación sectorial sí, pero que en la suma hacen a la diversidad de que se nutre el tener que adoptar decisiones en aras del interés general, en función del aporte que hace cada uno a la creación y distribución de riqueza.
Al culminar la reunión con el mandatario en la Residencia de Suárez, el presidente de la Cámara de Industrias, Washington Corallo, dijo que se ha tenido una “buena receptividad del presidente y de los distintos ministros para bajar el costo país y que eso no repercuta ni en la competitividad ni que tampoco afecte la masa salarial de los trabajadores”.
Vázquez se reunió con los presidentes de la Asociación y Federación Rural, y de las Cámaras Mercantil de Productos del País, de la Cámara de Industrias y de Comercio y Servicios.
Corallo expuso que “hablamos con el presidente que el dólar no es la única herramienta de competitividad, hay otros sistemas (en los) que se puede hacer hincapié, como el costo país, el acceso a las tecnologías, la energía, que es importante”. Previamente el industrial había expresado a El País que el sector manufacturero “está en una situación de meseta o cayendo por lo que se requieren medidas proactivas urgentes”, en tanto en relación con las tarifas públicas indicó que le dijeron al mandatario que no “buscan ningún subsidio”.
“De hecho el año pasado, el anterior gobierno hizo la promesa de que iba a bajar 5% la tarifa energética, para 2015 se habló que iba a bajar 20%. Lamentablemente, por razones ajenas al país, puede ser por la falta de lluvia y perjuicios que causa la seca, la rebaja no se tradujo. UTE habló de un 3,9% de aumento y el Poder Ejecutivo laudó un 7% de aumento. Nosotros estamos dando un subsidio encubierto para apoyar a que el Uruguay no caiga, lo que hay que buscar es que ese subsidio no repercuta en la capacidad, productividad y competitividad del país”, aseguró el presidente de la Cámara de Industrias.
Por su lado Ricardo Reilly, presidente de la Asociación Rural (ARU), consideró que Vázquez hizo especial hincapié en que “no se puede perder la competitividad y la productividad que se alcanzó en los últimos años”.
“Es probable que pueda existir un espacio de incentivos, hasta incluso se habló de un gabinete multidisciplinario en donde se logre un gran foro de discusión entre todos los sectores de la sociedad en general, pero también para saber dónde estamos parados y hacia dónde queremos ir”, agregó Reilly. Mientras tanto, respecto a la caída de las exportaciones, el presidente de la Unión de Exportadores, Álvaro Queijo, dijo que “los costos de producción, medidos en dólares, no han bajado de la misma manera que bajaron los precios”, y evaluó que “el país tiene que trabajar en la eficiencia de las empresas públicas”, y aseguró que hoy las empresas públicas “son una carga pesada que tenemos que llevar todos los exportadores. Esa ineficiencia de las empresas públicas nos hacen manejar costos muy superiores a los de otros países y que además tampoco nos están dando buenos resultados económicos porque si bien estamos pagando el combustible y la energía muy cara no es que esas empresas estatales están dando ganancias, sino todo lo contrario”.
Precisamente las exportaciones cayeron 9,9% en abril de este año en relación al mismo mes de 2014 y 4,4% al comparar el primer cuatrimestre de 2015 con los mismos cuatro meses del año pasado, en lo que constituye además la quinta caída mensual consecutiva.
Sin duda, no se trata de un parámetro, sino que ya se percibe una tendencia y la baja preocupa por el impacto que pueda tener en la rentabilidad de las empresas y en el mantenimiento de la fuente laboral.
Es así que la secretaria ejecutiva de la Unión de Exportadores (UEU), Teresa Aishemberg, señaló a El País que la gremial entiende que “cinco meses de baja ya es una tendencia. Ya lo habíamos indicado anteriormente y ahora se confirma esa tendencia. Queremos seguir manteniendo las fuentes de trabajo y queremos ver cómo esto afectó la rentabilidad de las empresas”.
Ahora, seguramente ninguno de los argumentos manejados por los empresarios puede ser desconocido para el presidente, para los integrantes del equipo económico, pero tampoco para ningún dirigente político o ciudadano común que más o menos siga de cerca el escenario nacional, porque estos números simplemente dan cuenta de hechos concatenados que no son nuevos, sino que forman parte de un proceso ya añejado, pero sin que por ello se haya tenido disposición a revertirlo e incluso se han desechado por consideraciones ideológicas argumentos manejados en base a una rigurosidad técnica inapelable.
Se puede resumir, por lo menos en lo que refiere a las consecuencias, que Uruguay es un país en el que producir es muy caro, y ello nos resta competitividad a ojos vistas, porque tenemos la energía más cara de la región, lo mismo que las tarifas de servicios públicos, un alto costo adicional por ineficiencia en el Estado y un enorme costo estructural que multiplica el gasto estatal, cada vez más rígido.
Aquellos polvos trajeron estos lodos, como bien sostiene el refrán, y por cierto que a esta altura todo lo que se haga ya no es curarse en salud, como se debería haber hecho, sino ya aprontando la manguera con el foco de incendio declarado, aunque todavía no debería ser demasiado tarde para minimizar los daños, si se actúa con responsabilidad y asumiendo la importancia de la problemática.