Opinion | 08 May Por estas horas se vive esa sensación de, ¿cómo decirlo?, digamos de tranquilidad, de paz; de necesaria paz se podría agregar. Y estas horas no hacen otra cosa que demostrar la solidez del sistema democrático uruguayo, que obliga a los contendores en el pleito electoral a silenciar sus maquinarias perseguidoras de votantes y votos, dejando a los primeros en una suerte de burbuja donde poder reflexionar, donde poder pensar con detenimiento sobre todas las propuestas con que fueron bombardeados en las anteriores semanas y meses.
Este domingo, un beso a la madre (¡grande la vieja!) y a cumplir con el ineludible deber cívico, el que el voto pronuncia, para entre todos determinar el elegido, aprovechando precisamente a un exitoso programa de televisión actualmente en el aire.
La veda electoral que se vive por estas horas, permite que el sistema se oxigene por así decirlo, ante la ausencia de eslogan, de candidatos que aparecen como la mejor propuesta (exactamente eso prometen todos), de encuestas, de caravanas y otras herramientas electorales, resumidas en la militancia partidaria.
Es cierto, los ciudadanos necesitamos información sobre las propuestas de cada uno de los candidatos en los niveles departamental y local, que es a los que se refiere esta elección del venidero domingo. Pero desde que todas coinciden en ponerse en la posición de “la mejor”, se hace necesario un espacio de reflexión, un momento por el cual viajar por el lado oscuro de la Luna, en total ausencia de comunicación.
En ese silencio de radio, no obstante, la modernidad ha traído interferencias aun no resueltas por la legislación uruguaya (y tampoco por muchas otras en muchas partes del mundo), desde que si bien por los medios y métodos tradicionales la veda de propaganda se cumple a cabalidad, no ocurre lo mismo en las redes sociales que usan Internet para su difusión.
En ellas los mensajes de última hora buscando atraer más adeptos para tal o cual partido, para tal o cual sector, no solamente se mantienen, sino que parecen aumentar pues son el único espacio por el cual pueden anunciarse evadiendo sanciones.
Empero, aun cuando deberá en el futuro legislarse al respecto, aclarando desde el comienzo lo complejo que será esa legislación en la medida que la gran mayoría de “servidores” de las redes sociales se encuentran fuera de fronteras, esta paz concertada es muy bienvenida.
En los clubes partidarios la actividad es igualmente intensa por estas horas, coordinando delegados y equipos de transporte especialmente, pero en la ciudad, aunque la estática sigue soñando con un Paysandú mejor, aunque con colores diferentes según los que tenga cada candidato, hay esa especie de silencio. Hasta el domingo, cuando se conocerán --como la canción de Simon & Garfunkel-- los sonidos del silencio.