Paysandú, Martes 19 de Mayo de 2015
Opinion | 17 May “Recomiendo que ejerciten comprensión lectora con datos”, exhortó la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, tras la polémica a raíz de un documento presentado por el Mides, basado en la Primera Encuesta Nacional de Salud, Nutrición y Desarrollo Infantil, donde señala que la Asignación Familiar alcanza al 86% de los hogares más pobres y al 83,8% de los hogares con inseguridad alimentaria severa.
De acuerdo a estos datos, el 41,5% de los niños de 0 a 3 años padece inseguridad alimentaria y el 4,3%, inseguridad severa.
El licenciado en educación y titular de la División Salud de la Intendencia de Montevideo, Pablo Anzalone, escribió en cuenta de Twitter el pasado 12 de mayo, en el marco del Día Municipal del Alimento Saludable, que hay “31% de los niños con anemia. Supera el 40% en los niños entre 3 y 11 meses” y “en 70% de los niños la ingesta de hierro fue menor que la requerida”. Según @PabloAnzalone, el “60% de los niños” que participan en el Programa Uruguay Crece Contigo (UCC), “tienen parásitos”.
Por otro lado, señaló que el “bajo peso al nacer está estancado desde hace 30 años. No hay conciencia de la importancia de la prevención en este tema” y precisó que la “Encuesta de Salud, Nutrición y Desarrollo infantil muestra un subdiagnóstico en anemia. La generación de conocimiento es una línea clave”. Para Anzalone, el “4% de los niños pasan hambre en Uruguay. Pero nos cuesta decirlo”.
Claro que las comparaciones no resisten un mínimo nivel de análisis si se remontan a la crisis económica y en todo caso, se aprecia que --por el rango de edad-- no nacieron en aquellos años. Tampoco es un dato menor que el 38,1% de los encuestados reconoció que sintió “preocupación porque los alimentos se acabaron en su hogar”, tanto por falta de dinero como de otros recursos y que el 11,5%, “sintió hambre, pero no comió”.
Y si extendemos las dificultades a las condiciones habitacionales, hay uno de cada cuatro niños de 0 a 3 años en situación de hacinamiento, que se eleva al 44,5% de los hogares bajo la línea de pobreza. El 20% de ellos no convive con su padre, de los cuales casi la mitad de ese total no realiza aportes económicos.
Por otro lado, en Uruguay aumenta la densidad poblacional en áreas de alta vulnerabilidad social con la precarización habitacional y laboral. Dicho en otras palabras, aumentan los asentamientos irregulares y si hablamos de salarios, hay casi 700.000 uruguayos que ganan menos de $ 15.000 por mes. En este caso tampoco es de recibo la comparación con etapas anteriores, en tanto la remarcación de precios constantes --en algunos casos por encima del IPC-- revela un menor poder adquisitivo en productos de una canasta básica.
El ministro de Economía, Danilo Astori, en oportunidad del llamado a sala realizado en Senadores, también precisó que “sin dudas, todavía hay niños con hambre. Pero ahora hay un 9% menos de pobres y antes había 40%”. Obvió mencionar que el país ostenta otro PBI y una “caja” como nunca antes. Por eso, ejercer la comprensión lectora nos lleva a ahondar en una problemática no resuelta y para la cual, cualquier equiparación es relativa.
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