Deportes | 13 May El fútbol mayor de Paysandú sigue esperando y, según quedó en claro en el plenario consultivo del lunes, los clubes están dispuestos a parar la pelota por esta temporada, ya que no hay acuerdo por los aranceles de los árbitros.
"Llegó el momento de que nosotros mandemos. Estamos dispuestos a que se pare el fútbol. Sé que vamos a perder plata, pero es la única manera", dijo Guaviyú con el apoyo del resto de los clubes, que decidieron tirar por tierra el último ofrecimiento económico a los árbitros y volver al original, el del IPC más el 2 por ciento de recuperación, sumado a bajar a tres el número de guardias dentro del terreno de juego.
El neutral Julio Garrasino dijo que "nunca hubo voluntad de un acercamiento. Da la sensación de que están jugando. No vi seriedad", al hacer referencia a los árbitros, que mantienen su aspiración de un 20 por ciento de aumento, es decir lo mismo que para las formativas. "Esta decisión es transparente y clara. Es pública y eso es un valor. Acá damos la cara y no sé si en otro lado se hace", tiró el presidente Manzor. Lo cierto es que este enredo se veía venir por parte de la Liga, que en su momento anunció un arreglo que en realidad no se había alcanzado. A tal punto que la neutral Sylvia Soza se comunicó en varias ocasiones con Walter Brajús, presidente de la Asociación de Árbitros del Interior de Fútbol, para informar y consultar determinadas situaciones.
La última comunicación fue realizada el viernes, cuando se preguntó cuáles eran los aranceles que cobran los árbitros en la región. Y los números son desparejos, porque en algunas Ligas se cobra un monto sensiblemente mayor al que pretenden los colegiados en Paysandú, y en otras reciben menos remuneración.
Previamente Soza le había anunciado al propio Brajús, vía telefónica, que se había acordado el 20 por ciento de aumento para las formativas, pero que la Liga veía complicado poder alcanzar un acuerdo en mayores.
¿Cuáles son las salidas? La primera, es que los clubes definitivamente se afirmen en que no haya fútbol. Pero será difícil que el Consejo cargue con la mochila de entrar en la historia por no haber competencia en 2015, teniendo además en cuenta el antecedente de que en su momento se aceptó en secreto el pago de lo reclamado por un árbitro agredido para poder continuar con la actividad. La segunda es que alguna de las partes afloje: que la Liga acepte el 20 por ciento, o que los árbitros valoren como positiva la última propuesta. Pero hoy, con el río revuelto, parece poco factible.
Por eso a esta altura, y teniendo en cuenta las comunicaciones de Soza con Brajús, no es de descartar que se requiera la mediación de la Asociación de Árbitros del Interior de Fútbol, que en su momento recomendó un aumento del 15 por ciento para dirigir mayores, e incluso fue la que aportó a la Liga el modelo del convenio de la contratación de servicios que iba a ser firmado en cuanto hubiera arreglo entre las partes.
Más allá del aspecto económico, lo que no se tocará es el número de guardias de seguridad, en virtud de que en el ámbito nacional del fútbol del Interior se exigen cinco: tres en la cancha y dos afuera.
Y la posibilidad de contratar árbitros de otro lado debe descartarse, teniendo en cuenta que en ese caso los colegiados de la Asociación de Árbitros del Interior no pitarán, por ejemplo, cuando los equipos de Paysandú que juegan la Copa Nacional oficien de local, por lo que deberían jugar como dueños de casa en otro departamento.