Paysandú, Domingo 10 de Mayo de 2015
Opinion | 03 May Se insiste en remarcar que el informe elevado por el ministro de Economía, Danilo Astori, al presidente Tabaré Vázquez, donde analiza el desempeño de las empresas públicas “es descriptivo” y “objetivo”, en tanto no emite otras opiniones. Sin embargo, allí analiza una caída sistemática del aporte económico de los entes, reconoce la ejecución de inversiones calificadas y la existencia de “problemas operativos”. Incluso sugiere “planificar mejor en el tiempo” a los gastos que se resuelvan emprender en esos organismos, con una mayor coordinación que permita la obtención de nuevos ingresos.
Las empresas públicas, que durante la administración de José Mujica gozaron de amplias libertades para decidir sobre sus utilidades, conforman el eje de las preocupaciones de Astori, quien además conoce de cerca el dispar desempeño obtenido al finalizar el quinquenio pasado.
Ahora, se hace necesario que los entes conformen los planes globales del gobierno para lograr abatir el déficit fiscal que --de acuerdo a los datos oficiales que brinda la Secretaría de Estado-- se ubicó en 3,4% del Producto Bruto Interno (PBI). Es el peor registro desde junio de 2003, cuando en medio de la crisis económica, se situó en 4,5%.
Astori sabía que el déficit comprobado en Ancap no se sustenta en el alza del dólar, sino en inversiones que incrementaron su endeudamiento y por tal motivo sostiene que se requiere una mayor coordinación en las decisiones que se llevan adelante en los organismos estatales.
Y si admite que sus desempeños no son satisfactorios, tras advertir que los ingresos deberían ser “bastante mayores”, entonces nos encontramos frente a un análisis riguroso en aspectos técnicos y con un fuerte mensaje político que pasa por debajo de las mesas y llega hasta las manos del actual primer senador de la República.
La irracionalidad en el manejo de los recursos económicos le pasa factura al desempeño técnico de cualquier informe que se precie como tal. En realidad, ahora sobran las elucubraciones, pero en la pasada administración eran evidentes los “paquetes” que se vendieron bajo las imágenes de algunos presidentes de directorios de organismos que hoy ocupan puestos relevantes en el Poder Ejecutivo y que --seguramente-- traspasarán el presente ejercicio sin tocarse.
Es que algunos nombres solo sostienen sobre sus hombros una herencia pasada, mientras los números continúan impactando en la economía porque la diferencia cambiaria creció más que en 2013 y la falta de planificación estratégica se vuelve evidente. Pero lejos de pedirse explicaciones, resultaron premiados.
Astori sabía que tomaba una posta que venía complicada y que las alertas tempranas previenen los embrollos. Por eso, su informe --ni descriptivo ni objetivo-- únicamente relata lo que ya conocía. Solo debía permanecer mirando al cielo y esperar el fin de una era.
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